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T693g Torres Vargas, Eduardo

Geografía del Departamento del Tolima / Eduardo Torres Vargas, 2 ed. Ibagué: Universidad de Ibagué. 2016.

328 p.

ISBN Impreso: 978-958-754-211-0

Digital: 978-958-754-212-7

Descriptores: Tolima — Descripción Geografía.

Universidad de Ibagué

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales

Junio de 2016

© Universidad de Ibagué, 2016

© Eduardo Torres Vargas, 2016

Dirección editorial: Ediciones Unibagué

ediciones.unibague.edu.co

publicaciones@unibague.edu.co

Universidad de Ibagué

Carrera 22, calle 67. Barrio Ambalá

Teléfono: +57 (8) 2709400

Ibagué, Tolima, Colombia.

www.unibague.edu.co

Ilustración de portada: Mapa del Tolima elaborado por Eduardo Torres Vargas

Diseño, diagramación e impresión

León Gráficas Ltda. PBX 2630088. Ibagué.

Esta obra no puede reproducirse sin la autorización expresa y por escrito de la Universidad de Ibagué.

Diseño epub:

Hipertexto – Netizen Digital Solutions

Contenido

Presentación

Introducción

Prólogo

Departamento del Tolima

Ibagué

Alpujarra

Ambalema

Ataco

Briceño

Caldas

Carmen

Casabianca

Coello

Coyaima

Cunday

Chaparral

Dolores

Espinal

Fresno

Guamo

Honda

Icononzo

Líbano

Lérida

Mariquita

Melgar

Miraflores

Natagaima

Ortega

Piedras

Prado

Purificación

San Antonio

San Lorenzo

San Luis

San Miguel

Santa Isabel

Santa Rosa

Santana

Soledad

Valle

Venadillo

Villahermosa

Notas al pie

Presentación

Tarea extremadamente difícil presentar la obra Geografía del Departamento del Tolima de Eduardo Torres Vargas, si consideramos que la esclarecida pluma de Gonzalo París Lozano, el connotado intelectual ibaguereño ya lo había hecho en 1923. Para quienes conocen la trayectoria intelectual de la familia Torres Vargas, no son sorprendentes las inclinaciones de Eduardo por las actividades culturales, especialmente por las que hoy son llamadas ciencias sociales, y dentro de estas, por la historia y la geografía, especialmente.

Los inmediatos orígenes de dichas actividades culturales los debemos ubicar en el legado que en este campo les dejara su abuelo, Bernardino Torres Torrente, jurista, literato, educador y empresario. Torres Torrente como educador dejó su fructífera e indeleble impronta como rector del colegio de San Simón; como empresario fue pionero con Próspero Pereira Gamba del cultivo del café en esta región; y en el dominio de las letras, en algunos de sus cuentos y novelas estampó el paisaje, la idiosincrasia y las costumbres de esta comarca.

Los primeros escritos de Eduardo Torres Vargas los podemos rastrear en las revistas que se editaron en el Ibagué de la primera década del siglo pasado, como Renacimiento, Tolima y Tropical, publicaciones que canalizaron las inquietudes intelectuales de entonces, y donde Eduardo y su hermano Roberto, destacado poeta y empresario, empezaron a manifestar sus talentos.

El 6 de mayo de 1908, el general Félix A. Vélez Macías, entonces gobernador del Tolima, creaba el Centro de Historia del Tolima mediante el Decreto 179, institución a la que se vincularon Alberto Castilla Buenaventura, Manuel Antonio Bonilla Rebellón, Enrique Ramírez Gómez, Enrique Vélez Alzate, Eduardo Torres Vargas y su hermano Roberto, entre otros espíritus inquietos de la época.

Es razonable suponer que en este estimulante ámbito académico Eduardo Torres Vargas concibiera la idea de escribir un libro sobre su terruño, esencialmente didáctico, obra en la que la investigación histórica desempeñaba un importantísimo papel, como lo comprobarán los lectores.

Cuando Torres Vargas termina de escribir su libro, un grupo de diputados propone que sea publicado con fines educativos, a expensas del Departamento, idea que se concreta en la Ordenanza Número 3 del 9 de marzo de 1921, documento que sanciona el gobernador Luis V. González.

Pero, ¿cuál fue el propósito de Torres Vargas para escribir su Geografía del Departamento del Tolima? Él mismo lo manifestó claramente en su página liminar:

La falta de un folleto siquiera, que cuente nuestra historia, digna de ser sabida y estudiada; que divulgue nuestras riquezas inexplotadas y de un valor incalculable; que presente la estructura de nuestro departamento en la forma más precisa; que enseñe nuestro comercio, muy diverso e interesante, llamado a un gran desarrollo; que pregone nuestras industrias, valiosas y desconocidas; que dé a conocer, en suma, esta sección del país y lleve a propios y extraños la convicción íntima de lo que vale y constituye el departamento, es lo que nos ha movido y servido de estímulo para la formación y publicación de esta obra.

Sopesando estas consideraciones del autor, es probable que el prologuista de 1923 —autor en la década de 1940 de La geografía económica del Tolima— afirmase:

De ahí que yo salude con alborozada expresión el advenimiento del libro que hoy nos brinda el señor Torres, pues no solo constituye una muy apreciable contribución del Tolima al acervo de nuestra literatura útil, sino que es fruto de un estudio tenaz y de un metódico y perseverante esfuerzo. Ni es obra de improvisación ni, si se exceptúa algún antiguo y en su tiempo afamado trabajo de índole semejante, tiene par en las letras nacionales.

Quienes frecuenten este libro dirán la última palabra.

