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Vieira Posada, Edgar (Editor)

El TLC Colombia Canadá, nuevo escenario para el comercio y la inversión / Edgar Vieira Posada (Editor). Colombia : Colegio de Estudios Superiores de Administración -CESA-.Dirección de Comunicaciones y Marketing, Centro de Estudios sobre Globalización e Integración — CEGLI 2014. Tomo III, 358 p.

Descriptores:

- Tratados de Libre Comercio — Colombia - Canadá -

- Tratados comerciales — Colombia - Canadá -

-Integración económica - Colombia - Canadá

© 2014 Colegio de Estudios Superiores de Administración -CESA

© 2014 Centro de Estudios sobre Globalización e Integración - CEGLI

© 2014 Edgar Vieira Posada [edgar.vieira@cesa.edu.co]

ISBN Digital: 978-958-8722-57-3

Comunicaciones y Marketing

Cra. 5A # 35 - 27 piso 3

Comunicaciones@cesa.edu.co

www.cesa.edu.co

Grupo de Investigación en Innovación y Gestión Empresarial

Centro de Estudios sobre Globalización e Integración - CEGLI

Línea de Investigación en Globalización y Gestión

Nombre del proyecto: Oportunidades en acuerdos de integración económica suscritos por Colombia e infraestructura necesaria.

Código: 40008

Bogotá, D.C., junio de 2014

Coordinación editorial:

Departamento de Comunicaciones y Marketing CESA

Corrección de estilo: José Ignacio Curcio Penen

Diagramación: José Ignacio Curcio Penen

Diseño de portada: Jesús Chaparro Tibaduiza

ePub por Hipertexto / www.hipertexto.com.co

PRÓLOGO

En su especial interés por contribuir a las acciones de internacionalización en que se encuentra empeñado el país, el CESA inició la Colección sobre Globalización e Integración del Centro de Estudios sobre Globalización e Integración -CEGLI-, mediante la cual se analizarán los diversos acuerdos de integración suscritos por el gobierno colombiano con distintas regiones del mundo desarrollado como Estados Unidos, la Unión Europea y Corea del Sur, y, en el entorno latinoamericano, con la Alianza del Pacífico.

Así, para iniciar la colección, a finales de 2012 se publicó “La globalización en un mundo en transformación”, obra de investigación escrita por el profesor Edgar Vieira, Coordinador del CEGLI, y a finales de 2013 “La transformación de China y su impacto para Colombia”, obra de divulgación de las nuevas realidades del gigante asiático, elaborada por investigadores de la Universidad EAFIT y del CESA, y personal de la firma consultora de negocios internacionales Araujo Ibarra & Asociados.

Este tercer tomo aborda en detalle la negociación realizada entre los gobiernos de Colombia y Canadá, la cual constituye un desafío para el exportador nacional que, acostumbrado hasta ahora a trabajar en los mercados vecinos de Estados Unidos y México, poco había incursionado en el área canadiense. Este nuevo mercado ofrece varios atractivos, entre otros, ser una de las áreas más importantes en el contexto mundial en cuanto a su capacidad adquisitiva, además del renovado interés del gobierno canadiense por profundizar y extender sus relaciones comerciales a las diferentes regiones del planeta, en este caso, en Latinoamérica, donde ya ha celebrado acuerdos comerciales con México, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá y Honduras.

Con esta obra divulgativa el CESA aspira a difundir y hacer más accesible al empresario colombiano el conocimiento e interpretación de los instrumentos establecidos en el acuerdo comercial con Canadá (en vigencia desde agosto de 2011), acuerdo de segunda generación que, además de liberar el intercambio de bienes, libera también el de servicios y abre importantes oportunidades para la inversión.

A pesar de su reducida población, Canadá forma parte del denominado mundo desarrollado gracias, entre otros factores, a los volúmenes de su comercio al aprovechar la vecindad de los Estados Unidos, a la composición de su economía sustentada fundamentalmente en el sector de los servicios y a la importante dotación de recursos minero-energéticos de electricidad, petróleo y gas. El éxito en la explotación de estos recursos se debe, principalmente, a la adecuada reglamentación de las prácticas para el sector (en lo cual puede apoyar a Colombia) y a los importantes niveles de inversión desarrollados para estos rubros en años recientes.

El potencial de las exportaciones colombianas a este nuevo mercado ha sido identificado detalladamente por las oficinas comerciales de Proexport Colombia y, mediante el Plan de Transformación Productiva del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, con el apoyo de Bancoldex, se viene trabajando en la adecuación de una oferta exportable competitiva.

Las acciones del sector público colombiano deberán ser complementadas por los sectores privados que intervienen en la producción, los cuales, a través de esta publicación que el CESA pone a su disposición, podrán conocer las condiciones para el uso adecuado de los diversos instrumentos del tratado de libre comercio con Canadá, así como los productos de mayor potencial, tanto en bienes como en servicios para exportar al mercado canadiense. Al sector productivo le corresponde, pues, lograr un aprovechamiento efectivo de las condiciones del TLC con Canadá.

José Manuel Restrepo Abondano

Rector del CESA

Prólogo

Figura 1
División política de Canadá
Provincias y capitales

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INTRODUCCIÓN

Con esta obra el Centro de Estudios sobre Globalización e Integración -CEGLI- completa su tercera entrega de la Colección Globalización e Integración, iniciando así los trabajos orientados a explorar las condiciones y posibilidades de los tratados de libre comercio negociados por el gobierno colombiano en los últimos años. El TLC con Canadá fue el primero de los tratados celebrados con un país desarrollado luego de años de negociaciones con miras a lograr condiciones de integración en el entorno latinoamericano y caribeño.

