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Elegías Romanas

(Erotica Romana)

Ant Machado Libros

www.machadolibros.com

MÁRGENES


Colección dirigida y diseñada por

Luis Arenas y Ángeles J. Perona

TÍTULO ORIGINAL:

Erotica Romana/Römische Elegien


© De la traducción: SALVADOR MAS TORRES


© de la presente edición, Machado Grupo de Distribución, S.L.

C/ Labradores, 5. Parque Empresarial Prado del Espino

28660 Boadilla del Monte (Madrid)
editorial@machadolibros.com


ISBN: 978-84-9114-270-6

Johann Wolfgang Goethe



Elegías Romanas (Erotica Romana)



Edición (traducción, notas y estudio) de Salvador Mas Torres

Mínimo Tránsito


MÍNIMO TRÁNSITO

A. MACHADO LIBROS

ÍNDICE

Nota previa

Elegías Romanas/Erotica Romana

Centauros, nubes, estatuas. Un ensayo a partir de Erotica Romana, por Salvador Mas Torres

Nota bibliográfica

Bibliografía secundaria consultada

Ilustraciones

NOTA PREVIA

El conjunto de poemas que hoy en día se conocen como Römische Elegien [Elegías Romanas] llevaban originariamente el título Erotica Romana; uno de ellos, la Elegía XIII, se publicó en la Deutschen Monatsschrift (Berlin, 1791) con el título Elegie-Rom, 1789 y cuando veinte elegías vieron la luz en la revista de Schiller Die Horen (Sechstes Stück, Tübingen, 1795) recibieron el título más general y abstracto de Elegien; este texto, que se conoce con la sigla H, iba precedido por unos versos de Ovidio (Ars Amatoria, I, 33-34):

Nos Venerem tutam concessaque furta canemus,

Inque meo nullam carmine crimen erit.

El manuscrito de Goethe que sirvió de base a esta edición muestra el añadido «Rom 1788», que falta en la versión impresa. Este manuscrito, que suele citarse con las siglas H50, ha sido publicado por Hans-Georg Dewitz: Goethe Römische Elegien. Faksimile der Handschrift, Transkription und «Zur Überlieferung» von Hans-Georg Dewitz. Mit einem Nachwort von Horst Rüdiger, Frankfurt am Mein, Insel, 19985.

Sólo en la edición de las obras de Goethe de 1806 (Tübingen) recibieron las Elegías el título hoy habitual: Römische Elegien. En la de 1815 (Stuttgart/Tübingen) se mantiene el mismo texto pero el lema de Ovidio es sustituido por unos versos del mismo Goethe:

Wie wir einst so glücklich waren!

Müssen’s jetzt durch euch erfahren

Y así fueron publicadas las Elegías en la Ausgabe letzer Hand de 1827 (Stuttgart/Tübingen), última edición realizada en vida de Goethe.

Ahora bien, si nos fijamos en H50 veremos que la última elegía viene numerada con el XXII y que sin embargo el manuscrito sólo contiene veinte elegías; la numeración correlativa en caracteres romanos presenta dos huecos: las elegías II y XVI han desaparecido. «Con las elegías no queda otra cosa que hacer que quitar la 2 y la 16…» escribe Goethe a Schiller el 12 de mayo de 1795. Existe sin embargo, por suerte, otro cuadernillo de seis hojas, conocido con las siglas H51, autógrafo de Goethe, que contiene las dos elegías que faltan y dos más. Puede suponerse que en un principio Goethe tenía pensado un ciclo de veinticuatro poemas que él mismo redujo a veintidós y que posteriormente, con vistas a su publicación en Die Horen, quedaron recortados a veinte. La temática, el tono y el vocabulario de las elegías conservadas en H51 exigían este acto de censura y autocensura.

Ante esta situación al traductor se le plantea un doble problema: en primer lugar, qué texto ofrecer; en segundo lugar, en qué orden. Y para intentar solucionar esta dificultad nada mejor que acudir a las grandes ediciones de la obra de Goethe y ver qué han hecho sus respectivos responsables, todos ellos grandes germanistas y profundos conocedores de la obra y la vida del poeta.

La Weimarer (Sophien-) Ausgabe, hasta la fecha la edición más completa de los textos de Goethe, ofrece en su vol. I (1887) el texto de Die Horen y de las ediciones realizadas en vida de Goethe y relega las cuatro elegías secretas o censuradas a las «Lesearten», donde las ofrece muy incompletas. Sólo en 1914, y en el vol. 53, puede encontrarse H51. Erich Trunz, en la Hamburguer Ausgabe (Hamburg, Christian Wegner, 1949. Textkritisch, durgesehen und mit Anmerkungen versehen von…) ofrece las veinte elegías y las cuatro más delicadas simplemente desaparecen. En el vol. I de la Gedenkausgabe der Werke, Briefe und Gespräche (Zürich/Stuttgart, Artemis Verlag, 1950), al cuidado de Erich Beutler, puede leerse el texto de Die Horen que es también, como ya he señalado, el que ofrece la Ausgabe letzer Hand y el que sigue la W. A.; las elegías censuradas y autocensuradas aparecen en el vol. II: «Gedichte aus dem Nachlass». Por la misma solución opta la Berliner Ausgabe (Berlin/Weimar, Aufbau Verlag, 1976): en el vol. I las veinte elegías, en el II («Gedichte. Nachlese und Nachlass») las cuatro elegías. Todas estas ediciones destruyen la unidad originaria del texto de Goethe; es cierto que desde un punto de vista filológico es correcto argumentar la coherencia de ofrecer un texto autorizado y revisado por el mismo Goethe para su publicación y relegar las «variantes» al aparato o un volumen con los inéditos del legado, pero lo que quizá no lo sea tanto es, por así decirlo, relegarlo «tanto»: el lector de los volúmenes I de la W. A., la G. A y la B. A. desconoce por completo que tiene entre sus manos un texto expurgado. Así lo han entendido los editores más recientes de las Elegías Romanas, que siempre ofrecen las veinticuatro elegías en un bloque. Pero tampoco aquí hay unanimidad.

