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6-7

No había un lugar más hermoso que el País del Silencio.

Shhh...

8-9

Si alguien de un país vecino quería pasar la frontera, tenía que entrar callado. Esto era especialmente difícil para los habitantes del País del Eco porque, aunque quisieran, no podían aplacar el estruendo de sus pasos.

10-11

El País del Silencio era hermoso por dos razones. Una es que, como nadie podía hablar para dar órdenes, las indicaciones se daban con una mueca.

Por ejemplo, cuando la presidenta quería bizcochos con mantequilla, sacaba la lengua lo más posible, le daba dos vueltas en el aire y luego se ponía bizca tres veces, hasta quedar mareada.