Filoversando en Nod
(y Versos cuánticos)
Amparo Andrés Machí
(Stelmarch)
Ser poeta
es ser capaz de atrapar el alma de las cosas y trasladarla al verso,
intuir el espanto de lo efímero y lo eterno conjugados en un mismo espacio
material de realidad errante que se desdibuja ante nuestros ojos
tomando miles de formas diferentes,
reinventar, redescubrir, ser un vagabundo de la vida,
sumergirse en recónditos abismos para volver sangrando versos,
andar siempre en una búsqueda constante,
saber que estamos condenados a la insatisfacción perpetua
porque en ella está la esencia de nuestro existir,
beber de la desesperación,
meterse en las zonas oscuras más abyectas
para buscar diminutos indicios de luz;
tener un universo en nuestras manos y ser a la vez su centro.
Ser poeta
es morir con el desmayo de una hoja caída
y revivir de felicidad con los brotes de la primavera
sin que nada pueda evitarlo;
es saber encontrar la conciencia
escondida de las cosas en la levedad de las palabras;
somos el canal por el que se expresa el Universo;
somos los portadores de un soplo de aire fresco
en medio del desierto;
nos mimetizamos con el mundo para ser parte de él;
somos mar, tierra, aire, fuego,
tristeza, alegría, pasión, indolencia,
amor, desamor, dolor, angustia,
erotismo, deseo, desesperación...
y a la vez, lo más terrible:
no somos absolutamente nada.
A Ismael y Elena