Agradecimientos

Este libro no hubiese sido posible sin la valiosa contribución de Walter Peche, Narciso Wong, Roger Quevedo, Roger Sialer, Abraham Maraví, Luis Vílchez, Humberto Yamamoto, Carlos Descalzi, César Lama y Narciso Armestar, quienes siempre estuvieron y están dispuestos a trabajar de manera desinteresada y generosa en todo lo que se refiere a buscar la construcción de un futuro sostenible para nuestra nación.

De forma especial a Ingrid Jiménez, Ada Leyva, Alfredo Zamudio, Jorge Linares Vera Portocarrero, Faustino Martínez, Jaime Domenack, Javier Bermúdez, Grover Gómez, Patricia Zavalaga, Ana María Sibille, Edith Concha, Miguel Tarazona, Piero Suárez, María Chauca, Saúl Mamani, Juan José Gutiérrez y Heisely Mori.

Por último, quisiera expresar mi más profunda deuda intelectual y reconocimiento a quien siempre estuvo a mi lado sosteniendo la estructura y la continuidad de este trabajo, mi hija Gloria Paloma Álvarez Romaní.

A manera de conclusión

El Perú atraviesa por una bonanza económica continua y creciente durante los últimos años (el PBI ha crecido a una tasa promedio de 5,5 por ciento anual en la última década), y se presentan perspectivas de que esta bonanza continúe en los próximos cinco años, aun cuando el entorno internacional presenta serias incertidumbres. El crecimiento del país es comparable al de los países asiáticos y emergentes, tanto así que en 2010 el Perú creció 8,8 por ciento y China e India lo hicieron a 10,3 por ciento y 10 por ciento, respectivamente.

Sin embargo, paradójicamente, en el plano social el Perú presenta una pobreza estructural histórica que desde la década de 1990 se sigue manteniendo en un promedio de 40 por ciento de la población total (las recientes cifras oficiales del INEI a 2010 nos revelan 31 por ciento de la población en situación de pobreza, pese a los programas sociales como los subsidios del programa Juntos, entre otros). Además de una pobreza extrema, el país presenta también una profunda desigualdad también estructural, que nos ubica en el puesto 120 de 169, por encima de Swaziland y Zambia, y por debajo de Zimbadwe y Cabo Verde, todos ellos países africanos.

Se debería orientar una parte importante de los flujos de estos ingresos económicos a la eliminación gradual de la pobreza y a la reducción continua de las desigualdades, pese a la volatilidad del entorno internacional. Si no aprovechamos esta oportunidad para el despegue, estaríamos repitiendo los errores cometidos con los anteriores booms o burbujas de nuestras materias primas (guano, salitre, caucho, harina de pescado).

1) Para iniciar el proceso de despegue, se debe tomar en cuenta la situación actual y perspectivas futuras en un contexto mundial pleno de riesgos e incertidumbres, así como la realidad interna plena de contrastes, retos y desafíos. Así, hoy en día, el Perú representa el 0,4 por ciento de la población mundial y una producción de 0,2 por ciento del total mundial. Esta constatación nos lleva a la necesidad de contar con un sistema productivo no sustentado únicamente en productos primarios generados por la demanda mundial. En realidad, debe llamarnos la atención que la brecha entre la población nacional y la generación de riqueza solo puede ser superada con un crecimiento económico diversificado e incrementos de productividad y competitividad. Estos incrementos deben ser superiores a los del promedio mundial, para así reducir gradualmente nuestra brecha interna. Se impone una estrategia basada en la instalación de capacidades productivas en los sectores de muy baja productividad, como el agropecuario, y el reconocimiento del pluralismo tecnológico.

2) La realidad interna del país presenta una característica particular en la que coexiste una clase dirigente y tecnócrata con formación, experiencia y capacidad de clase mundial concentrada en el mundo de la economía y los negocios. Además, presenta una creciente clase media bastante diversificada con una formación poco competitiva, pero con capacidad altamente emprendedora, fundamentalmente orientada al mercado interno que aprovecha al máximo la porosidad del Estado. Por otro lado, existe una parte de la ciudadanía no incluida en el sistema productivo formal, y cuyas características son: extrema pobreza y la desigualdad. Esta población generalmente se encuentra en la actividad agrícola tradicional, en la periferia de los grandes centros urbanos y en las áreas rurales.

