CONTENIDO

Prefacio

1 Lo Siento, Hemos Enloquecido

2 La Dicotomía Peligrosa 

3 ¿Por Qué Hacemos lo que Hacemos?

4 El Más Elevado Placer

5 Sexo: El Panorama Completo

6 Si el Sexo Implica Adoración, no se Trata Solo de Ti

7 Si el Sexo Implica Relación, no se Trata Solo de Ti

8 Si el Sexo Implica Obediencia, no se Trata Solo de Ti

9 ¿Adónde Vamos Ahora?

10 El Dinero es Importante

11 Cazadores de Tesoros

12 El Dinero no es el Problema -- Es el Amor

13 No Puedes Llevártelo Contigo

14 ¿Vives Como si Fueses Pobre?

Publicado por:

Publicaciones Faro de Gracia

P.O. Box 1043

Graham, NC 27253

www.farodegracia.org

ISBN 978-1-629460-16-1

Agradecemos el permiso y la ayuda brindada por Crossway y Paul Tripp Ministries para traducir e imprimir este libro, Sex and Money, al español.

Sex and Money

Copyright © 2013, by Paul David Tripp

Published by Crossway

a publishing company of Good News Publishers

Wheaton, IL 60187, USA

This edition published by arrangement with Crossway.

All rights reserved.

© 2014, por Publicaciones Faro de Gracia. Traducción al español realizada por Victor Garcia; redacción por Armando Molina; Diseño de la portada por Jeremy Bennett, Kalos Grafx Studios; diseño de la página, Sara Younis. Todos los Derechos Reservados.

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio – electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o cualquier otro – excepto por breves citas en revistas impresas, sin permiso previo del editor.

© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas, a menos que sea notado como otra versión. Utilizado con permiso.

Impreso en Colombia, 2014

Published by Publicaciones Faro de Gracia at Smashwords.

Por las misericordias de cada mañana

y la gracia preservadora de cada día,

estoy eternamente agradecido.

SEXO Y

DINERO

LOS PLACERES QUE TE DEJAN VACIO
Y LA GRACIA QUE SATISFACE


PAUL DAVID TRIPP

PREFACIO

Es la tarde un día después de finalizar el libro que ahora estás leyendo. La mejor descripción de mi estado de ánimo es la de alguien que celebra con tristeza. Estoy devastado por lo que este libro ha expuesto de mi persona. Me siento apesadumbrado por la lascivia que aún reside en mi corazón, y me entristezco ante la evidencia de que aún derrocho dinero en cosas que simplemente no tienen importancia. Pero estoy lejos de la desesperación, porque escribir este libro me ha estimulado a un nivel más profundo del que conocía con el liberador y transformador poder de la gracia del Señor Jesucristo.

Me entristece pensar que en cuanto al sexo y el dinero aún caemos en el legalismo que dice que si organizamos la vida de las personas, les damos el conjunto de reglas correctas y las conectamos a sistemas eficientes de supervisión, podemos liberarles de su desvarío por el sexo y el dinero. El hecho de que podamos mirar al poder pecaminoso del sexo y el dinero para engañar y esclavizar a la gente, y a la vez nos sintamos confortables confiando en el ridículo poder de la intervención humana, es en sí mismo insensato. Pocas áreas del conflicto humano revelan más poderosamente la triste pecaminosidad del pecado que los males relacionados con el sexo y el dinero, los cuales se cometen miles de veces diariamente.

Sin embargo, a pesar de todo, aún hay una razón robusta para el gozo. Por todas partes la iglesia de Jesucristo está retornando un vez más a la esperanza del Evangelio. Por todas partes los líderes cristianos, jóvenes y viejos están buscando en el evangelio de Jesucristo la ayuda para diagnosticar los problemas de sexo y dinero, a la vez que le extienden a los tentados, debilitados o adictos, la esperanza que solo se halla en la gracia de Jesús.

Pero aun así, es triste pensar en cuánta gente buscará hoy en el sexo y el dinero lo que estos no pueden dar, y al hacerlo cederán a la tentación y profundizarán su adicción. Es triste pensar cuánta gente en su vergüenza negará no solo el daño de lo que está haciendo sino la profundidad de su cautividad. Y mientras muchos sufren en privado, es triste ver que la cultura que nos rodea parece desquiciarse más y más con el sexo y el dinero cada día que pasa.