Canadá, en el lenguaje local de los Hurón Iroquois, significa aldea o asentamiento (Araujo Ibarra & Asociados, 2008) y es actualmente el país más grande del continente americano, el segundo en extensión del mundo (casi 10 millones de kilómetros cuadrados) y uno de los mercados de mayor capacidad adquisitiva. El país, identificado entre otros símbolos por la hoja de arce, el castor o la policía montada, está bastante deshabitado a pesar de su extensión (un poco más de 35 millones de habitantes) y más del 60% de la población se concentra en el centro del país, en la región de los grandes lagos. Su clima se caracteriza por fríos invernales que superan en algunas zonas los 40 grados centígrados bajo cero, lo cual es una de las principales razones de su bajo poblamiento.

Políticamente se define como una monarquía constitucional, una democracia parlamentaria y una federación, donde el jefe de Estado es la Reina Elizabeth II, representada en el territorio canadiense por un gobernador general, y el jefe de gobierno un primer ministro. En las últimas décadas ha habido una alternancia ordenada y democrática entre los partidos Liberal y Conservador, este último encargado actualmente del gobierno. Igualmente, coexisten en el territorio canadiense: el Nuevo Partido Democrático (New Democratic Party o NDP), un partido miembro de la Internacional Socialista creado a comienzos de los años sesenta; un pequeño partido verde, y, desde la década de los años noventa, el partido del Bloque de Quebec (Bloc québécois), partido nacionalista y secesionista cuyo objetivo se centra en la defensa de los intereses de la provincia de Quebec.

Y es que Canadá fue un territorio colonizado inicialmente en su vertiente del Atlántico por Francia, la cual, luego de perder la guerra de los Siete Años contra los británicos, se vio obligada a ceder, por el Tratado de París de 1763, la “Nueva Francia”. Esta ocupación territorial por los dos países europeos le otorgó a Canadá la característica de dualidad idiomática, y las maneras de ser propias del savoir vivre francés y de la flema británica, lo cual conlleva diferencias como la del sistema jurídico, que para la parte francófona corresponde al Código Civil francés, mientras que para el resto del país rige el sistema anglosajón. Igualmente, ha conducido al desarrollo de una estructura de gobierno federal, donde la parte de habla francesa de la provincia de Quebec ha consolidado una mayor autonomía dentro del Estado canadiense, después de haberse aproximado, a mediados de la década de los años noventa, a su independencia por el voto popular.

De las diez provincias y tres territorios que componen el país, es precisamente la provincia de Quebec la de mayor tamaño -un 15% del territorio y una quinta parte de la población-. Su capital Montreal, es la segunda ciudad de Canadá (unos cuatro millones de habitantes), después de Toronto, la más poblada (unos seis millones), localizada en la provincia vecina de Ontario, en donde igualmente se encuentra la capital del país, Otawa (con más de 1.5 millones de habitantes); mientras que sobre la costa pacífica se asienta la tercera ciudad en población, Vancouver (cercana a los 2.5 millones de habitantes), en la provincia de Columbia Británica, con presencia de fuerte migración asiática. La población total del país, según cifras recientes de octubre de 2013, asciende a 35.295.770 habitantes (Statistics Canada, 2014).

Además de esta característica de convivencia de los pueblos francófono y anglófono, el Canadá posee una estructura multicultural muy marcada, producto de la presencia de las primeras naciones o pueblos nativos protegidos por el Estado y de las distintas migraciones de diversa procedencia. Esta estructura multicultural es reconocida formalmente por la legislación, donde sobresale la Ley del Multiculturalismo Canadiense (Canadian Multiculturalism Act) aprobada en 1988. Los procesos de migración selectiva han dado como resultado la presencia de importantes grupos poblacionales de migrantes asiáticos ingresados por la Costa Pacífica (establecidos principalmente en Vancouver, como hemos dicho), y de otras nacionalidades europeas, latinoamericanas y del Caribe, que deberán ser tenidas en cuenta al momento de precisar nichos de mercado.

La naturaleza multicultural de Canadá será cada vez más benéfica en la naciente economía global. Las empresas canadienses ya reconocen estos beneficios y están obteniendo su fuerza de trabajo de la diversidad cultural, adquiriendo así las habilidades idiomáticas y culturales necesarias para competir con éxito en los mercados internacionales (Araujo Ibarra & Asociados, 2008: 14).

Canadá es, a nivel internacional, una de las potencias mundiales integrante del G-7 (el foro mundial en que se adoptan las orientaciones económicas y políticas que guían el planeta), denominado luego G-8 con el ingreso de Rusia, convertido actualmente en el G-20 con la incorporación de países emergentes de los distintos continentes. Un elemento característico del posicionamiento internacional de Canadá es su política de cooperación para el desarrollo a través de organismos como la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional -ACDI- (CIDA, por sus siglas en inglés); así, en 2008 Canadá promulgó la Bill C-293 o Better Aid Bill (Ley para Ofrecer una Mejor Ayuda) a fin de asegurar la transparencia en la asistencia que ofrece al mundo, y en 2009 definió en el informe “Canadá y las Américas, Prioridades y Progreso 2009”, los tres grandes hilos conductores de la Cooperación Internacional para el Desarrollo -CID- puesta en marcha por el país: gobernabilidad democrática (fortalecimiento institucional y prácticas democráticas), prosperidad económica (economías dinámicas, inversión responsable y mercados abiertos) y seguridad (prevención de amenazas referidas al comercio y consumo de drogas, al crimen organizado, a las pandemias y a los desastres naturales) (SELA, 2012: 11-12).

Canadá reúne todas las características de un país desarrollado: de acuerdo con su estructura productiva, para 2009 los servicios representaban el 78% del PIB, mientras que otros sectores reconocidos de la actividad económica canadiense, como la minería (cerca del 5% del PIB), representaban en 2008 el 35 % de las exportaciones totales (OMC, 2011). Igualmente, Canadá es un importador significativo de servicios, lo que constituye un reto para el aprovechamiento del TLC, procurando desarrollar, a la par de la comercialización de productos, la exportación de servicios, con una visión dirigida más al cliente que al producto.