Dominik Jost (Deutsche Klassik. Goethes Römische Elegien. Einführung, Text, Kommentar, München, UTB, 1978) reproduce H50 en letra bastardilla en la página izquierda de su edición y H (= W. A.) en la derecha con letra itálica. H51 puede leerse al final, si bien con la advertencia de que los dos elegías priápicas no forman parte de las Elegías Romanas. Karl Eibl (Johann Wolfgang Goethe. Gedichte 1756-1799, Frankfurt am Mein, Deutscher Klassiker Verlag, 1987) ofrece, en la página izquierda, el texto de Erotica Romana, en la derecha el de Die Horen y reintegra a su lugar originario las elegías II y XVI; las otras dos censuradas aparecen al final bajo el título [Priapea]. La Münchner Ausgabe (Bd. 3·2, München, Hanser, 1990. Hrsg. von Hans Georg Dewitz), de forma incomprensible en una edición que se propone ofrecer los textos de Goethe de manera cronológica, vuelve a la solución de Jost: en la izquierda se lee H50 («Erotica Romana») y en la derecha el texto de Die Horen («Elegien»); las cuatro elegías censurados vuelven a aparecer al final bajo el título [Vier Elegien]. Bernd Witte (Johann Wolfgang Goethe. Gedichte, Stuttgart, Reclam, 2001) ofrece en texto la versión de Die Horen, recoge en notas las variantes respecto a H50 y H51 vuelve a aparecer al final. Ante tal diversidad de soluciones el traductor busca ayuda en otras traducciones.

Rafael Cansino Asséns (Johann W. Goethe. Obras Completas, Tomo I, Madrid, Aguilar, 1945) se limita a ofrecer las veinte elegías de la W. A., suavizando además los momentos más comprometidos del texto de Goethe; en la España de aquel entonces es muy probable que no cupiera otra posibilidad. Su versión es en líneas generales buena y uno no puede dejar de pensar que habría sido excelente si Cansino Asséns hubiera podido trabajar en condiciones más favorables. Ahora bien, lo que es comprensible en la España de la post-guerra no lo es en la Inglaterra de 1977: David Luke (Goethe’s Roman Elegies, Tranlated with an introduction and notes by David Luke) ofrece una magnífica versión pero sólo de veintidós elegías; las dos priápicas simplemente no existen. Harry Hailer («Goethe. Erotica Romana», en The Boston University Journal, 27, 1979), por el contrario, no sólo reintegra II y XVI a su lugar natural, sino que además entiende que las elegías priapicas que el mismo Goethe se autocensuró constituyen el principio y el final del ciclo. La hipótesis es muy atractiva [1].

K. O. Konrady, en la misma dirección, supone que la primera priapea abre el ciclo y la segunda lo cierra [2]. Hans Rudolf Vaget [3] considera que esta interpretación «tendría que crear escuela». Argumenta que tal ubicación de las elegías priápicas constituye una alusión indirecta a la Elegía XII, exactamente en la mitad del ciclo; el «genio» de la Elegía I sería Priapo en una doble función: en tanto que divinidad de la fuerza productiva sexual y poética. Por otra parte, si se acepta la hipótesis de Haile y de Konrady salta a la vista con mayor claridad el carácter pagano de todo el ciclo en tanto que restitución poética consciente del dios fálico en una época post-antigua. En tercer lugar, continúa Vaget, de esta manera se acentúa la dimensión autorreflexiva característica de todas las Elegías, en la medida en que se recuerda lo que significa ser poeta en estos tiempos en los que no se puede hablar, o sólo se puede hablar indirectamente, del «amor desnudo y veraz». La hipótesis, decía, es muy atractiva. Sin embargo, no le falta razón a Dieter Borchmeyer [4] cuando señala que tales lecturas implican una clara sobreinterpretación, si bien no necesariamente en el sentido de convertir la «filología» en «falología» como señala el mismo Borchmeyer en un juego de palabras que recuerda al de Herder: cuando se enteró de la publicación de las Elegías comentó que la revista de Schiller, Die Horen, tendría que escribirse a partir de ese momento con «u»: Die Huren [Las putas] [5].

En resumen, a la espera de que algún germanista resuelva de manera definitiva este embrollo me decido a lo siguiente: traduzco Erotica Romana reintegrando las elegías II y XVI a su lugar originario y numerándolas con caracteres romanos, tal y como aparecen en H50; las variantes de Die Horen las recojo en nota a pie de página sólo en la medida en que puedan ser pertinentes para una edición de las características de la presente; van en letra bastardilla y numeradas ordinalmente. Ofrezco íntegras en el cuerpo del texto «Segunda Elegía Romana» y «Erotica Romana II», tanto por sus significativas diferencias como por el hecho de que ambas aparecen en H50, las dos numeradas con IV, la versión posterior (idéntica en los vv. 1-10 con H51) anterior a la posterior. La primera priapea la coloco al principio, la segunda al final, pero sin integrarlas en la numeración correlativa del ciclo: intento expresar así tanto mi opción como las dudas que me suscita.

* * *

A lo largo del curso académico 2003-2004 disfruté de una beca «Salvador de Madariaga» en el «Institut für Philosophie, Wissenschaftstheorie, Wissenschafts- und Technikgeschichte» de la «Technische Universität zu Berlin», que me permitió disponer del tiempo suficiente para finalizar el presente trabajo. He de agradecer a los miembros del citado Instituto, y especialmente a su director, el profesor Hans Poser, su amable acogida y las facilidades que me dieron para llevar a cabo mi tarea. El profesor Thomas Gil, del mismo Instituto, me ayudó en la traducción de algunos pasajes particularmente difíciles. Quiso además el azar que también por estas fechas el Dr. Norbert Miller, profesor del Instituto de Filología Alemana y Literatura Comparada de esta misma Universidad, impartiera un Seminario sobre las Elegías Romanas al que fui invitado a participar, con el consiguiente provecho para mi investigación.