No obstante, frente a todo esto hay un reposo feliz al saber que Jesús aún reina y continuará impulsando la marcha de su reino hasta que el último enemigo se rinda a sus pies. Él reina sobre toda situación, lugar y relaciones que de otra manera serian, para ti y para mí, causa de desaliento. Él reina para la gloria suya y el bien tuyo. Y su reino es la garantía de que te dará todo lo que te ha prometido porque solo Él puede garantizar que cumplirá sus promesas en los lugares donde gobierna, los cuales, dicho sea de paso, es en todo lugar.

Así que, sigue adelante y lee este libro como alguien que celebra con tristeza. Espero que en ciertos momentos te haga llorar y en otros gritar de gozo. Regocíjate con un fruncir de ceño o celebra con lágrimas. Es lo que realmente deberíamos estar haciendo entre el “ahora” y el “todavía no,” mientras seguimos esperando con la seguridad de que nuestro Mesías llevará a su fin nuestros conflictos con el sexo y el dinero.

Paul David Tripp
Octubre, 11, 2012

“He llegado a contar con que los libros de Paul Tripp sean bíblicos, centrados en Cristo, profundos, interesantes y bien escritos. Sexo y Dinero no es la excepción. Su análisis sobre nuestra idolatría cultural y la gracia transformadora de Dios son inapreciables.”

Randy Alcorn

Autor de The Purity Principle y Managing God’s Money

“Fresco, honesto y realista. Paul Tripp enfrenta las familiares trampas del sexo y el dinero con una perspectiva fresca, respuestas bíblicas honestas y un sentido realista de nuestra necesidad de la gracia de Dios. Recomiendo este nuevo recurso de mi amigo y compañero en el ministerio a todos ustedes.”

James MacDonald

Pastor Principal de “Harvest Bible Chapel”

Ator de Vertical Church

“Sexo y Dinero. ¿Hay otros temas que ocupen nuestros pensamientos y que esclavicen nuestras vidas más que estos? Paul Tripp nos provee entendimiento respecto a cómo hemos convertido estas bendiciones en esclavitud y cómo una perspectiva enfocada en Dios es la única manera de ponerlas de nuevo en el lugar correcto para el servicio a Él. Todo el que ha tenido conflicto en estas áreas, lo cual incluye a cada uno de nosotros, encontrará en estas páginas una ayuda práctica y bíblicamente sustentada.”

Tim Witmer

Profesor de Teología Práctica, Seminario Teológico Westminster,

Filadelfia; autor de The Shepherd Leader y The Shepherd Leader at Home

“Paul Tripp alcanza en este libro a los abrumados por el desvarío sexual y el materialismo rampante de nuestros días. Con una cuidadosa enseñanza bíblica, con gracia y con el evangelio en el centro mismo de su argumento, Tripp explica que solamente cuando reconocemos a Dios como el indiscutido maestro de nuestros corazones, todo lo demás estará en su debido lugar. Tal como él escribe: “el evangelio es el único diagnóstico confiable en lo que se refiere al sexo y al dinero, y puesto que provee el único diagnóstico confiable, también nos brinda la única medicina confiable.” Este es un libro humilde, esperanzador y relevante -- un maravilloso recordatorio de que el camino de Jesús es fácil y su carga es ligera. Lo recomiendo grandemente.”

Chris Brauns

Pastor de la iglesia “The Red Brick”, Stillman Valley, Illinois;

Autor de Unpacking Forgiveness

“Siempre me beneficio del insistente enfoque de Paul Tripp en cómo la actitud y las creencias de nuestro corazón son el asiento de nuestra conducta. En Sexo y Dinero, él ha tomado dos de los más grandes ídolos y los ha desenmascarado frente al glorioso evangelio. Si usted quiere realmente destronar la insensatez y el poder de la lascivia y el materialismo en su vida, este libro lo llevará a la única verdadera solución -- Jesús mismo.”

Jay Thomas

Pastor Principal de la iglesia Chapell Hill

coautor de Sex, Dating and Relationships

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1

LO SIENTO, HEMOS ENLOQUECIDO

Ella tiene trece años y no puede dejar de pensar y hablar de su inminente implante de senos. Para ella, ser mujer se trata del tamaño de sus senos.