Además, es el segundo productor de energía hidroeléctrica en el mundo, modalidad que representa casi el 62% de su producción total de electricidad, rubro que exporta a los Estados Unidos en el marco de la red integrada de distribución de energía eléctrica de América del Norte. Así mismo, Canadá es el tercer productor mundial de gas natural después de Rusia y Estados Unidos, y el sexto productor de petróleo con reservas comprobadas que lo sitúan en el tercer lugar después de Arabia Saudita y Venezuela; un 97% de dichas reservas está constituido predominantemente por arenas bituminosas. El país sobresale igualmente por disponer de la bolsa de valores de minerales más importante del planeta (OMC, 2011).

En 2009 la industria automotriz representó la segunda actividad manufacturera del país -después de la elaboración de alimentos, bebidas y tabaco-, y el principal rubro de exportación (el 95% del volumen exportado correspondió al vecino mercado de los Estados Unidos), viéndose afectada por la apreciación del dólar canadiense cuya consecuencia ha sido una disminución de las exportaciones ante el traslado de la producción a lugares con mano de obra más barata (OMC, 2011: 136). Por su parte la industria aeroespacial es la quinta más importante del mundo, aunque recientemente ha experimentado un debilitamiento en su participación en el mercado mundial de aviones, sistemas aeroespaciales y componentes (OMC, 2011: 139).

En materia de infraestructura, la enorme extensión de su territorio lo ha obligado a desarrollar un amplio y eficiente sistema de transporte en sus distintas modalidades: marítimo, férreo, carretero, fluvial y portuario. En carreteras, por ejemplo, supera el millón de kilómetros de vías, de las cuales casi la mitad están pavimentadas; cuenta con cerca de 50.000 kilómetros de vías férreas; más de 1.400 aeropuertos, trece de ellos internacionales; quince puertos marítimos, siendo los principales los de Vancouver, Montreal y Toronto, los situados en la vía marítima del río San Lorenzo, y el puerto de Halifax, en Nueva Escocia, sobre la costa oriental; es importante señalar que también se puede entrar al Canadá por puertos fronterizos situados en los Estados Unidos (Oficina Comercial de Ecuador, 2010: 43).

A raíz de la crisis financiera mundial, originada en 2008 en territorio estadounidense, Canadá ha demostrado ser uno de los integrantes del G-8 que mejor ha sorteado la situación mediante el establecimiento de un “Plan de Acción Económica”. Aunque se mantiene como el principal destino y abastecedor de mercancías, la recesión le hizo perder a Estados Unidos participación en el comercio con Canadá en beneficio de China, la cual, durante el período 2006-2010, incrementó su peso relativo en las importaciones canadienses, que pasaron de un 8,7 a un 11%. Dada su vecindad geográfica con el principal importador mundial, Estados Unidos, la economía canadiense se ha volcado al exterior de su área de influencia, lo que le permite alcanzar elevadas cifras de comercio internacional: el comercio de bienes y servicios representaba en 2009 un 60% de su PIB, cifra inferior en casi diez puntos a la existente antes de la desaceleración de la economía mundial en que casi llegó al 70% (OMC, 2011).

Canadá es un país particularmente importante y atractivo, con sólidas condiciones de acceso a nuevos mercados, pues es el primer importador per cápita del mundo: con una población aproximada de 35 millones de personas realiza importaciones por más de CAD$400.000 millones (moneda un poco más valorizada que el dólar estadounidense); además, durante los últimos años ha otorgado especial atención a la ampliación del acceso canadiense a los mercados mundiales por medio del comercio y las inversiones, para lo cual ha elaborado una “Estrategia Comercial Mundial” que le ha permitido dedicar mayores esfuerzos a la conclusión de acuerdos comerciales y de inversiones, entre los que se encuentra el suscrito con Colombia.

En esta línea de crear condiciones para un mejor acceso, procedió a continuar con la reducción de aranceles, con lo cual “el promedio simple de los aranceles NMF aplicados del Canadá descendió del 6,5% en 2006 al 5,4% en 2010”. Sin embargo, los aranceles siguen siendo muy elevados para determinados productos agropecuarios, en particular los lácteos, con un promedio para los aranceles NMF fuera del contingente del 237,3% (OMC, 2011: X).

El Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Canadá, en vigor desde el 15 de agosto de 2011, forma parte del naciente interés de ese país por establecer mejores relaciones comerciales con América Latina y el Caribe. Precedieron al acuerdo con Colombia los celebrados con México en 1994, con Chile en julio de 1997, con Costa Rica en noviembre de 2002, con Perú en agosto de 2009, recientemente con Panamá en abril de 2013 y con Honduras en noviembre de ese mismo año.

Es muy interesante, y similar en algunos aspectos, la situación que se presenta con la experiencia de Chile en su TLC con Canadá: en ambos casos fue la primera firma de un TLC que realizaron con un país desarrollado y, aunque se partía de un comercio prácticamente inexistente, la expectativa incluía opciones importantes para conseguir una diversificación en los intercambios. Es de destacar cómo Chile, encontrándose al otro extremo del continente y habiendo contado por años con una balanza comercial desfavorable, logró volverla favorable desde que su relación comercial se ha regido por un TLC.