Notas al pie

[1] Cfr. H. Haile, 1976.

[2] 1982, p. 522.

[3] En W. Wittkowski, 1986, p. 119.

[4] En W. Wittkowski,, 1986, p. 103.

[5] Cfr., sin embargo, el excelente apartado que Borchmeyer dedica a la «Erotica y Phallica» en 1994, pp. 183 y ss.

ELEGÍAS ROMANAS / EROTICA ROMANA

[PRIAPEA I]


Hier ist mein Garten bestellt, hier wart ich die Blumen der Liebe

Wie sie die Muse gewählt weislich in Beete verteilt.

Früchte bringende Zweig, die goldenen Früchte des Lebens,

Glücklich pflanzt ich sie an, warte mit Freuden sie nun.

[5] Stehe du hier an der Seite Priap! Ich habe von Dieben

Nichts zu befürchten und frei pflück und genieße wer mag

Nur bemerke die Heuchler, entnervte, verschämte Verbrecher,

Nahet sich einer und blinzt über den zierlichen Raum,

Ekelt an Früchten der reinen Natur, so straf ihn von hinten

[10] Mit dem Pfahle der dir rot von de Hüften entspringt!



[PRIAPEA I]


Aquí mi jardín dispuesto, del amor las flores aguardo,

por la musa escogidas, sabiamente esparcidas en el lecho.

Rama henchida de frutos, fruto dorado de la vida,

feliz lo planto, con alegría lo aguardo. ¡Priapo!

¡Ven aquí, a mi lado, Priapo! Que de ladrones

nada tengo que temer, libre tomo y gozo la fruta.

Tan sólo descubro al hipócrita, reo exhausto y confuso,

acércase uno y mira bizco el grácil sembrado;

¡Castiga, Priapo, su desdén por los frutos de la naturaleza!

¡castígalo con la estaca que te nace, roja, de las ingles!





I


Saget Steiner mir an, o sprechet ihr hohen Paläste

Straßen redet ein Wort! Genius rührst du dich nicht?

Ja es ist alles beseelt in deinen heiligen Mauern,

Ewige Roma nur mir schweiget noch alles so still.

[5] O wer flüstert mir zu an welchen Fenster erblick ich

Einst das holde Geschöpf das mich versengt und erquickt?

Ahnd’ ich die Wege noch nicht durch die ich immer und immer

Zu ihr und von ihr zu gehn wandlend ihr opfre die Zeit.

Noch betracht ich Paläst’ und Kirchen, Ruinen und Säulen

[10] Wie ein bedächtiger Mann der eine Reise benutzt.

Doch bald ist es vorbei, dann wird ein einziger Tempel,

Amors Tempel nur sein der den Geweihten empfängt.

Zwar du bist die Welt, o Rom doch ohne die Liebe

Wäre die Welt nicht die Welt wäre denn Rom auch nicht Rom.



Erste Elegie

. .

[8] Zur ihr und von ihr zu gehn, opfre die köstliche Zeit.

. .

[10] Wie ein bedächtiger Mann sich auf der Reise beträgt.

[13] Eine Welt zwar bist du, o Rom, doch ohne die Liebe



I


¡Decidme piedras! ¡hablad vosotros altos palacios!

¡Calles, sólo una palabra! Genio ¿no te haces sentir?

Todo tiene alma entre tus muros sagrados, sí,

Roma eterna; sólo a mí me calla todo tan quedamente.

¿Quién me susurra? ¿en qué ventana yo, como antaño,

diviso la propicia criatura que con fuego apaga mi sed?

¿No presiento aún los caminos por los que siempre

para ir a ella y regresar de ella le sacrifico el tiempo?

Contemplo aún: iglesias y palacios, ruinas y columnas,

cual juicioso hombre que con provecho usa su viaje

Mas pronto todo se desvanece y un único templo queda,

sólo el templo del Amor, que a los devotos acoge.

Ciertamente eres el mundo, oh Roma, pero sin el amor

no sería el mundo, y Roma, entonces, no sería Roma.



Primera elegía

para ir a ella y con ella sacrifico el precioso tiempo?

como los hombres juiciosos se comportan en sus viajes.

Eres un mundo, oh Roma; pero sin el amor el mundo



… II


Mehr als ich ahndete schön das Glück es ist mir geworden

Amor führte mich klug allen Palästen vorbei.

Ihm ist es lange bekannt, auch hab ich es selbst erfahren

Was ein goldnes Gemach hinter Tapeten verbirgt.

[5] Nennet blind ihn und Knaben und ungezogen ich kenne

Kluger Amor dich wohl, nimmer bestechlicher Gott.

Uns verführten sie nicht die majestätschen Fassaden.

Nicht der galante Balkon, weder das ernste Cortil.

Eilig ging es vorbei, und niedre zierliche Pforte

[10] Nahm den Führer zugleich, nahm den Verlangenden auf.

Alles verschafft er mir da, hilft alles und alles erhalten

Streut jeglichen Tag frischere Rosen mir auf.

Hab ich den Himmel nicht hier? – Was gibst du schöne Borghese,

Nipotina was gibst deinem Geliebten du mehr?

[15] Tafel, Gesellschaft und Cors und Spiel und Oper und Bälle

Amorn rauben sie nur oft die gelegenste Zeit.

Ekel bleibt mir Gezier und Putz und hebet am Ende

Sich ein brokatener Rock nicht wie ein wollener auf?