Otra niña tiene quince y se auto declara experta en el sexo oral. No solo porque se considera conocedora teórica del tema, sino porque ha adquirido experiencia personal.

Le he dicho a mi esposa que durante los meses de verano es difícil caminar por las calles del centro de Filadelfia, donde vivimos, y saber dónde poner tus ojos a causa de la cantidad de mujeres en diferentes grados de desnudez.

Tim tiene diecisiete años y sin darse cuenta ha sido entrenado para ver a las mujeres como objetos cuyo valor está ligado a su belleza física y a la forma de su cuerpo.

Jorge está casado y tiene tres niños; parece tener un buen matrimonio, pero se masturba al menos una vez al día. Su esposa no lo sabe, aunque él lo ha estado haciendo por años.

Una pareja vino a mí después de una conferencia trayendo una combinación de corazones rotos con enojo. Querían saber qué hacer con su hijo que parecía irremediablemente adicto a la pornografía en el internet. Les pregunté qué edad tenía, pensado que me dirían que era un adolescente o que sería un veinteañero. Para mi estupefacción, y respondiendo con vergüenza, el padre me dijo, “ocho.” ¡Ocho! Asimilen esto. ¡Ocho!

En una conferencia en Sur África otra pareja me preguntó si podían almorzar conmigo. Después de la comida me contaron su historia. Su hijo, un pastor interino recién casado, había estado teniendo sexo con una muchacha universitaria del ministerio estudiantil del cual él era responsable.

En las grandes ciudades alrededor del mundo te consideran un fanático primitivo incurable si no piensas que el matrimonio entre personas del mismo sexo es, no solamente algo maravilloso, sino un derecho civil.

Difícilmente se puede ver un video, un comercial de automóviles, o escuchar una canción popular sin que nuestros estándares morales sean atropellados.

Sandra tiene veinte años y su definición de la ropa buena y apropiada para ella es que esté diseñada para revelar el cuerpo. Sus vestidos tienden a ser ajustados, cortos y escotados. Sandra es una cristiana que en muchos sentidos toma su fe en serio.

Un hombre me pidió consejo porque sabía que tenía un problema. Estaba literalmente asediando mujeres por las noches después de sus clases de seminario. Merodeaba alrededor de algún Starbucks y seguía a las mujeres más atractivas hasta su casa, por supuesto, sin dejarles saber lo que estaba haciendo.

¿Cuántos maestros y entrenadores de deportes han sido arrestados por tener sexo con los estudiantes que encomendamos a su cuidado?

Hay una popular página en el internet que conecta a la gente que quiere ser infiel con otros que desean hacer lo mismo.

Una escuela secundaria en medio de una gran ciudad abrió un jardín de cuidados infantiles a la vecindad de su edificio porque muchas de las jovencitas que allí estudian tienen niños.

Hay tanta gente enviando textos con fotos sexuales explícitas por sus teléfonos celulares que la palabra sexting se ha vuelto parte del vocabulario moderno.

La pornografía virtual es el motor económico más poderoso del internet.

Antes de que los graduandos de la escuela secundaria tengan un trabajo verdadero, ya están siendo bombardeados con tarjetas de crédito pre-aprobadas como un regalo de graduación de los grandes bancos.

El ostentoso estilo de vida de los ricos y los famosos consume incontables horas del contenido de la televisión y del internet.

Muchas, muchas parejas con múltiples tarjetas de crédito y un catálogo de préstamos, agregan un peligroso peso de deuda a su matrimonio y aparentemente no se dan cuenta ni sienten temor.

Cientos de miles de personas viven regularmente más allá de sus medios y se pasan toda su vida adulta tratando de mantener su cabeza por encima de las profundas aguas de las deudas.

Los vendedores de carros lujosos ofrecen préstamos a personas que no pueden gastar en esos carros para que luzcan más ricos y exitosos de lo que realmente son.

Cientos de miles de personas, viviendo en casas más grandes de lo que necesitan y más caras de lo que pueden costear, tiemblan ante la ineludible realidad de un embargo.

El padre de un muchacho en la escuela secundaria le compra un carro de $50,000 como regalo de cumpleaños a los dieciséis, y uno tiene que preguntarse, ¿Hasta dónde van a llegar?