Los distintos actores representativos deberían compartir la misma visión de futuro, que otorgue la estabilidad y la pacificación de las relaciones sociales y el aprovechamiento eficiente de las oportunidades sostenibles. Es evidente que por las incertidumbres del mercado internacional, ahora más que nunca resulta urgente extender y fortalecer un mercado interno diversificado, para que así pueda disminuirse la volatilidad de la clase media y desarrollar la estrategia de una inclusión productiva acelerada de la población no incluida. Esta estrategia se basaría en la transformación de la educación y salud, en alianza con el mundo empresarial y el mundo académico, con el apoyo de la cooperación internacional.

3) Aquellas naciones exitosas que han alcanzado el desarrollo tienen como base la continuidad de una visión de futuro a largo plazo para sus países, la cual ha sido consensuada por sus actores económicos, políticos y sociales mediante una efectiva representatividad. Un debate nacional es imprescindible para concertar nuestros objetivos y prioridades como nación, así como del papel del Estado en el cumplimiento de estos. Para concretar esa visión compartida, se requiere de una herramienta eficaz que la ejecute, y justamente estos países exitosos se han trazado un rumbo a partir de una estrategia y un plan. El planeamiento estratégico ha sido el instrumento fundamental para mantener la coherencia, la priorización y la continuidad en el tiempo de las actividades y proyectos públicos y privados de desarrollo.

El Perú debe empezar a cimentar su futuro de manera sostenida y continua, y sin interrupciones por cambios de gobierno, en base al establecimiento de una visión de largo plazo de qué es lo que queremos ser como nación. Esta deberá estar en consenso con los actores representativos; en lo económico, en lo político, en lo social y en lo ambiental, si queremos asegurar un crecimiento sólido y sostenido en el tiempo para nosotros y para nuestras futuras generaciones.

4) El crecimiento económico de los últimos años, contrastado con la pobreza y la desigualdad existentes en el país, nos presenta paradójicamente como una nación aún inconclusa, con la existencia de un Perú rico y un Perú pobre, de un Perú formal y un Perú informal, y de un Perú moderno altamente competitivo y un Perú tradicional de baja productividad. En este sentido, se precisa de una estrategia nacional y un plan concertado que promueva y desarrolle oportunidades económicas, sociales y políticas, para superar esta dualidad que únicamente conlleva a ahondar cada vez más las brechas a nivel social y productivo de un círculo vicioso de pobreza y desigualdad social.

La bonanza temporal del precio de los minerales, que a manera de booms o burbujas genera un cuadro macroeconómico temporalmente excepcional, representa todavía una gran oportunidad para extender los beneficios de los diferenciales de precios hacia los sectores y territorios menos favorecidos de la población. Esta extensión puede desarrollarse por intermedio de estrategias y plataformas prioritarias que vinculen, mediante clusters especializados, las actividades motrices de la economía con los sectores productivos emergentes. Todo esto sin dañar el equilibrio de los ecosistemas con sus poblaciones y sus territorios.

5) La corrupción se ha convertido en un mal endémico y es uno de los principales problemas de nuestra sociedad, ya que representa un serio obstáculo para alcanzar las metas del desarrollo nacional. Por ello, el Estado debe plantear una estrategia integral anticorrupción en varios frentes: en el aspecto humano, la meritocracia en los puestos claves sobre todo en las jefaturas del Estado.

En el plano de la función debe existir la decisión política firme desde el más alto nivel del gobierno en cuanto al cumplimiento de las leyes, la sanción sumaria ejemplar, para desterrar los casos de impunidad por faltas cometidas en la Administración Pública motivando el buen desempeño profesional y ético de los funcionarios públicos.

La idea es que el ciudadano asignado a un cargo público sea un líder que resalte por sus cualidades éticas, poseedor de la virtud pública que, además de su idoneidad, transmita liderazgo y señales de honradez, compromiso, transparencia, coraje y responsabilidad en la gestión pública.

6) La Amazonía peruana comprende 74 por ciento del territorio nacional, según criterios hídricos, y 60 por ciento, según criterios ecológicos. Es decir, más de la mitad del territorio nacional es amazónico. En este territorio también reside gran parte del potencial de nuestro capital natural. Sin embargo, históricamente esta región ha sido postergada y allí el Estado adolece de coherencia, por decir lo menos, y el sector privado concentra sus acciones y proyectos en actividades principalmente extractivas.

No se puede aspirar a ser un país del Primer Mundo si se tiene una parte de la ciudadanía e instituciones de Tercer Mundo débiles y desarticuladas en un espacio que comprende más de la mitad del territorio nacional y donde habita 14 por ciento de la población.

