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Pedro Antonio de Alarcón

Dos ángeles caídos

Créditos

ISBN rústica: 978-84-96428-25-6.

ISBN ebook: 978-84-9897-184-2.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 9

La vida 9

Dos ángeles caídos 11

I Dos diarios 11

II Cartas 14

III Una mujer y un hombre 17

IV Melancolías 22

V 29

La hermosa 35

I 35

II 35

III 37

IV 39

Acto primero 40

Acto segundo 42

Acto tercero 43

V 43

Verdades de paño pardo 45

I Málaga 45

II Entré 48

III 50

Leyenda sagrada 55

I El valle de las miserias 55

II La extranjera 55

De cómo Mahoma llegó a ser profeta 58

Hombres y escenas 63

Una poesía inédita de Espronceda 63

I 63

II 64

III 65

A una ciega 66

Granada a vista de búho 69

El mundo nuevo 73

La música en el siglo XIX 77

Apuntes biográficos 81

Lo que se oye desde mi ventana 85

Estas y otras cosas se oyen desde mi ventana 90

Del baile en general y del baile del Liceo en particular 94

I 94

II 94

III 95

Astronomía 98

Poesías 102

A Granada 102

Presentimientos 105

La guerra de Oriente 111

A la gloriosa muerte del coronel Don Patricio Bray 119

A mi querido amigo Pablo Jimeno de Torres en el álbum fúnebre de su madre 123

Los siete dolores de María 127

La campana de agonía 127

En un álbum 128

Epístola 131

Contestación a la epístola 136

Chispas y témpanos 142

Madrigal 143

Madrigal 144

Epitafio 145

En un álbum 146

En otro álbum 147

En otro álbum 148

En otro álbum 149

Epigrama 150

Charada 151

Libros a la carta 153

Brevísima presentación

La vida

Alarcón, Pedro Antonio de (Guadix, Granada, 1833-Madrid, 1891). España.

Hizo periodismo y literatura. Su actividad antimonárquica lo llevó a participar en el grupo revolucionario granadino «la cuerda floja».

Intervino en un levantamiento liberal en Vicálvaro, en 1854, y —además de distribuir armas entre la población y ocupar el Ayuntamiento y la Capitanía general— fundó el periódico La Redención, con una actitud hostil al clero y al ejército. Tras el fracaso del levantamiento, se fue a Madrid y dirigió El Látigo, periódico de carácter satírico que se distinguió por sus ataques a la reina Isabel II.

Sus convicciones republicanas lo implicaron en un duelo que trastornó su vida, desde entonces adoptó posiciones conservadoras. Aunque no parezca muy ortodoxo, en el prólogo a una edición de 1912 Alarcón es considerado un escritor romántico.