La carga de la deuda personal del cristiano promedio comprometido es en sí misma un escándalo.

Una familia consigue una segunda hipoteca sobre su casa y pone el dinero en su cuenta de banco para tener más dinero disponible para gastar.

Muchísima gente vive en una situación en la que sus ingresos van detrás de su estilo de vida, en una danza con la deuda que los sume en la ansiedad.

La mayoría del dinero ofrendado a las iglesias evangélicas promedio es dado por una pequeña minoría de sus miembros, y muchos de sus asistentes regulares dan poco o no dan nunca.

Muchas parejas que viven en ciudades grandes dejan diariamente a sus hijos en un centro de cuidado infantil porque dicen que es literalmente imposible vivir y pagar sus deudas sin que ambos esposos trabajen a tiempo completo.

Muchos adultos mayores tendrán que trabajar aun después de su retiro porque usaron sus cuentas de retiro para pagar deudas que resultaron de un estilo de vida que sus cheques no podían cubrir.

...


Sexo y dinero - no hay que buscar muy lejos para ver que en ambas áreas tenemos grandes problemas. Las noticias están llenas de escándalos que envuelven sexo y dinero. El contenido de los tabloides es suficiente para alertarnos del hecho de que algo está terriblemente mal. Es difícil escuchar cualquier discusión cultural en relación a estos temas que no esté contaminada, ya sea por el auto-engaño o la distorsión de la realidad. Ni el sexo ni el dinero pueden cumplir las promesas que creemos que hacen y en estas dos áreas hay más peligro del que tendemos a pensar que hay. Ambas funcionan hoy, en la cultura que nos rodea, como solventes espirituales que devoran las fibras mismas de la cultura y las sociedades. Ambas tienen el perverso poder de dominar tu corazón y al hacerlo, determinar el rumbo de tu vida. Ambas te dan la sensación de que tú tienes el control a la vez que progresivamente se convierten en el amo que te encadena y te pone bajo su control. Ambas te ofrecen una sensación interna de bienestar a pesar de que no tienen en absoluto la capacidad de satisfacer tu corazón. Ambas te seducen con el prospecto de un placer que te da contentamiento, cuando lo que en realidad hacen es dejarte vacío y deseando más. Ambas ofrecen la posibilidad de finalmente sentirte satisfecho, pero lo que hacen es que envidies a todo el que tiene más y mejores cosas que las tuyas. Ambas te venden la mentira de que el placer físico es al camino a la paz espiritual. Ambas son la obra de las manos del Creador, pero tienden a prometerte lo que solo el Creador puede darte. Ambas son hermosas en sí mismas, pero se han distorsionado y se han vuelto peligrosas a causa de la caída.

Con toda esta agitación fuera y dentro de nosotros, la iglesia de Cristo Jesús ha permanecido extrañamente silenciosa y reticente respecto a estos dos temas. Los tocamos con tanta timidez, reserva y vergüenza que no tiene sentido ni personal, cultural ni bíblicamente. Con frecuencia los pastores se resisten a enseñar y predicar sobre asuntos financieros como si este tópico estuviese fuera de los límites de lo que Dios los llamó a hacer. Pero si son cautelosos para hablar del dinero, lo son aún mas en lo que al sexo se refiere. Mientras tanto, en ambas áreas el mundo a nuestro alrededor parece no parar nunca de hablar de ello.

Los padres cristianos no parecen estar haciendo un buen trabajo en discipular a sus hijos en estos temas. ¿Cuántos padres les enseñan a sus hijos sobre los peligros en la calle de amar el dinero, sobre cuán fácil es caer en deudas aplastantes, sobre cómo vivir dentro de los medios a su alcance y sobre cómo la manera en que nos relacionamos con el dinero y lo usamos revela la verdadera condición de nuestros corazones? ¿Cuántos padres hacen algo más que tener una desagradable y embarazosa conversación sobre el sexo con sus hijos, y se quedan contentos una vez que lo han hecho, dispuestos a nunca más hablar del tema? ¿Cuántos jóvenes que vienen de casas cristianas luchan con dudas, confusión y tentaciones pero nunca se les ocurriría buscar la ayuda y la sabiduría de sus avergonzados y silenciosos padres? ¿Cuántos padres proveen un lugar permanentemente seguro, compasivo y donde no se juzga a sus adolescentes para hablar sobre el sexo, sabiendo que las preguntas y tentaciones de un muchacho de trece años son diferentes a las de uno de quince y las de éste son diferentes a las de uno de dieciocho? Mientras tanto, las obsesiones y distorsiones de una cultura adicta son puestas poderosamente frente a los ojos, oídos y corazones de aun los más conservadores cristianos por los penetrantes e intrusivos medios de comunicación que son casi imposibles de evadir.