El acuerdo comercial entre Colombia y Canadá se firmó luego de cinco rondas de negociación; es un tratado de libre comercio de segunda generación que incluye tres campos fundamentales: en primer lugar, los temas relacionados con el acceso a los mercados, en los que se incluyen aspectos tales como las mercancías (agrícolas y no agrícolas), las reglas de origen, los procedimientos de origen y facilitación del comercio, las medidas sanitarias y fitosanitarias, los obstáculos técnicos al comercio y las medidas de defensa comercial; en segundo lugar, los nuevos temas del comercio internacional tales como la inversión y los servicios, con sus aspectos puntuales representados por el comercio transfronterizo de servicios, las telecomunicaciones, los servicios financieros y el ingreso temporal de agentes de negocios, y, en tercer lugar, los temas transversales que establecen las disciplinas a las que se deben someter las actividades comerciales de ambos países, es decir, las políticas de competencia, los asuntos laborales y ambientales, la contratación pública, el comercio electrónico, la cooperación relacionada con el comercio y la solución de controversias (MinCIT 2, 2012).

Por ser Canadá un país de marcadas estaciones, representa un potencial para la exportación de productos frescos, sobre todo, y en particular, durante sus crudos inviernos. A pesar de su enorme extensión, la tierra cultivable solo representa el 4,5% de la superficie total; así, la proporción de importaciones de productos agropecuarios aumentó su participación en el período 2006-2010 en un 8,2% del total de importaciones (OMC, 2011). Aunque los climas de los dos países son supremamente diferentes, ello no excluye que puedan existir producciones locales de bienes sustitutos, como ocurre con la caña de azúcar, producto que deberá esperar diecisiete años para ingresar totalmente libre de aranceles al mercado canadiense en razón a que este país desea proteger su producción de azúcar a base de remolacha. Igual ocurre con el sector de los lácteos, donde algunos renglones sensibles quedaron excluidos durante más de diez años, así como en el sector avícola, o los bienes pecuarios tales como las carnes bovina y porcina, donde existen contingentes de importación y se aplicará la salvaguardia como mecanismo adicional de defensa.

Colombia inició el aprovechamiento del TLC con un aumento del 29% durante el primer año en sus exportaciones de flores, confecciones, productos de cuero y cosméticos, logrando controlar el 60% del mercado de las flores, después de una fuerte presencia del mercado ecuatoriano. Sin embargo, debido a que apenas han transcurrido cerca de tres años después de su implementación -comenzó en agosto de 2011-, el TLC con Canadá presenta todavía situaciones de altibajos comerciales que es preciso modificar, pues las cifras colombianas aún no logran un comportamiento estable.

Canadá ingresa al mercado colombiano con productos agropecuarios, principalmente carnes frías de res y cerdo, granos y cereales. Colombia, por su parte, exporta actualmente bienes tradicionales como café, petróleo, carbón, banano y flores (rosas y claveles), aunque comienzan a manifestar crecimiento los renglones de textiles y calzado. Canadá es un importante proveedor de bienes agrícolas distintos de los tradicionales, pues se importa fundamentalmente trigo, rubro en el que es uno de los mayores y más eficientes productores mundiales, y lentejas, las cuales no se producen en el país. Esto se complementa con papel periódico, del que Colombia se abastecía principalmente de Chile, o equipos de transporte como camiones para trabajo pesado en las minas.

En los primeros datos de finales de 2013 sobre aprovechamiento del TLC con Canadá, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo señaló el comienzo de la diversificación de las exportaciones a nivel de productos y de empresas exportadoras con el envío de 154 nuevos artículos, elaborados por 327 nuevos productores, en variados renglones que van desde pañuelos y toallitas faciales, brocas diamantadas, calzado impermeable, melaza de caña y aguacate, hasta cápsulas de gelatina para envasar medicamentos, cacao en polvo y calcetines de lana (MinCIT, 2013).

En cuanto a los sectores atendidos por las nuevas empresas, 134 de ellas exportaron manufacturas e insumos, 116 productos de la agroindustria, 75 enviaron prendas de vestir y solo 2 facturaron servicios. Por regiones exportadoras, de las 327 nuevas empresas exportadoras 157 tienen asiento en Bogotá, 83 en Antioquia, 28 en Cundinamarca, 16 en el Valle del Cauca, 7 en Risaralda y una en Quindío. Y en relación con los nuevos productos, 61 son de Bogotá, 49 de Antioquia, 17 de Valle del Cauca, 9 de Cundinamarca, 7 de Bolívar, 3 de Risaralda, 3 del Atlántico, 2 de Nariño, uno de Magdalena, uno del Quindío y uno de Santander (MinCIT, 2013).

Son conocidas las estrictas condiciones de las autoridades canadienses en el otorgamiento de visados para ingresar a su país, sin embargo, mediante el TLC se logra una flexibilización para permitir la movilidad de personas que trabajen en empresas de ambos países. Canadá, por su parte, considera las exigencias de nuestro país en materia de licencias ambientales como uno de los mayores obstáculos para realizar excelentes negocios con Colombia.

En materia de inversiones, Canadá ha venido incursionando en nuestro país en sectores como el carbón, el petróleo, los metales preciosos (especialmente el oro), el gas natural, las energías renovables, el sector inmobiliario, la hotelería y el turismo, habiendo ocupado entre 2000 y 2010 el tercer lugar entre los países más desarrollados, con un 7,3% de la inversión extranjera directa en Colombia (Proexport, 2011).

Así, se han vinculado empresas ya conocidas en el panorama nacional tales como Pacific Rubiales Energy, Petrominerales de Colombia, Talisman Colombia Oil & Gas y Nexen Petroleum en el sector petrolero; Medoro, Greystar Ressources y CIT colombiana en el sector minero; o compañías como TransCanada Pipelines a través de Transgas de Occidente, Kruger con inversión en Papeles Nacionales, McCain en alimentos procesados a través de Congelagro, o Synergex de logística y software a través de Synergex de Colombia, entre otras. En la nueva tendencia mundial hacia la tercerización de servicios se han producido inversiones canadienses en la prestación de servicios BPO -Business Process Outsourcing-, de CNC Lanalin International para ingeniería y construcción, de Saxon Services para petróleos y de Macleod Dixon para servicios legales empresariales (Proexport Colombia, 2011). Más recientemente es de destacar la inversión hecha por el Scotiabank con la adquisición en 2011 del 51% de las acciones del banco Colpatria, con una inversión estimada de US$1.000 millones.