La Amazonía nos ofrece un enorme potencial de oportunidades en actividades empresariales rentables, como ecoturismo, acuicultura, manejo de bosques, plantaciones forestales, producción orgánica de frutos exóticos, plantas medicinales, exportación de orquídeas, entre una vasta alternativa de proyectos productivos. El Estado, mediante el Gobierno nacional, los gobiernos regionales y locales involucrados en partenariado con los actores privados, debe priorizar la conectividad de la Amazonía al resto del territorio nacional y debe articular programas de desarrollo local para promover clusters de actividades productivas que generen inversiones privadas y puestos de trabajo en actividades limpias.

7) El Perú dispone hoy de una gran riqueza potencial, que es su abundante capital natural y capital cultural, los que nos ubican como uno de los primeros países de mayor riqueza en el mundo, paradójicamente poco aprovechadas, que bien podrían ser las plataformas económicas básicas (minería y turismo) para el despegue hacia el desarrollo sostenible. Es decir, aceptar ser un país minero y turístico con responsabilidad social alrededor de los cuales deberían establecerse clusters especializados que compartiendo el valor de las riquezas generadas, creen eslabonamientos positivos en cadena.

También disponemos de un capital físico insuficiente y con carencias de conectividad con los productores y consumidores nacionales (infraestructura vial, portuaria, comunicaciones), que en consecuencia abre brechas de interconexión y que motiva el encarecimiento de los costos logísticos.

Sin embargo, el problema principal en esta era del conocimiento para acrecentar la competitividad de las empresas y de la nación no es otra cosa que la falta de capital humano de calidad y productividad sujetos a estándares internacionales. Este debe asegurar no solo la sostenibilidad del crecimiento económico, sino también la del desarrollo integral actual y de las futuras generaciones. Los elementos relacionados con el capital humano como la educación, la salud, la tecnología y la innovación, deberían estar estrechamente vinculados a una estrategia nacional inclusiva y competitiva.

8) Nuestro país se presenta como una plaza muy atractiva para la inversión extranjera en actividades extractivas, como minería, gas y petróleo. Esta percepción contribuye a realzar nuestra competitividad macroeconómica188 y clima de negocios, tal como se puede constatar en los índices de competitividad global. Por otro lado, se debe tener en cuenta la competitividad microeconómica que está supeditada a una élite de empresas grandes que abarcan solo 3,8 por ciento del total de las empresas del país. El 96,2 por ciento restante comprende 12,4 por ciento de pequeñas empresas y 83,8 por ciento de microempresas donde el mayor porcentaje está concentrado en el sector servicios. Ambas contribuyen con 60 por ciento189 del PBI del país, representando su focalización, otra gran plataforma para el desarrollo sostenible de nuestra economía.

9) Un país que busca ser considerado emergente no puede tener una economía, un Estado y una sociedad que crecen a velocidades y direcciones diferentes. En el Estado, es urgente la transición de nuestro actual Estado poroso190 al de un Estado moderno y eficaz, que genere presencia nacional, eficiencia y valor público en sus funciones básicas de asignador de recursos, proveedor de servicios públicos de calidad, promotor de la actividad económica, redistribuidor de la riqueza y árbitro de las reglas de juego.

Tres indicadores de resultado para analizar el desempeño del Estado peruano podrían ser: primero, los 214 conflictos sociales oficiales que registra la Defensoría del Pueblo (julio de 2011); segundo, el estado actual de la educación, salud y nutrición de nuestra sociedad; tercero, el alto nivel de corrupción alcanzado en las diferentes entidades públicas integrantes del Estado.

La definición y los alcances acerca de una reforma estructural y modernización del Estado deben tomar en cuenta las lecciones aprendidas de la historia reciente, además debería diseñarse e implementarse en el contexto de un acuerdo político concertado. En este acuerdo debe establecerse con claridad la interrelación entre el Estado y el mercado, así como el tamaño del aparato estatal, en el contexto y perspectivas del desarrollo de un mercado interno y la apertura internacional191.

La reforma estructural y modernización de un Estado, debidamente descentralizado y regionalizado, debe articular con coherencia y eficacia al Gobierno nacional con los gobiernos regionales y locales (provinciales, distritales y comunitarios). Dada la heterogeneidad geográfica y territorial, la complejidad de su tratamiento debería tomar en cuenta la megadiversidad, la pluriculturalidad, los contextos sociopolíticos, las actividades económicas y las restricciones logísticas locales existentes. El país moderno se logrará creando una gran simbiosis entre el Estado, la empresa privada y la academia, generando así círculos virtuosos en que todos seremos ganadores.