Oder will sie bequem den Freund im Busen verbergen,

[20] Wünscht er von alle dem Schmuck nicht schon behend sie befreit?

Müssen nicht jene Juwelen und Spitzen, Polster und Fischbein

Alle zusammen herab eh der die Liebliche fühlt

Näher haben wir das! Schon fällt dein wollenes Kleidchen

So wie der Freund es gelöst faltig zum Boden hinab.

[25] Eilig trägt er das Kind, in leichter linnener Hülle

Wie es der Amme geziemt, scherzend aufs Lager hinan.

Ohne das seidne Gehäng und ohne gestickte Matratzen,

Stehet es, zweien bequem, frei in dem weiten Gemach.

Nehme dann Jupiter mehr von seiner Juno, es lasse

[30] Wohler sich, wenn er es kann irgend ein Sterblicher sein.

Uns ergötzen die Freuden des echten nacketen Amors

Und des geschaukelten Betts lieblicher knarrender Ton.



II


Más que yo presiente Amor la felicidad que tengo

y llévame, sabio, por delante de todos los palacios.

Él ya lo sabía, yo también lo he experimentado:

lo que una habitación de oro oculta tras las cortinas.

Llamadlo ciego y muchacho travieso, te conozco

bien, más sabio Amor, dios nunca sobornable.

No nos sedujeron las fachadas majestuosas,

no los galantes balcones, no la corte solemne.

Presuroso desfila, puertas bajas y puertas altas

a la vez abre al poderoso y al que desea abre.

Todo me lo ofrece, todo ayuda y todo alcanza:

rosas más frescas en mí esparce cada día.

¿Acaso no tengo aquí el cielo? Bella Borghese,

nipotina ¿qué más, qué más das a tu amante?

Mesa, sociedad, paseo, juego, ópera, baile,

a Amor roban a menudo el momento oportuno.

Me hastían la afectación y el lujo, pues al final

¿no se alzan igual brocadas que de lana las faldas?

O si quiere cómoda ocultar al amigo en el pecho

¿no le estorban acaso joyas y adornos?

¡Caigan alhajas y blondas, rellenos y corsés!

¡todo junto caiga antes de sentir a la amada!

¡Más cerca, sí! Caiga ya tu vestido de lana

arrugado al suelo, por el amigo desceñido.

Presuroso trae al niño, en ligero velo de lino

risueño al lecho, como si fuera una nodriza.

Sin guirnaldas de seda, sin colchones bordados,

cómodos los dos, libre está en la amplia sala.

Apodérese entonces Júpiter de su Juno, que mejor

será si es que puede ser como cualquier mortal.

Nos divinizan los goces de Amor desnudo, veraz,

y de la cama que se balancea amada música que cruje.



III


Gräme Geliebte dich nicht daß du so schnelldich ergeben,

Glaub’ es ich denke nicht frech, denke nicht niedrig von dir.

Tausendfach wirken die Pfeile des Amors, flößen die einen

Schleichenden Gift in die Brust, kranket auf Jahre das Herz;

[5] O so gibt es die rechten unabgenutzten sie zünden

Über den Scheitel hinauf, nieder zur Ferse den Brand.

In der heroischen Zeiten, da Götter und Göttinen liebten,

Folgte Begierde dem Blick, folgte Genuß der Begier.

Glaubst du es habe sich lange die Göttin der Liebe besonnen,

[10] Als im Idaeischen Wald einst ihr Anchises gefiel?

Hätte Luna gesäumt den schönen Schläfer zu küssen

O so hätt ihn geschwind neidisch Aurora geweckt.

Hero sah Leandern beim lauten Fest und behende

Stürzte der Liebende sich heiß in die nächtliche Flut.

[15] Eine Königstochter die reife Jungfrau sie wandelt

Stillen Pfades zum Brunn dorten belauscht sie der Gott.

So erzeugte sich Mars zwei Söhne! – die Zwillinge tranket

Ein Wölfin und Rom nennt sich die Fürstin der Welt.



Dritte Elegie

[3] Vielfach wirken die Pfeile des Amors, denn einige ritzen

Und vom schleichenden Gift kranket auf Jahre das Herz;

Aber mächtig befiedert, mit frische geschlif ener Schärfe

Dringen die andern ins Mark, zünden auf einmal uns an.

[15] Rhea Sylvia wandelt, die fürstliche Jungfrau, der Tyber

Was er zu schöpfen hinab, und sie ergreifet der Gott.



III


¡No te pese, amada, entregarte tan presto a mí! Créelo,

no pienso por ello impúdico de tí ni en menos te tengo.

De mil maneras obran las flechas del Amor, llenan unas

de insidioso veneno el pecho y años enferman al corazón;

mas también las hay directas y afiladas, que inflaman

por encima de la cabeza, abajo en el talón la llama.

En los tiempos heroicos —pues dioses y diosas amaban—

seguía el deseo a la mirada, el placer seguía al deseo.

¿Crees tú que la diosa del amor dudaba, antaño,

cuando en el bosque de Ideo con Anquises se complacía?

¿Vacilaba acaso Luna besar al bello que dormía?

¡Oh, entonces, ligera y envidiosa, despertaríala Aurora!

A Hero divisó Leandro en la ruidosa fiesta, y precipitose

ágil el amado, cálido, en la marea de la noche.

Una hija de un rey, la virgen madura, tranquila

camina hacia el pozo y allí la acecha el dios.

¡Así engendró Marte dos hijos! Una loba los gemelos

amamantó y fue así Roma princesa del mundo.


Tercera Elegía


De muchas maneras obran las flechas del Amor: hieren unas

y de insidioso veneno enferman el corazón lentamente;

pero con plumas poderosas, con filo vivo y punzante

penetran las otras e inflaman ágiles la sangre.