Estructura de la obra

La obra está dividida en once capítulos. En el Capítulo 1 el embajador de Colombia en Canadá, Nicolás Lloreda Ricaurte, comenta las características del sistema de gobierno canadiense, el desarrollo de las relaciones diplomáticas entre las dos naciones (que llega ya a los sesenta años), algunos nuevos elementos de la diplomacia canadiense, los asuntos de cooperación correspondientes a la relación político-económica y los comportamientos de la relación económica mediante el TLC.

En el Capítulo 2 quien escribe esta introducción evalúa la reciente política de relacionamiento comercial desarrollada por Canadá en su articulación con el mundo, y su aproximación a América Latina en un contexto institucional interno regional muy particular. Así mismo, comenta algunos instrumentos de política comercial en el marco de lo establecido por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los resultados de Canadá en términos de exportaciones e importaciones. Finalmente, hace un análisis de la estrategia canadiense de acceso a los mercados de las principales regiones del planeta, con énfasis en lo adelantado con Latinoamérica que contextualiza la negociación hecha con Colombia.

En el Capítulo 3 el investigador José Rojas, de la Universidad de Carleton en Otawa, Canadá, analiza el impacto de variables macro, como el ingreso, y micro, como la cultura nacional, y sus dimensiones en el comportamiento de los consumidores tanto de Canadá como de Colombia. Tomando como punto de partida las características del consumidor internacional, Rojas desarrolla un análisis entre consumidor canadiense y consumidor colombiano, de acuerdo con conceptos tales como la distancia cultural y las cuatro dimensiones de la cultura nacional que indican características propias y diferentes de los consumidores en cada país.

En el Capítulo 4 los investigadores Moses Kiggundu, Aareni Uruthirapathy y Chris Smith, de la Universidad de Carleton, trabajan comparativamente el tema de la construcción de una estructura institucional para el beneficio mutuo en materia de desarrollo y negocios, con base en el análisis del perfil de ambas economías, su situación competitiva, las necesidades básicas, el mejoramiento de la eficiencia y la innovación, y la solución de controversias para la realización de negocios entre Canadá y Colombia.

En el Capítulo 5 la investigadora Diane Isabelle, también de la Universidad de Carleton, estudia los procesos de creación de firmas a través de las figuras de empresas incubadoras y aceleradoras de procesos de emprendimiento, a la vez que realiza un breve recorrido por distintos lugares del mundo con el fin de analizar los avances de las incubadoras de negocios en los países más exitosos, evaluando igualmente las barreras a superar, el entorno externo, el impacto, las mejores prácticas y las tendencias.

En el Capítulo 6 la Directora Ejecutiva de la Cámara Colombo Canadiense, Olga Fernández de Soto Londoño, y el director del Comité del TLC con Canadá, Andrés Forero Medina, hacen un balance de los primeros resultados obtenidos con dicho TLC en sus escasos dos años y medio de puesta en aplicación, abordando los instrumentos de acceso preferencial al mercado canadiense en materia arancelaria, las restricciones no arancelarias, las subvenciones a la exportación, las restricciones a la importación, las normas de origen, y comentando la situación de la balanza de exportaciones y de importaciones de los dos países.

En el Capítulo 7 el consultor en comercio internacional y miembro del CEGLI, Luis Loaiza Mendoza, partiendo de la composición del comercio exterior colombiano y de algunos instrumentos tales como la eliminación de aranceles, las restricciones, las medidas sanitarias, los obstáculos técnicos al comercio, las reglas de origen y las medidas de defensa comercial, presenta un análisis sobre las potencialidades de exportación de Colombia a Canadá con base en las condiciones de acceso estipuladas en el TLC para dicho mercado.

En el Capítulo 8 el consultor Ricardo Duarte Duarte, ex Jefe negociador del TLC con Canadá, trata el sector de los servicios y explica el alcance de un articulado fundamentado en el Acuerdo General de Comercio de Servicios (AGCS) de la OMC en aspectos de trato nacional y nación más favorecida, excepciones, acuerdos de reconocimiento mutuo, licencias temporales, transferencias y pagos, y denegación de servicios. Así mismo, analiza el tema del comercio transfronterizo de servicios según los modos de suministro y la entrada temporal de personas de negocios, ya que los servicios de telecomunicaciones y financieros tienen sus propios capítulos en el TLC. Finaliza señalando algunas posibilidades para Colombia en la venta de servicios al mercado canadiense.

En el Capítulo 9 el ex presidente nacional de ACOPI, José Miguel Carrillo Méndez, se ocupa de la situación y las acciones a desarrollar por parte de las Pymes para aprovechar un TLC como el de Canadá, responsabilidad que recae en las micro empresas de acumulación (distintas de las micro empresas de subsistencia), y en las pequeñas y medianas empresas. Aborda, además, varios de los denominados factores ocultos que limitan las condiciones de competitividad y dificultan una inserción internacional idónea del pequeño empresario, sector de presencia importante en la economía nacional en quien recae buena parte del debido aprovechamiento de los tratados comerciales.

En el Capítulo 10 Silvia Trujillo aborda el tema de responsabilidad social empresarial, en el cual Canadá tiene mucho para aportarle a Colombia gracias a sus políticas de cooperación internacional; la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional (ACDI) eligió a Colombia como uno de los países con los cuales trabajar en esta área para lograr un crecimiento económico sostenible. La autora explica la combinación de acciones entre gobierno y empresas canadienses que, para el caso del TLC con Colombia, tiene especial importancia por la vinculación de empresas mineras extractivas y el apoyo a la responsabilidad social empresarial en el sector de la extracción.