Las últimas elecciones han mostrado, también mayoritariamente, la urgencia de una reforma del Estado, ajustes al modelo económico y una reforma del sistema político representativo expresada en la insatisfacción de la población con la clase política tradicional.

10) El sector agropecuario tradicional presenta los niveles más bajos de productividad laboral a nivel nacional, allí se localiza 26 por ciento de la población nacional, además comprende a 32,5 por ciento de la PEA192 y representa 7,5 por ciento del PBI193 (2010). La solución de los problemas del agro es entonces sumamente gravitante e importante para asegurar la sostenibilidad actual y futura, además de nuestra seguridad alimentaria.

Los problemas asociados a la agricultura están referidos a las grandes diferencias existentes entre la agricultura moderna y la tradicional. La primera liderada por la agroexportación, con grandes extensiones de terrenos en la costa, con tecnología de riego, manejo eficiente, mercados de exportación disponibles y acceso al crédito bancario, que representan a 100.000 productores agrarios equivalente a 5 por ciento del universo. En cambio, la segunda involucra a los minifundios y pequeña agricultura de subsistencia especialmente en la sierra rural, representada por 95 por ciento de productores agrarios, sin asistencia técnica ni acceso al crédito formal mayoritariamente ubicados por debajo de la línea de pobreza y en estado de sobrevivencia, viviendo en condiciones muy precarias. Irónicamente el artículo 88 de nuestra Constitución Política establece que «el Estado apoya preferentemente al desarrollo agrario».

La reactivación del agro es una prioridad vital por el impacto que tendría el articular eficientemente la producción con demanda nacional. Por ejemplo, en la actualidad importamos 100 por ciento de soya, 60 por ciento del maíz amarillo duro y 50 por ciento de aceite, a pesar de que todos estos productos pueden ser producidos en la Amazonía. Complementariamente, los eslabonamientos positivos que generaría articular la producción impactarán de manera positiva en la situación rural de características marginales por la reducción de los niveles de pobreza y extrema pobreza, así como contribuirían a la resolución de los conflictos socioambientales.

El Ministerio de Agricultura, por intermedio de sus organismos públicos descentralizados, como el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), el Instituto Nacional de Desarrollo Agroindustrial (INDA) y Agro Rural, que cuentan con la infraestructura adecuada, deben generar oportunidades de inclusión productiva reactivando planes, programas y proyectos para dinamizar la agricultura tradicional y convertirla en el mediano plazo en una agricultura emprendedora, innovadora y competitiva en un agro andino-amazónico rentable y reequilibrado.

11) Una forma de reducir gradualmente la enorme desigualdad en el país podría encontrarse a través del impulso de los negocios sociales, cuyo objetivo principal es resolver un problema social y no la distribución de ganancias monetarias, ya que estas se reinvierten en el negocio, para continuar su objetivo social. Sin embargo, estas empresas sí generan ingresos para recuperar sus costos de inversión, además operan según los principios de la administración como cualquier empresa194 privada. Este tipo de negocios tiene experiencias exitosas nacientes en el Perú, y más desarrolladas en Colombia, México y Chile, entre otros países195. Tenemos también situaciones de lecciones aprendidas: la de EletroCooperativa, una organización que permite a jóvenes brasileños de bajos ingresos aprender por medio de la acción y ganar dinero mientras aprenden; la de Asembis, empresa social de salud que brinda servicios médicos a toda la población de Costa Rica mediante centros de atención con alta tecnología y a precio justo. Y la experiencia de empresas sociales propuesta por Muhammad Yunus, en el caso de Bangladesh, por ejemplo.

12) En forma paralela al crecimiento de la riqueza del país, se han incrementado los niveles de corrupción, narcotráfico e inseguridad, de tal manera que nos encontramos en el límite inferior de la frontera del primer tercio de mayor corrupción en el mundo (3,5/10 puntos). Además, ocupamos el primer lugar en el ranking de producción mundial de coca, el primer lugar en la producción de pasta básica de cocaína y el primer lugar en victimización en América Latina196. Solo desde 2005 a 2010 las hectáreas cultivadas de coca se han incrementado en 27 por ciento, pasando de 48.200 a 61.200 hectáreas. Una solución por explorar será consolidar que todos los recursos destinados a la erradicación de los cultivos de coca podrían ser canalizados por intermedio de un Banco de Desarrollo Alternativo, que financie cultivos sustitutorios como el café y el cacao.