Pero, a pesar de esto, Dios, en su gran sabiduría, para su gloria y nuestro bien, nos ha escogido para vivir en un mundo donde el dinero es un tema ineludible y el sexo es una parte significativa de la experiencia humana. Los temas del sexo y el dinero son importantes e inevitables porque Dios dispuso que lo fueran. Y puesto que el sexo y el dinero fueron creados por la mano de Dios y existen bajo el control de su soberanía, deben ser manejados con reverencia y asombro, no con vergüenza y timidez. El sexo y el dinero vienen de Él, pertenecen a Él y siguen existiendo a través de Él, a Él sea la gloria.

Dios también nos ha escogido para vivir en un mundo donde las mentiras, engaños, distorsiones y tentaciones del sexo y el dinero son muchas. La dirección donde tú vives no es un error de Dios. Tu exposición a las diversas dificultades de la vida en este mundo caído con todos sus engaños no estorba el plan de Dios; ése es su plan. Justamente aquí y ahora mismo, Él te tiene exactamente donde quiere que estés. Él conoce exactamente lo que estás enfrentando y no está tratando de solucionar o encubrir un gran error divino. Él no se está frotando las manos en celestial ansiedad. Él te ha escogido cuidadosa y sabiamente para que vivas justamente donde vives y sabe bien lo que estás enfrentado. De nuevo, toda esta dinámica existe para su gloria suprema y para tu redención.

Así que no podemos actuar en relación al sexo y al dinero como si fuéramos impotentes, o como si fuese imposible prepararnos para lo que inevitablemente enfrentaremos. No nos podemos permitir pensar que estamos solos en este conflicto. No podemos permitirnos vivir como monjes evangélicos modernos, como si la separación del mundo es la clave de la verdadera justicia. Y no podemos dejarnos adormecer o intimidar para estar callados respecto a estas dos áreas de la vida humana sobre las cuales el Creador ha hablado tan poderosa y claramente. No podemos olvidar las verdades del evangelio de Jesucristo que exponen la mentira y brindan liberación. Es vital que recordemos que la gracia del Señor Jesucristo no solo llena tu necesidad perdonando tus pecados pasados o dándote esperanza para el futuro, sino que satisface todo lo que enfrentas donde Dios te ha posicionado aquí y ahora. Es este evangelio el que nos brinda el único diagnóstico confiable respecto al sexo y al dinero, y junto con el único diagnóstico confiable nos favorece con la única cura eficaz. El evangelio tiene el poder de hacernos sabios respecto al sexo y el dinero, de mantenernos protegidos del sexo y el dinero, de darnos valor frente al sexo y el dinero y no tolerar ser marginados por la timidez y el miedo. El evangelio nos favorece con todo lo que necesitamos para celebrar y participar en ambas áreas de manera que honremos a Dios y disfrutemos plenamente las cosas buenas que Él nos da para que las disfrutemos.

¿POR QUÉ ESTE LIBRO AHORA?

La gente siempre me pregunta en qué estoy trabajando ahora o sobre qué intento escribir después. A esa primera pregunta siempre le sigue una segunda, “¿Por qué eso?” Y seguramente les ha intrigado cuando les he dicho que ahora estoy trabajando en un libro sobre el sexo y el dinero. Se han interesado en saber por qué he escogido estos dos temas de tantos otros que podría haber tratado, y me preguntan qué veo alrededor que me motiva a escribir sobre esto ahora. Mientras he pensado en esto los últimos meses, hay tres palabras que vienen a mi mente una y otra vez, y ellas son las mejores respuestas a esa pregunta. Las palabras son: locura, adicción y gloria.