Finalmente, en el Capítulo 11 la investigadora Isabel Rodríguez Arana, de la Universidad del Desarrollo de Santiago de Chile, presenta algunos antecedentes de la relación entre Chile y Canadá con el fin de analizar el contexto en el que se llevó a cabo la negociación de un TLC entre su país y Canadá, en un marco de influencias externas de otras negociaciones como las del NAFTA y de la APEC. La autora evalúa en particular los resultados económicos del TLC puesto en marcha en 1996 para Chile, y lo actualiza con recientes incorporaciones al tratado, lo que constituye una significativa experiencia de la cual pueden aprender los empresarios colombianos.

Esperamos que los temas tratados en esta obra contribuyan a un mejor entendimiento y aprovechamiento de las posibilidades que abre el TLC entre Colombia y Canadá.

Edgar Vieira Posada

Bogotá, febrero de 2014

CAPÍTULO 1
COLOMBIA Y CANADÁ: RELACIONES BILATERALES SESENTA AÑOS DESPUÉS

Nicolás Lloreda Ricaurte{*}

Introducción

Las relaciones bilaterales entre Colombia y Canadá cobran cada vez mayor importancia pues la diversificación del comercio y el significativo incremento de la inversión canadiense en Colombia se han convertido en factores de gran trascendencia en la evolución de la política exterior colombiana.

Canadá ha sido un buen socio cuyos aportes han contribuido sustancialmente al desarrollo económico y social, no solo por su disposición a trabajar e invertir en Colombia a través tanto de las importaciones como de las exportaciones, sino porque es un país que puede brindar una amplia experiencia en el manejo adecuado de muchas políticas públicas tales como la ambiental, la minera, la energética, el manejo de las comunidades indígenas, sobre todo en un eventual escenario post-conflicto.

Este capítulo pretende describir brevemente en qué consisten las relaciones entre los dos países, para lo cual el escrito se divide en cuatro secciones principales: i. Una breve descripción de Canadá; ii. Un recorrido por el inicio de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Canadá; iii. Los cambios recientes en la política exterior de Canadá, y iv. Los avances en asuntos de cooperación y economía entre los dos países.

Canadá y su sistema de gobierno

Canadá es el segundo país de mayor extensión territorial en el mundo después de Rusia, casi nueve veces más grande que Colombia. Su población actual asciende a 35 millones de habitantes; sin embargo, su densidad poblacional es una de las más bajas a nivel mundial, con solo 3,4 habitantes por kilómetro cuadrado, debido a que, en su mayoría, el territorio norte se encuentra deshabitado. A continuación se presenta un mapa con la división política del territorio canadiense.

Figura 2
Canadá: división política

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Es importante diferenciar las provincias de los territorios, ya que las primeras cuentan con autonomía para ejercer poderes constitucionales, mientras que los territorios ejercen poderes delegados bajo la autoridad del Parlamento canadiense.

Guardadas las proporciones, Canadá presenta varias características similares con Colombia. Desde el punto de vista topográfico, tres barreras naturales transversales se extienden a través de su territorio: los Apalaches, las Montañas Rocosas y el Escudo Canadiense. Igualmente, el país cuenta con grandes conjuntos hidrográficos compuestos por ríos y lagos que cubren aproximadamente el 8,9% de la superficie, lo cual representa el 7% de los recursos hidrográficos renovables del mundo. Estos conjuntos son precisamente los que permiten la comunicación entre los diferentes territorios y provincias del país. De la misma manera, constituyen la fuente de energía hidroeléctrica y se encargan de abastecer alrededor del 62% del consumo eléctrico nacional.

El territorio colombiano ocupa una superficie de 1’139,000 kilómetros cuadrados y está dividido en 32 departamentos descentralizados; en contraste, el territorio canadiense ocupa una superficie de 9,984,670 kilómetros cuadrados y está dividido en diez provincias (Ontario, Quebec, Nueva Escocia, Nuevo Brunswick, Manitoba, Columbia Británica, Isla del Príncipe Eduardo, Saskatchewan, Alberta, y Terranova y Labrador) y tres territorios (Yukón, Territorios del Noroeste y Nunavut).

Canadá opera bajo un sistema federal democrático, manteniendo como marco general una monarquía constitucional representada por la Reina Isabel II como cabeza del Estado. El Gobierno lo ejerce el Primer Ministro, quien es el líder del partido político mayoritario en la Cámara de los Comunes, aunque también existe un cargo de Gobernador General, comisionado para reemplazar a la Reina en las funciones protocolarias y con la facultad de convocar a un nuevo gobierno.

A diferencia del sistema presidencial, en el sistema parlamentario el poder radica en el Primer Ministro y en el gabinete ministerial, el cual está integrado por miembros del parlamento por lo que existe un vínculo muy estrecho entre el poder ejecutivo y el poder legislativo, y necesariamente el Gobierno debe contar con una clara mayoría en la Cámara de los Comunes que apoye y vote sus iniciativas para llevar a cabo la agenda gubernamental.

Si el gobierno es mayoritario, como lo es el actual desde el año 2009, su poder es muchísimo mayor que el de un presidente en un sistema republicano. El gobierno mayoritario controla al partido y puede retirarle el aval a un miembro del parlamento antes de las elecciones, con lo cual los incentivos para que un miembro del partido de gobierno se oponga a las iniciativas del mismo son menores: al controlar el parlamento, el partido de gobierno puede acelerar la promulgación de las leyes.