Rea Silva, virgen princesa, camina por el Tiber,

sacando sus aguas y abrazola entonces el dios.



… IV


Fraget nun wen ihr auch wollt mich werdet ihr nimmer erreichen

Schöne Damen und ihr Herren der feineren Welt!

Ob denn auch Werther gelebt? ob denn auch alles fein wahr sein?

Welche Stadt sich mit Recht Lottens der Einzigen rühmt?

[5] Ach wie hab ich so oft die törigten Blätter verwünschet,

Die mein jugendlich Leid unter die Menschen gebracht.

Wäre Werther mein Bruder gewesen, ich hätt ihn erschlagen,

Kaum verfolgte mich so rächend sein trauriger Geist.

So verfolgte das Liedchen Malbrough den reisenden Britten

[10] Erst von Paris nach Napel hinunter und wär er nach Madras gesegelt,

Malbrough empfing ihn auch dort Malbrough im Hafen das Lied.

Glücklich bin ich entflohn! sie kennet Werthern und Lotten

Kennet den Namen des Manns der sie sich eignete kaum.

Sie erkennet in ihm den freien rüstigen Fremden

[15] Der in Bergen und Schnee hölzerne Häuser bewohnt.

Teilt die Flammen die sie in seinem Busen entzündet

Freut sich daß er das Gold nicht wie die Römer bedenkt,

Besser ist ihr Tisch bestellt, es fehlet an Kleidern

Fehlet am Wagen ihr nicht der nach der Oper sie bringt.

[20] Mutter und Tochter erfreun sich ihres nordischen Gastes,

Und der Barbare beherrscht römischen Busen und Leib



IV


Preguntad si así lo queréis, que nunca me alcanzaréis,

bellas damas y vosotros caballeros de más selecto mundo.

¿Y si hubiera vivido Werther? ¿y si todo fuera verdad?

¿qué ciudad celebraría entonces ser la patria de Lotte?

Ay, qué a menudo he maldecido las necias hojas

que mis penas juveniles pusieron entre los hombres.

Si Werther hubiera sido mi hermano, lo habría matado,

que no tan vengativo me perseguiría su triste espíritu.

Así la canción Malbrough seguía al británico viajero

antaño de París a Livorno, entonces de Livorno a Roma,

y más abajo hasta Nápoles; y si a Madrás ¡Malbrough!

navegara también allí estaría, en el puerto la canción.

¡Felizmente he huido! No conoce a Werther, no a Lotte,

apenas si sabe el nombre del hombre que la hace suya.

Reconoce en él al extranjero libre y vigoroso

que entre montañas y nieves habita cabañas de madera.

Comparte las llamas que enciende en su pecho,

se alegra de que no aprecie, como los romanos, el oro.

Mejor dispuesta está ahora su mesa; no faltan vestidos,

no le faltan carruajes que a la ópera la conducen.

La madre y la hija se alegran del nórdico huésped

y el bárbaro se adueña de pechos y cuerpos romanos.



Zweite Elegie

Ehret wen ihr auch wollt! Nun bin ich endlich geborgen!

Schöne Damen und ihr Herren der feineren Welt;

Fraget nach Oheim und Vettern und alten Muhmen und Tanten;

Und dem gebundnen Gespräch folge das traurige Spiel.

[5] Auch ihr übrigen fahret mir wohl in großen und kleinen

Zirkeln, die ihr mich oft nah der Verzweiflung gebracht,

Wiederholet politisch und zwecklos jegliche Meinung,

Die den Wandrer mit Wut über Europa verfolgt.

So verfolgt das Liedchen Malbrough den reisenden Britten

[10] Einst von Paris nach Livorn, dann von Livorno nach Rom,

Weiter nach Napel hinunter und wär’ es nach Smyrna gesegelt;

Malbrough! empfing ich auch dort, Malbrough im Hafen das Lied.

Und so muß’ ich bis jetzt, auf allen Tritten und Schritten,

Schelten hören das Volk, schelten der Könige Rat.

[15] Nun entdeckt ihr mich nicht so bald in meinem Asyle,

Das mir Amor der Fürst königlich schützend verlieh.

Hier bedeckt er mich mit seinem Fittig. Die Liebste

Fürchtet, römisch gesinnt, wütende Gallier nicht,

Sie erkundigt sich nie nach neuer Märe, sie spähet

[20] Sorglich den Wünschen des Manns, dem sie sich eignete, nach,

Sie erfreut sich an ihm, dem freien rüstigen Fremden,

Der von Bergen und Schnee , hölzernen Häuser erzählt,

Teilt die Flammen, die sie in seinem Busen entzündet

Freut sich daß er das Gold nicht wie die Römer bedenkt,

[25] Bes er ist ihr Tisch bestellt, es fehlet an Kleidern

Fehlet am Wagen ihr nicht der nach der Oper sie bringt.

Mutter und Tochter erfreun sich ihres nordischen Gastes,

Und der Barbare beherrscht römischen Busen und Leib



Elegía segunda

¡Respetad si así lo deseáis! Yo, finalmente, estoy a salvo.

Bellas damas y vosotros, caballeros del más selecto mundo,

por tíos y primos preguntad, por viejas tías y parientes

y que el triste juego siga al estrecho diálogo.

También vosotros me lleváis, en grandes y pequeños

círculos que a menudo de tedio me llenaban,

repitiendo, política e inútil, cualquier noticia

que con ira al caminante por Europa perseguía.

Así la canción Malbrough seguía al británico viajero,

antaño de Paris a Livorno, entonces de Livorno a Roma

y más abajo hasta Nápoles; y si a Esmirna ¡Malbrough!

navegara también allí estaría, en el puerto la canción.

Y así yo, hasta ahora, por mil sendas y caminos,

oigo censurar al pueblo, censurar al consejo del rey.