Locura

No, no la mía, sino la de la cultura. Estoy profundamente persuadido que cuando se trata del sexo y el dinero hemos enloquecido culturalmente. El nivel de enajenamiento funcional, de auto-engaño y de auto-destrucción que acompaña a la manera en que enfocamos estas áreas es simplemente un desvarío. No hay que ir demasiado lejos para ver que nos hemos desquiciado. Estamos endeudados hasta las orejas, pero nunca fallamos en seguir gastando. Hemos puesto el sexo en un lugar donde no debe estar, pero aparentemente no vemos el peligro. Nuestros hijos son sexualizados antes de ser adecuadamente educados. Se les enseña los gozos del materialismo antes de que aprendan a contar las monedas que tienen en su bolso. Me siento en un agradable restaurante y me veo forzado a escuchar una canción, que se supone es la música de fondo del almuerzo, con descripciones graficas de “amor” sexual. Tengo que romper numerosas tarjetas de crédito no solicitadas enviadas a mis incautos hijos para animarlos a endeudarse aun antes de tener un trabajo decente y mucho menos lo que se podría considerar una profesión. Hay pocas cantantes populares que resistan las poderosas demandas a su alrededor para desnudarse y ejecutar bailes que son menos que bien orquestadas simulaciones de sexo. Seguramente hacemos un mejor trabajo enseñando a nuestros hijos cómo gastar que enseñándoles cómo estar contentos y ser agradecidos. Hacemos un mejor trabajo enseñando a nuestros hijos las cosas que el dinero puede ayudarles a adquirir que enseñándoles la importancia de ser buenos administradores de los recursos que Dios les provee.

Las jovencitas de hoy se preocupan más de la belleza de sus rostros y de las proporciones de su cuerpo que de la calidad de su carácter. Nuestros héroes tienden a ser gente joven, rica y sexy más que héroes en el sentido clásico de lo que la palabra entraña. Las jovencitas conectan su identidad a cuán delgada es su nariz, cuán llenos son sus labios y cuál es el tamaño de sus senos. Nosotros nos evaluamos unos a otros con términos como guapo y sexy. Términos como pene y vagina, pezones y glúteos son parte del vocabulario aceptable de los programas principales de la televisión. La pornografía no está restringida a los vecindarios malos y a los pasillos de edificios abandonados. No, existe en los sitios más importantes que cualquiera con el más básico conocimiento de computadoras puede encontrar en Google.

El tamaño de la deuda personal, corporativa y gubernamental es en sí mismo un testamento de la cultura que, en cuanto al dinero, simplemente ha perdido la mente. Y en nuestra negación pensamos que la manera de salir de este enredo es endeudándonos más. Las tarjetas de crédito han alterado nuestra manera de ver el dinero. Ahora aceptamos que es cuerdo gastar el dinero que aún no hemos adquirido siempre que podamos pagar los cobros por el servicio de la tarjeta.

Mira alrededor. Escucha con cuidado. Toma tiempo para evaluar y considerar. Examina los verdaderos deseos de tu corazón. Estamos en problema porque en dos áreas profundamente importantes de la vida, hemos llegado a considerar normal lo que no es normal en lo absoluto. Es una red de degradación gradual perturbadora. Y en medio de esta locura solo hay una ventana a través de la cual podemos contemplar los mundos del sexo y el dinero con candor, claridad y sabiduría. Esta ventana es el evangelio del Señor Jesucristo. Y solo hay una cosa que puede librarnos de la locura que de alguna manera parece en algún punto apoderarse de nosotros. Es la gracia de este mismo evangelio. La humillante verdad es que el sexo y el dinero no son el problema, porque éstos no son malos en sí mismos. El problema tampoco tiene que ver con lo que nos rodea, como si lo que está afuera causara la dificultad. No, nosotros somos el problema. La realidad contra intuitiva es que es la maldad dentro de nosotros lo que nos atrae y nos conecta con el mal que hay fuera de nosotros. Puesto que nosotros somos el problema, tenemos realmente un problema. Nosotros podemos huir de lo que está afuera, podemos cambiar una relación, podemos movernos a otro lugar, pero no podemos escapar de nosotros mismos. No, necesitamos un rescate y para ello necesitamos un libertador sabio, poderoso, dispuesto y fiel. Ese libertador es el Señor Jesucristo. Él está dispuesto, es sabio, es capaz y no nos abandonará en nuestro momento de necesidad.