Canadá cuenta con cinco partidos políticos: el partido conservador, el partido liberal, el nuevo partido democrático, el bloque quebecois, y el partido verde canadiense. El actual Primer Ministro, Stephen Harper, es el líder del partido conservador, el cual, a su vez, mantiene la mayoría parlamentaria. Por su parte, el nuevo partido democrático representa actualmente la oposición oficial al Gobierno.

Un muy alto desarrollo económico con un Producto Interno Bruto -PIB- aproximado de US$1.8 trillones y un PIB per cápita cercano a los US$52.000, hace de Canadá la décima economía más grande del mundo; además, forma parte de prestigiosas organizaciones internacionales tales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Grupo de los ocho (G8), el Grupo de los 20 (G20), la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Su desarrollo ha sido fruto, entre otras cosas, de la buena explotación de los recursos naturales, donde priman los hidrocarburos, el gas, la madera y la minería en general. Sin embargo, como ha sido evidente en varios países, no es suficiente contar con amplias reservas de recursos naturales para lograr un profundo desarrollo económico: el éxito de Canadá radica en que la explotación de sus recursos se ha dado a partir de una adecuada reglamentación de estas prácticas, soportada por un sector financiero muy fuerte y, además, teniendo a Estados Unidos como su principal socio comercial. No obstante el éxito en la explotación de sus recursos, el sector servicios sigue siendo el gran empleador de los canadienses, ocupando, según las estadísticas oficiales para el año 2012, aproximadamente tres cuartos del mercado laboral.

Canadá se ha caracterizado por ser uno de los mayores exportadores de bienes agrícolas del mundo gracias a su vasto territorio, además, sus extensas costas, tanto en el Océano Pacífico como en el Atlántico, le han permitido desarrollar una importante industria para la explotación de los recursos marinos.

Pero sus mayores éxitos, sin lugar a duda, son aquellos relacionados con la inclusión social, el altísimo nivel educativo y la cobertura de salud para todos sus ciudadanos.

El inicio de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Canadá

En 2013 se cumplieron sesenta años de iniciadas las relaciones diplomáticas entre Colombia y Canadá; han sido seis décadas de relaciones bilaterales en el ámbito diplomático y de mutua cooperación en diversos y muy importantes aspectos de la política, tanto exterior como interior, que han brindado grandes beneficios a los dos países.

En 1953 se formalizaron las relaciones diplomáticas entre los dos países con el establecimiento de las respectivas misiones diplomáticas y el correspondiente nombramiento de embajadores. En este primer establecimiento de la misión diplomática fue nombrado como representante del Gobierno colombiano en Canadá el señor Carlos Martínez Aparicio y por el Gobierno de Canadá el señor Edmond Turcotte (De Bedout, 1998: 155). Como sucede con la mayoría de países, las relaciones entre Colombia y Canadá no fueron particularmente intensas en un comienzo; sin embargo, han tenido una lenta pero constante evolución y siempre se han caracterizado por su cordialidad, por un diálogo diplomático permanente y unas relaciones económicas provechosas.

Según relata Paul de Bedout en su estudio histórico de las relaciones colombo-canadienses, realizado mientras se desempeñaba como Ministro Consejero en la Embajada de Colombia en Canadá, éstas tuvieron un primer acercamiento de importancia en 1968 luego de la visita a Colombia de una delegación canadiense presidida por el Ministro de Relaciones Exteriores, Mitchell Sharp, junto con el ministro de Industria y Comercio, Jean Luc Pepin, el ministro de Minas y Energía, J. J. Greene, y el Secretario de Estado Gérard Pelletier. En esta visita oficial también participaron varios funcionarios de los departamentos de Asuntos Exteriores, de Industria y Comercio, de la Secretaría de Estado, así como de funcionarios de la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional, de la Corporación de Crédito a la Exportación (Export Development Canada - EDC por sus siglas en inglés), del Canada Council, de la Galería Nacional de Arte, de la Junta Cinematográfica Nacional y de la Canadian Broadcasting Corporation (CBC) (De Bedout, 1998: 155).

Esta visita de alto nivel, en la cual participaron varios departamentos y entidades estatales, creó una amplia inclusión en materia de diálogo bilateral y generó mayor interés por parte de Canadá en Colombia y de Colombia en Canadá.

Si bien esta visita impulsó el diálogo diplomático y generó mayor interés entre los dos países, Canadá ya participaba en diversos asuntos latinoamericanos y en organizaciones internacionales relacionadas con ellos. Además de cooperar en proyectos de crédito para el desarrollo latinoamericano (a través del Banco Interamericano de Desarrollo) en los cuales Colombia actuaba como beneficiario, también colaboraba estrechamente con los países latinoamericanos en los oficios del Comité de Desarme de las Naciones Unidas y en la liberación de la amenaza del armamento nuclear en la región, así como en los programas de asistencia técnica de las Naciones Unidas, del Banco Mundial y de la Agencia Internacional de Desarrollo Económico en América Latina (De Bedout, 1998: 156) .

Un documento publicado por el Departamento de Asuntos Exteriores de Canadá en 1970 impulsó notoriamente el diálogo entre los dos países, y en general con América Latina. El documento titulado Foreign Policy for Canadians: Latin America (“Política Exterior para canadienses: Latinoamérica”) contribuyó en el acercamiento de Canadá con los países de la región, entre ellos Colombia, señalando la pretensión de estrechar y diversificar los nexos con los países al sur de los Estados Unidos mediante el establecimiento de una estructura diplomática y comercial adecuada (De Bedout, 1998: 158).

A partir de la publicación del documento se sucedieron las visitas oficiales (de gran importancia para los dos países), incluida una visita del entonces ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, Don Jamieson, que buscaba estrechar el acercamiento político, económico y comercial de Canadá con Colombia. Durante esta visita, en 1977, se firmaron tres acuerdos de cooperación técnica y científica, así como un acuerdo comercial donde Canadá concedía a Colombia acceso al sistema de preferencias arancelarias canadiense (De Bedout, 1998).