Mas no me descubriréis tan pronto en mi asilo

que a mi Amor el príncipe, rey protector, me ofrece.

Me oculta él aquí bajo sus alas; la más amada

no teme, pues es romana, al galo iracundo;

no le importan los nuevos chismes, de los hombres

con cuidado el deseo acecha, servidor suyo.

Se regocija con él, extranjero libre y vigoroso,

que dice de montañas y nieves, de cabañas de madera;

comparte las llamas que enciende en su pecho,

se alegra de que no aprecie, como los romanos, el oro.

Mejor dispuesta está ahora su mesa; no faltan vestidos,

no le faltan carruajes que a la ópera la conducen.

La madre y la hija se alegran del nórdico huésped,

y el bárbaro se adueña de pechos y cuerpos romanos.



V


Fromm sind wir Liebende, still verehren wir alle Dämonen,

Wünschen uns jeglichen Gott, jeglichen Göttin zum Freund.

Und so gleichen wir euch o römische Sieger! den Göttern

Aller Völker der Welt bietet ihr Wohnungen an.

[5] Haben sie schwarz und streng aus altem Granit der Egypter

Oder ein Grieche sie weiß reizend aus Marmor geformt.

Doch verdrießet es nicht die Ewigen wenn wir besonders

Weihrauch köstlicher Art einer der Göttlichen streun.

Ja wir bekennen euch gern es bleiben unsre Gebete,

[10] Unser täglicher Dienst Einer besonders geweiht.

Schalkhaft, munter und ernst begehen wir heimliche Feste

Und das Schweigen geziemt allen Geweihten genau.

Eher lockten wir selbst die Erynnen durch gräßliche Taten,

An die Felsen uns her wagten es eher des Zeus

[15] Hartes Gericht an rollenden Rädern und Felsen zu dulden,

Als dem reizenden Dienst unser Gemüt zu entziehn.

Diese Göttin sie heißt Gelegenheit! lernet sie kennen,

Sie erscheint euch oft immer in andrer Gestalt.

Eine Tochter des Proteus möchte sie sein mit Thetis gezeuget,

[20] Deren verwandelte List manchen Heroen betrog.

So betrügt nun die Tochter den Unerfahrnen, den Blöden,

Schlummernde necket sie lang wachende fliegt sie vorbei.

Gern ergibt sie sich nur dem raschen tätigen Manne

Dieser findet sie zahm, spielend und zärtlich und hold.

[25] Einst erschien sie auch mir, ein bräunliches Mädchen, die Haare

Fielen dunkel und reich über Stirne herab.

Kurze Locken ringelten sich ums zierliche Hälschen

Ungeflochten und kurz krauste der Nacken das Haar.

Und ich verkannte sie nicht, ergriff die Eilende, lieblich

[30] Gab sie Umarmung und Kuß bald mir gelehrig zurück.

O wie war ich beglückt – Doch stille die Zeit ist vorüber

Blonde Flechten ihr habt römische Ketten mich nun



V


Piadosos los amantes en silencio veneramos todos los demones,

a todos los dioses, a todas las diosas deseamos como amigos

Al igual que vosotros, romanos vencedores, que ofrecéis

a los dioses de todos los pueblos del mundo morada:

negra y exacta de antiguo basalto, a los egipcios,

o de mármol a un dios griego, blanca y reluciente.

No se enojarán, pues, los Eternos, si quemamos

costoso incienso en honor de uno de ellos. Sí,

con gusto lo reconocemos: están nuestras oraciones,

nuestro diario servicio, a una divinidad consagradas.

Joviales y con seria alegría celebramos secretas fiestas

y el silencio conviene a todos los ungidos. Que

antes con horrendas acciones de las Erinias la furia

llamaríamos, antes nos atreveríamos a soportar

de Zeus el severo juicio —roca y rueda que gira—

que a retirar nuestra alma del grato servicio.

Esta diosa, Ocasión se llama, ¡conocedla!

A menudo, siempre bajo mil figuras, se os manifiesta.

Hija de Proteo podría ser, engendrada con Tetis, que

con metamorforseante astucia a los héroes engañaba.

Engaña así la hija a los inexpertos y a los necios;

al que duerme esquiva y pasa junto al que vela.

Sólo a los osados, a los activos con gusto se da,

dócil, juguetona, tierna y propicia a éstos encuentra.

Antaño también se me apareció, muchacha morena,

caía oscuro y abundante sobre su frente el pelo,

destrenzado y corto se le rizaba el pelo en la nuca

y el pelo sin trenzar se le rizaba en la cabeza.

No la ignoré, apresé a la que huía; amorosa

me devolvió el abrazo y pronto me besó experta.

¡Oh experiencia feliz! Mas silencio, pasó el momento,

rubias trenzas: sois para mi cadenas romanas. 



Vierte Elegie


[2] Wünschen uns jeglichen Gott, jegliche Göttin geneigt

[28] Ungeflochtenes Haar krauste vom Scheitel sich auf.

[32] Und umwunden bin ich römische Flechten von euch.



Elegía cuarta

ante todos los dioses, ante todas las diosas, nos inclinamos.

breves rizos se ensortijaban en su grácil cuello,

y libre estoy ya de vosotros, oh lazos romanos. 



VI


Froh empfind’ ich mich nun auf klassischem Boden begeistert!

Lauter und reizender spricht Vorwelt und Mitwelt zu mir.

Ich befolgte den Rat durchblättre die Werke der Alten

Mit geschäftiger Hand täglich mit neuen Genuß.

[5] Aber ich habe des Nachts die Hände gerne wo anders

Werd ich auch halb nur gelehrt, bin ich doch doppelt vergnügt.

Und belehr ich mich nicht, wenn ich des lieblichen Busens

Formen spähe, die Hand leite die Hüften hinab.