Adicción

Pero hay una segunda palabra que me motivó a escribir este libro, adicción. La dinámica de la adicción es que si miras hacia algo que Dios creó buscando que te dé lo que no se supone que dé, te vas a desanimar rápidamente y lo abandonarás sabiamente, o regresarás una y otra vez y al hacerlo comenzarás a descender por el camino de la adicción. Esta cosa creada te estremecerá con una euforia pasajera, te ofrecerá un placer temporal, te proveerá una sensación momentánea de bienestar, te hará sentir brevemente que eres algo, y puede también hacer que tu problema no luzca tan malo. Todo es muy intoxicante. Todo se siente bien. El problema es que esa cosa creada no tiene la capacidad de satisfacer tu corazón. No fue diseñada para hacer eso. No puede darte paz interna. No puede darle a tu corazón el descanso del contentamiento. No puede aquietar tus apetitos. En una palabra, no puede ser tu salvador. Y si buscas afuera de tu Salvador que algo sea tu salvador, esa cosa terminará siendo, no tu salvador sino tu opresor.

Vas a amar la sensación temporal, pero vas a odiar lo efímero que es. Vas a tener que volver rápidamente a inyectarte de nuevo y en poco tiempo estarás gastando mucho tiempo, energía y dinero en algo que no te puede satisfacer; pero por lo que ha hecho brevemente por ti otras veces, te convencerás de que no puedes vivir sin eso. Estarás atrapado y no lo sabrás. Lo que una vez deseaste, ahora te has persuadido que lo necesitas, y una vez que lo declares como una necesidad, te tiene atrapado.

El sexo es poderosamente placentero, pero no puede satisfacer tu corazón. Una transferencia de dinero inesperada a tu cuenta de banco te hará sonreír pero no te puede dar la verdadera felicidad. Las caricias de otra persona pueden estimular tu cuerpo y tu corazón, pero nunca te dejarán satisfecho. El dinero tiene el poder de cambiar algo en tu vida, pero de ninguna manera tiene la posibilidad de hacerte una mejor persona.

Como ves, sea que lo sepas o no, cada ser humano vive en busca de un salvador. Todos nosotros somos impulsados por una búsqueda de identidad, de paz interna y alguna clase de significado y propósito. Todos buscamos esto en algún lugar. Pero aquí está el meollo del asunto: buscar que la creación nos dé lo que solo el Creador puede dar, siempre resultará en alguna clase de adicción. Lo que tú esperabas que te serviría, terminará haciendo que tú le sirvas. Lo que parecía libertad terminará siendo cautividad. El problema no son las cosas sino lo que tú esperas de las cosas.

Gloria

Esto nos conduce a la tercera palabra sobre la cual se fundamenta el tema de este libro. La palabra es gloria. Como he escrito anteriormente, los seres humanos estamos diseñados para la gloria. Es la razón por la que somos tan atraídos a las cosas gloriosas. Amamos la gloria de una gran pintura o una hermosa pieza de música. Amamos la agilidad de un gran mago o el crepitar de una carne bien asada. Amamos la gloria de un momento de éxito o el reconocimiento de la gente a nuestro alrededor. Somos atraídos a la gloria de la riqueza o a la belleza del cuerpo humano. Somos poderosamente orientados a la gloria y puesto que lo somos, vivimos en busca de ella.

Los animales no son así. Los rinocerontes no celebran el tamaño de sus cuernos. Los venados no se reúnen para un concurso bianual de salto largo. Los pájaros no se envidian unos a otros sus plumas. Los animales no tienen esta orientación hacia la gloria porque no fueron hechos por Dios de la manera que nosotros. Los humanos estamos diseñados para la gloria porque fue Dios quien lo hizo así. La orientación hacia la gloria que hay en cada persona tiene el propósito de impulsarnos hacia Dios.