Otro hito en el desarrollo de las relaciones entre los dos países fue el ingreso de Canadá a la Organización de Estados Americanos -OEA- en 1990. Desde allí, como se verá más adelante, Canadá ha contribuido al desarrollo de Colombia a través de políticas de cooperación y financiación de programas institucionales de alto impacto en la sociedad. Por ejemplo, actualmente Canadá brinda una importante ayuda a la Misión de Apoyo al Proceso de Paz -MAPP-, la cual juega un rol destacado en la verificación del cumplimiento de los acuerdos con grupos alzados en armas.

Las relaciones entre los dos países han experimentado un sustancial avance durante los últimos quince años, el cual, junto con el desarrollo en el diálogo bilateral, se debe, entre otros factores, a la visión similar que comparten ambos países con respecto a los asuntos que enmarcan a la comunidad internacional y, en particular, a la comunidad regional y hemisférica (De Bedout, 1998: 165). Tanto Colombia como Canadá han tenido como fundamento de su política exterior la búsqueda de la paz, la seguridad internacional, el fortalecimiento de la democracia, el desarrollo social, la prosperidad económica y, más recientemente, el desarrollo del comercio internacional.

Giro en la concepción de diplomacia por parte de Canadá

A finales de noviembre del año 2013 el Gobierno canadiense publicó un documento que generó alguna controversia mediática respecto de sus relaciones diplomáticas con los demás países del mundo. Este documento, titulado GlobalMarkets Action Plan, fija, en términos generales, la estrategia de Canadá en el impulso de sus industrias alrededor del mundo, estableciendo algunos mercados prioritarios, tanto en nuevas áreas como en aquellas donde la industria canadiense ya está asentada.

Sin embargo, no es propiamente el impulso de la industria canadiense per se lo que ha generado la controversia mediática, sino la forma en que se quiere promover. Una de las afirmaciones más debatidas en los medios canadienses proviene del actual Ministro de Comercio, Edward Fast, al plantear en este documento que se deberán utilizar todos los activos diplomáticos en la persecución del éxito comercial de las compañías canadienses y de los inversionistas.

En palabras del Ministro Fast:

[...] el Plan se enfocará en nuestras fortalezas y asegurará que todos los activos diplomáticos del Gobierno de Canadá sean utilizados para apoyar la persecución del éxito de las empresas e inversionistas canadienses. [...] el Plan de Acción de Mercados Globales también afianzará el concepto de “diplomacia económica” como la fuerza que impulsa las actividades de promoción del comercio del Gobierno de Canadá a través de su red internacional diplomática. Este nuevo enfoque representa un gran cambio en la manera en que son utilizados los activos diplomáticos de Canadá alrededor del mundo (Government of Canada, 2013).

Según lo han interpretado algunos medios, esto permite suponer que la diplomacia tradicional ha pasado a un segundo plano para convertir el cuerpo diplomático en “vendedores” de los negocios canadienses (Harris, 2013). Para algunos, esto podría descuidar otros intereses que han sido tradicionalmente prioritarios para Canadá, como la protección de los derechos humanos, el desarrollo internacional y el fortalecimiento de la democracia, los cuales son ahora secundarios (Cohen, 2013).

Si bien este supuesto cambio en la visión estratégica de Canadá, desde el punto de vista diplomático, no tendrá consecuencias inmediatas en sus relaciones con Colombia, es importante tener presente que, de ser aplicado este concepto de “diplomacia económica”, Canadá buscarálos diferentes e elá expandir su presencia comercial con la ayuda de sus embajadas, las cuales han sido utilizadas tradicionalmente como misiones diplomáticas.

Quizás la preocupación de algunos radica en que Canadá abandone o reduzca su participación y sus esfuerzos en aquellos temas de alta importancia que tradicionalmente impulsó desde una estrategia multilateral, o como honest broker, entre otros, la protección de los Derechos Humanos, los derechos de las minorías étnicas y de la niñez, el desarrollo sostenible o el medio ambiente, que tradicionalmente han sido prioritarios para ese país.

Relaciones de índole política y económica entre Colombia y Canadá

Las relaciones entre Colombia y Canadá han abarcado un sinfín de asuntos en el ámbito internacional Repensando la integración y las regiones; desde la participación conjunta en los diferentes escenarios ante las organizaciones multilaterales hasta la profundización de los intereses más íntimos, ambos países han estado vinculados en más de una forma a lo largo de los años.

Asuntos de cooperación

Canadá, siguiendo la nueva agenda de ayuda efectiva del Departamento de Relaciones Exteriores, Comercio y Desarrollo, eligió a Colombia en 2009 como un país focal para la cooperación y el desarrollo. El programa general de Canadá en Colombia incluye colaborar en la mejora sostenible en temas de derechos humanos y en la reducción de la desigualdad y la pobreza de los más vulnerables, particularmente enfocado en los niños y jóvenes.

Al haber incluido a Colombia como un país focal para la cooperación, Canadá ha enfocado sus esfuerzos en lograr ciertas metas de desarrollo y cooperación; así, bajo este programa Canadá ha entrenado en derecho humanitario y en los derechos de los niños a más de 20.000 miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional colombianas. De la misma manera, ha instruido a través de diversos talleres y actividades a más de 6.400 niños, adolescentes y adultos en la importancia de la protección de la niñez, de los derechos y de la igualdad de género. Asimismo, Canadá ha entrenado más de 1.800 profesores en nuevas prácticas de enseñanza, logrando un mejor desarrollo educacional, así como a más de 1.500 jóvenes en actividades de generación de capital.