Dann versteh ich erst recht den Marmor, ich denk und vergleiche,

[10] Sehe mit fühlendem Aug, fühle mit sehender Hand.

Raubet die Liebste den gleich mir einige Stunden des Tages,

Gibt sie Stunden der Nacht mir zur Entschädigung hin.

Wird doch nicht immer geküßt es wird vernünftig gesprochen.

Schlummert mein Schätzchen erst ein lieg ich und denke mir viel.

[15] Oftmals hab ich auch schon in ihren Armen gedichtet

Und des Hexameters Maß, leise, mit fingernder Hand,

Ihr auf den Rücken gezählt, es schlummert das liebliche Mädchen

Und es durchglühet ihr Hauch mir bis ins tiefste die Brust.

Amor schüret indes die Lampe und denket der Zeiten

[20] Da er den nämlichen Dienst seinen Triumvirn getan.



Fünfte Elegie

[5] Aber die Nächte hindurch hält Amor mich anders beschäftigt,

[14] Überfällt sie der Schlaf, lieg ich und denke mir viel.

[17] Ihr auf den Rücken gezählt, sie atmet in lieblichem Schlummer



VI


Feliz me siento en suelo clásico, entusiasmado,

pasado y presente me hablan más fuerte y claro.

Sigo el consejo y ojeo las obras de los antiguos,

mano presurosa, placer que cada día se renueva.

Pero de las noches las manos en otro lugar pongo,

y si sólo a medias aprendo, soy el doble de feliz.

¿Y acaso no aprendo cuando del pecho amado

acecho las formas y por sus caderas deslizo la mano?

Sólo entonces comprendo al mármol: pienso y comparo,

veo con ojos que tocan, toco con manos que ven.

Y si la amada algunas horas del día me roba,

devuélvemelas de la noche y así me resarce.

No todo son besos, que también hablamos,

apenas mi tesoro se adormece reposo y medito.

A menudo he sido poeta entre sus brazos

y el ritmo del hexámetro, con mano leve,

en su espalda he medido. Respira sueño amoroso

y su piel el pecho me inspira hasta lo más profundo.

Atiza Amor la lámpara y los tiempos recuerda

en los que a su triumvirato, con placer, servía.



Elegía quinta

Mas las noches Amor de otro modo me ocupa,

cuando la asalta el sueño, reposo y medito.

en su espalda he medido. Respira sueño amoroso 



VII


Kannst du, o Grausamer! mich in solchen Worten betrüben?

Reden so bitter und hart liebenden Männer bei euch!

Daß das Volk mich verklagt, ich muß es dulden und bin ich

Etwa nicht schuldig? doch ach! schuldig nur bin ich mit dir!

[5] Diese Kleider sie sind der neidischen Nachbarin Zeugen

Daß die Witwe nicht mehr einsam den Gatten beweint.

Bist dus unvorsichtig nicht oft bei Mondschein gekommen?

Grau, im dunklen Sürtout, hinten gerundet das Haar?

Hast du dir scherzend nicht selbst die geistliche Maske gewählet?

[10] Solls ein Prälate denn sein gut, den Prälate bist du.

In dem geistlichen Rom, kaum scheint es glaublich, doch schwör ich

Nie hat ein Geistlicher sich meiner Umarmung gefreut.

Arm war ich und jung und wohlbekannt den Verführern

Falkonieri hat mir oft in die Augen gegafft,

[15] Und die Kuppler Albanis micht gewichtigen Zetteln

Bald nach Ostia bald nach den vier Brunnen gelockt.

Aber wer nicht kam das war das Mädchen. So hab ich

Rotstrumpf immer gehaßt und Violettstrumpf dazu.

Denn ihr seid am Ende doch nur betrogen so sagte

[20] Mir der Vater wenn auch leichter die Mutter es nahm.

Und so bin ich denn auch am Ende betrogen! du zürnest

Nur zum Scheine mir mir weil du verlassen mich willst.

Geh! ihr seid der Frauen nicht wert! wir tragen die Kinder

Unter dem Herzen und so tragen die Treue wir auch,

[25] Aber ihr Männer ihr schüttet mit eurer Kraft und Begierde

Auch die Liebe zugleich in den Umarmungen aus!

Also sprach die Geliebte und nahm den Kleinen von Stuhle,

Drückt ihn küssend ans Herz, Tränen entquollen dem Blick.

Und wie saß ich beschämt daß die Gespräche der Menschen

[30] Dieses liebliche Bild mir zu beflecken vermocht.

Dunkel brennt das Feuer nur augenblicklich und dampfet,

Wenn das Wasser die Glut stürzend und gähling verhüllt;

Aber sie reinigt sich schnell, sie jagt die Dämpfe von hinnen,

Neuer und mächtiger dringt prasselnd die Flamme hinauf. 



 VII


«¿Puedes tú, oh cruel, afligirme con tales palabras? Así,

tan amargos ¿hablan entre vosotros los hombres que aman?

Si muchos me acusan, debo soportarlo. ¿Y no soy,

acaso, culpable? ¡Mas, ay, sólo contigo lo soy!

Estos vestidos, ellos dirán a la envidiosa vecina

que la viuda ya no llora en soledad al esposo.

¿No has venido, despreocupado, a la luz de la luna,

con oscura sotana y ocultos atrás los cabellos?

¿No has escogido tú, festivo, la máscara clerical?

¿Sería entonces un prelado? El prelado eras tú.

En la Roma clerical apenas creíble, mas lo juro:

nunca de mis abrazos un clérigo ha gozado.

Era pobre, y joven, y bien conocía al seductor.

A menudo Falconieri miraba boquiabierto mis ojos,

y el alcahuete Albanis, con influyentes billetes,

me llamó a veces a Ostia, otras a las Cuatro Fuentes

Pero quien no fue, fue la muchacha. Y así, con el corazón,

siempre he odiado las medias rojas y las violetas.