Aquí está el problema. Cuando Dios creó el mundo, lo saturó de su gloria. El mundo creado es glorioso porque Dios lo hizo así. Pero el mundo creado no posee la gloria suprema, la clase de gloria que puede satisfacer tu corazón. La gloria del mundo creado es una gloria que señala. Toda la gloria del mundo creado tiene el propósito de ser una señal que apunta hacia la única gloria que puede dar descanso y paz a nuestros corazones, la gloria de Dios. Nosotros fuimos diseñados para vivir para esa gloria. Pero perdemos de vista el hecho de que la señal no es el objetivo; ella está allí para conducirnos hacia el objetivo, y cuando olvidamos esto, esperamos que la señal haga por nosotros algo que no puede hacer.

De esta manera, la vida de este lado de la eternidad es realmente una grande e incesante batalla por la gloria. No puede haber un tema mayor que el tema de cuál es la gloria que rige tu corazón, porque lo que rige tu corazón controla tus pensamientos, deseos, elecciones, palabras y conducta. Los seres humanos pecadores, al negar a Dios funcionalmente, se conforman con la señal sin preocuparse por el objetivo hacia el que apunta, y al hacerlo le piden a la señal lo que nunca les podrá brindar. Y esa cosa creada, con toda su gloria, no será su salvador; más bien resultará siendo un cruel e infame opresor que les quita mucho y les da poco de lo que buscaban encontrar. El sexo y el dinero son gloriosos, pero fueron creados para ser dedos que apuntan hacia la única gloria para la que tu vida fue diseñada, la gloria de Dios.

TODO ES VERTICAL

Si has prestado atención a nuestra discusión hasta aquí, no debería sorprenderte lo que voy a decir ahora. Las palabras, locura, adicción y gloria, nos señalan el hecho de que los problemas con el sexo y el dinero nunca serán resueltos horizontalmente. La locura con el sexo y el dinero no son en esencia problemas de situación, ubicación o relaciones. Los problemas de sexo no son problemas de Biología o Fisiología. La adicción sexual de la sociedad no existe porque el cuerpo sea un problema. El hecho de que somos seres sexuales no es el problema. Los problemas sexuales no son principalmente un problema de los medios de comunicación modernos. Nuestra locura con el dinero no es por falta de dinero; no es primariamente un asunto de presupuesto; no es a causa de la existencia de las tarjetas de crédito o del costo de la vida. Nuestra locura financiera tiene que ver con la situación, la ubicación o las relaciones. Nuestro problema en ambas áreas no es físico y horizontal. Es un asunto del corazón. Nuestros problemas son profundamente espirituales.

El apóstol Pablo dice algo muy impactante en 2 Corintios 5:20. Dice que Dios nos ha llamado a ser embajadores de un mensaje. Durante veinticuatro horas al día, siete días a la semana, no debemos abandonar el diagnóstico y la cura que este solitario mensaje ofrece. Este mensaje hace eco de la incesante apelación divina. Helo aquí: “Reconciliaos con Dios.” Como ven, todo es vertical. La locura que hemos considerado brevemente y que este libro analiza no es principalmente horizontal, y por eso no se corrige horizontalmente. Esta locura es vertical. Y es solo cuando Dios ocupa su lugar correspondiente como el irrefutable Maestro de nuestros corazones, que todo lo demás en nuestras vidas toma también su lugar correspondiente. Cuando algo más lo reemplaza, siempre, de alguna manera, el resultado es la locura y el caos.

Por eso, no importa lo que digamos que creemos, si reemplazamos a Dios, comenzaremos a servir a la creación de maneras prácticas y formativas en lugar de servir al Creador. Pero esto nunca funciona; solo nos deja vacíos, mal encaminados e insatisfechos, víctimas de nuestras propias malas decisiones. Lo que esperábamos que nos ayudara, en realidad nos esclaviza. Y no podemos escapar de nuestro problema, porque el problema somos nosotros. Y es solo cuando vivamos de manera práctica dentro de lo que significa estar reconciliados con Dios, que usaremos las poderosas glorias del mundo creado de la manera en que fueron diseñadas para ser usadas.

Así que acompáñenme en esta jornada. O ustedes mismos tienen problemas con el sexo y el dinero o están cerca de alguien que los tiene. O han caído en la locura o alguien cerca de ustedes ha enloquecido. Examinen conmigo estas dos áreas de la locura cultural a través de la ventana perfecta del evangelio de Jesucristo y experimenten conmigo la sabiduría y la libertad que solo allí puede encontrarse.