Se puede comprobar entonces la necesidad de articular esfuerzos de las diferentes entidades públicas y privadas dedicadas a combatir estos problemas, constatándose así la ausencia de una estrategia nacional que integre estos esfuerzos y una efectiva capacidad de control para evitar su crecimiento. Si bien estos problemas no se han desbordado todavía, constituyen también uno de los desafíos centrales a afrontar por el actual y siguientes gobiernos, de manera tal que se creen niveles de confianza, seguridad en la ciudadanía y se impidan al mismo tiempo los riesgos derivados de ser calificado de país inseguro.

13) Una reforma del sistema político representativo de la nación es urgente y debe ser instituida como una necesidad básica para garantizar la sostenibilidad de una visión de futuro a largo plazo debidamente concertada. Este proceso debe ser apropiadamente consensuado entre los actores políticos, económicos y sociales representativos. Durante esta reforma es fundamental el establecimiento de la continuidad institucional para la implementación de la visión a largo plazo.

Esto se fundamenta al constatar los últimos resultados electorales, los cuales revelaron la aguda crisis por la que atraviesa el sistema político representativo, debido entre otros a la «inexistencia» de instituciones políticas estables con una conexión permanente entre los gobernantes y los gobernados.

14) Las políticas de Estado que postulen el desarrollo sostenible de toda la nación deben basarse en el uso eficiente de sus recursos naturales y culturales, con profundas reformas en la educación y la salud. Se tienen que definir y construir estructuras institucionales sólidas sobre la base del conocimiento, la diversidad cultural, la heterogeneidad geográfica y la vocacionalidad productiva de las diferentes zonas y regiones integrantes de la nación. Todo ello sustentado en una cultura moderna de la innovación y promoción continua de la productividad interna para impulsar la competitividad, logrando con esto elevar el bienestar de la población nacional.

15) La importancia de una mejor articulación, interacción y sincronización del Gobierno central con los gobiernos regionales y locales es fundamental para aprovechar mejor las sinergias de las políticas públicas. En este sentido, el establecimiento de las macrorregiones resulta básico para optimizar la productividad del Estado. Una herramienta primaria en la materialización de la propuesta de un Estado moderno y eficiente sería la utilización del planeamiento estratégico para articular los ejes económicos competitivos globalmente, como la minería y el turismo conjuntamente con otros instrumentos, tales como la zonificación económica ecológica y el ordenamiento territorial.

16) La minería es una actividad básica para el crecimiento y desarrollo del país. Para el aprovechamiento del subsuelo, esta actividad requiere de su armonía con la población circundante, la que se sitúa en los territorios de la actividad extractiva, motivo por el cual la consulta previa (artículo 169 de la OIT) y la participación son imprescindibles. La participación del Estado en las actividades de regulación, monitoreo, arbitraje y control es fundamental y debe estar en armonía con lo que queremos ser como nación.

17) Se debería poner particular énfasis en las políticas para mitigar el cambio climático por las consecuencias que genera, entre otros, por el efecto invernadero, el cual afecta negativamente el equilibrio del sistema económico, social y ambiental del país. En este sentido, es indispensable implementar una estrategia sostenible dirigida por el Estado, que articule coherentemente al sector privado y a la sociedad civil, impulsando los incrementos en productividad y calidad de las actividades económicas que puedan beneficiarse ante estos cambios.

18) Finalmente, nada en la vida se puede hacer sin agua. En la actualidad, a pesar de la escasez de los recursos hídricos de agua dulce, por un lado, se sigue incrementando la población y sus necesidades, y, por el otro, no hay soluciones integrales y concertadas para evitar el estrés hídrico, en cuya frontera nos encontramos. En forma paradójica, se continúa reduciendo la calidad y la disponibilidad de estos recursos que constituyen la base de la evolución de la vida y de la producción, por lo cual es imprescindible que todas las acciones para gestionar el desarrollo en beneficio de la sociedad deban incluir planes integrales concertados del uso y explotación de este recurso, según las necesidades y prioridades presentes y futuras, dentro de un esquema de desarrollo compartido y sostenible.

Modelo de desarrollo compartido

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Propuestas ejecutivas

Nos encontramos en un momento importante de nuestra historia, en que se produce una bonanza excepcional de los precios de nuestras materias primas (minerales), efímera si no la aprovechamos de modo adecuado para proporcionarle sostenibilidad al crecimiento económico y levantarnos como una nación emergente.

Para no repetir la historia de lecciones no aprendidas y oportunidades perdidas (booms o burbujas: guano, salitre, caucho, pesca, entre otros), presentamos a manera de contribución al debate un conjunto de propuestas ejecutivas en la forma de instrumentos para ser incorporado a una estrategia nacional de desarrollo a largo plazo:

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