Pues ‘vosotras muchachas sois al final las engañadas’,

decía el padre, y con ligereza repetíalo la madre.

¡Y así, al final, lo he sido! Pues piensas huir

sólo en apariencia te enojas conmigo. ¡Vete!

¡No valéis el amor de una mujer! Que bajo el corazón,

portamos los niños, y también llevamos la fidelidad.

Pero vosotros, hombres, con vuestra fuerza y deseo

también al amor ahuyentáis en vuestros abrazos!».

Así habló la amada y levantó al pequeño de la silla,

lo estrechó, besándolo, en el corazón: lágrimas sus ojos.

¡Y cómo me avergonzaba yo de que las habladurías

pudieran empañarme esta amable figura!

Quema oscuro el fuego sólo un instante y se evapora

cuando el agua oculta el rescoldo rápida y precipitada:

mas pronto se purifica, ahuyenta los turbios vapores,

y más nueva y poderosa se yergue, reluciente, la llama.



Sechste Elegie

[29] Und wie saß ich beschämt, daß Reden feindlicher Menschen



Elegía sexta

¡Y cómo me avergonzaba yo de que enemigas palabras



VIII


O wie machst du mich, Römerin, glücklich. Gedenk ich der Zeiten

Da mich ein graulicher Tag hinten im Norden umfing,

Trübe der Himmel und schwer auf meinen Scheitel sich neigte

Farb’ und gestaltlos die Welt um den Ermatteten lag

[5] Da ein sittliches Bette dem darbenden Armen vergebens

Lohn der einsamen Nacht ruhige Stunden verhieß.

Nun umleuchtet der Glanz des hellen Äthers die Stirne

Phöbus rufet der Gott Formen und Farben hervor.

Sternenhelle glänzet die Nacht, sie klingt von Gesängen

[10] Und mir leuchtet der Mond bis an dein stilles Gemach.

Welche Seligkeit ward mir Sterblichen? Träum ich? Empfänget

Dein ambrosisches Haus, Jupiter Vater, den Gast?

Siehe hier lieg ich und strecke nach deinen Knien die Hände

Flehend aus. O! vernimm Jupiter Xenius mich!

[15] Wie ich hereingekommen ich kann es nicht sagen, es faßte

Hebe den Wandrer und zog mich in die Hallen heran.

Hast du ihr einen Heroen herauf zu führen geboten

Irrte die Schöne? Vergib! Laß mich des Irrtums mich freuen!

Deine Tochter Fortuna sie auch! die herrlichsten Gaben

[20] Teilet sie Mädchenhaft aus, wie es die Laune gebeut.

Bist du der wirtliche Gott o so verstoße den Gastfreund

Nicht von deinem Olymp wieder zur Erde hinab.

Dichter! wo versteigst du dich hin? – Vergib mir, der hohe

Capitolinische Berg ist dir ein zweiter Olymp.

[25] Dulde mich Jupiter hier und Hermes führe mich später

Die Pyramide vorbei leise zum Orcus hinab. 



 VIII


¡Qué feliz me haces romana! Recuerdo los tiempos,

los días grises en los que me hallaba en el Norte,

turbio era el cielo y pesado sobre mí caía,

y era el mundo sin luz ni contornos, pues un lecho

de buenas costumbres al indigente en vano prometía

la recompensa de la noche en soledad, horas tranquilas.

Ahora reluce el brillo del más claro éter, estrellas

suscita Febo, el dios, mil formas y colores.

Estrellas brilla la noche, suena suaves cantos,

y me brilla la luna hasta en tu tranquila habitación.

¡Qué dicha me a acoge a mí mortal! ¿Sueño? ¿Recibe,

padre Júpiter, tu casa de ambrosía al huésped?

Mira, aquí estoy yo y alzo las manos a tus rodillas,

implorante ¡Oh! ¡Acógeme Júpiter Xenius!

Cómo he llegado, no sé decirlo; me tomó Hebe,

alzó al caminante y me introdujo en la sala.

¿Acaso le has pedido a ella llamar a un héroe?

¿Erró la bella? ¡Olvídalo! ¡Permite la alegría del error!

Tu hija Fortuna, también ella, dones espléndidos

esparce, como las mujeres, según es su capricho.

¿Eres tú el dios hospitalario? Si es así no arrojes

al huésped desde tu Olimpo de nuevo a la tierra.

«¡Poeta! ¿dónde te encaramas?» Dispón, la alta

montaña capitolina sea para tí un segundo Olimpo.

Tolérame, Júpiter, aquí, y que luego Hermes me lleve,

ante la pirámide, tranquilamente al Orco. 



Siebente Elegie


[1] O wie fühl ich in Rom so froh! Gedenk ich der Zeiten,

[5] Und ich über mein Ich, des unbefriedigten Geistes

Düstre Wege zu spähn, stil in Betrachtung versank.

[18] Irrte die Schöne? Vergib! Laß mir des Irrtums Gewinn!

[26] Cestius Denkmal vorbei, leise zum Orcus hinab.



Elegía séptima


¡Oh, qué feliz soy en Roma! Recuerdo los tiempos,

hundiéndome en los sombríos caminos que yo,

sobre mi Yo, espíritu insatisfecho, avistaba.

¿Erró la bella? ¡Olvídalo! ¡Permite el premio del error!

ante el monumento a Cestio, quedamente al Orco.



IX = Achte Elegie

Wenn du mir sagst du habest als Kind, Geliebte, den Menschen

Nicht gefallen und dich habe die Mutter verschmäht

Bis du größer geworden und dich entwickelt, ich glaub es,

Gerne denk ich in dir mir ein besonderes Kind.

[5] So vermisset die Blüte des Weinstocks Farben und Bildung

Wenn die Beere gereift Götter und Menschen entzückt.



IX = Elegía octava