No sobra advertir a los futuros lectores de este texto que los antiguos nombres de algunos municipios que el autor nombra, no coinciden con los de la actual nomenclatura; por ejemplo, Briceño, Caldas, Miraflores, San Lorenzo, San Miguel, Santa Rosa, Santana y Soledad, corresponden a los actuales entes territoriales de Anzoátegui, Alvarado, Rovira, Armero, Cajamarca, Suárez, Falan y Herveo, respectivamente.

Habida cuenta de que durante años hemos soportado los caprichos e intereses pecuniarios de los sempiternos mercaderes y traficantes de la trivialidad cultural local, cabe destacar el laudable y decidido empeño de la Universidad de Ibagué por rescatar de los anaqueles del olvido obras que son referentes de nuestra muy respetable identidad histórico-regional, entre ellas el libro de Torres Vargas.

Como coda de este escrito, en lo que me atañe, me siento profunda e inmodestamente orgulloso por haber puesto un infinitesimal grano de arena para que Geografía del Departamento del Tolima, como dice Gabriel García Márquez, “tenga una segunda oportunidad sobre la tierra”.

Hernando Bonilla Mesa

Marzo de 2016

Introducción

No con el objeto de pretender puesto alguno como geógrafo o historiador, ya que nuestro trabajo se ha reducido a un paciente acopio de datos y a su ordenada colocación, hemos dado a la publicidad la presente obra sobre Geografía del Tolima.

La falta de un folleto siquiera que cuente nuestra historia, digna de ser sabida y estudiada; que divulgue nuestras riquezas inexplotadas y de un valor incalculable; que presente la estructura de nuestro Departamento en la forma más precisa; que enseñe nuestro comercio, muy diverso e interesante, llamado a un gran desarrollo; que pregone nuestras industrias, valiosas y desconocidas; que dé a conocer, en suma, esta sección del país y lleve a propios y extraños la convicción íntima de lo que vale y constituye el Departamento, es lo que nos ha movido y servido de estímulo para la formación y publicación de esta obra. Y en esta tarea hemos tomado como norma el criterio de la comprobación de los hechos y de los guarismos con el objeto de cumplir nuestro cometido de manera imparcial y ecuánime.

Hemos aspirado a usar en el método empleado las prescripciones pedagógicas aconsejadas últimamente por los expertos consagrados en la materia. En cada una de las geografías particulares de los municipios nos hemos propuesto tratar en su orden los siguientes puntos, que abarcan, en lo general, las geografías física, descriptiva, económica y política: fundación e historia, límites generales y precisos, extensión, clima, altura, temperatura media y situación geográfica, hidrografía, orografía, habitantes y razas, localidad, instrucción pública, rentas y gastos, división política, propiedad raíz y riqueza semoviente, industrias, comercio, productos minerales, vías de comunicación y distancias. Y para mayor comprensión y mejor conocimiento de la geografía física de cada municipio, hemos formado, de la manera más cuidadosa y precisa, con el concurso de técnicos, un croquis de cada uno que tiene bien determinados sus límites, su hidrografía y su orografía.

La parte geológica del Departamento ha sido tomada en resumen, del informe rendido al Gobierno del Departamento por el profesor Randolph, en el año de 1888, y los límites de los municipios y los del Departamento, han sido tomados de las respectivas ordenanzas departamentales los primeros, y de las leyes y decretos de carácter legislativo, los segundos.

Gran parte de los datos históricos ha sido tomada de los historiadores Fray Pedro Simón, Aguado y Piedrahita, y el resto, de informaciones suministradas por los concejos municipales, comprobadas unas y corregidas otras. La mayor parte de los datos estadísticos se han tomado de documentos oficiales y no pequeña parte de informaciones suministradas por los mismos concejos al atender nuestra petición.

A fin de facilitar a los maestros la enseñanza en las escuelas primarias, hemos hecho imprimir en un tipo más pequeño lo que se refiere a la geografía económica de cada municipio, por no constituir estos conocimientos una adquisición necesaria para los pequeños educandos. No pretendemos presentar una obra completa sobre la geografía del Departamento, y en esa creencia la hemos dado a la publicidad.

El autor

Ibagué, julio de 1923

Ordenanza Número 3 de 1921 (marzo 9)

por la cual se dispone la publicación de una obra sobre

Geografía del Tolima

La Asamblea Departamental del Tolima,

Ordena:

Artículo 1°. El Gobierno procederá a entrar en arreglos con el señor Eduardo Torres para hacer la publicación en folleto, por cuenta del Departamento, de la obra sobre Geografía del Tolima, que aquel ha formado y ordenado, mediante la cesión al mismo Gobierno de quinientos ejemplares de la obra que se publique.

Artículo 2°. El gasto que demande el cumplimiento de esta Ordenanza se incluirá en el presupuesto de la próxima vigencia.

Artículo 3°. Esta Ordenanza regirá desde su sanción.

Dada en Ibagué a nueve de marzo de mil novecientos veintiuno.

El Presidente

Santiago Sánchez Soto

El Secretario

Julio H. Lara

Gobernación del Departamento, Ibagué, marzo 9 de 1921

Publíquese y ejecútese.

Luis V. González

El Secretario de Gobierno

Edmundo Vargas R.

Prólogo

Quiere don Eduardo Torres que yo presente al público este libro, y si bien para introducir a un autor ante los lectores no tendría otro título que el de estar un poco avezado a los azares de la publicidad periodística, me mueven a atender su fino deseo así la buena amistad que con él me une como lo que su obra significa.

No es el Tolima tierra fecunda en frutos de la inteligencia. Cuando el tolimense se sienta a una mesa de estudio, la instintiva nostalgia del llano abierto, de la loma asoleada, de la azulosa y esquiva montaña llega al punto a retirarlo de allí para lanzarlo a una vida que, real o ficticiamente, sea la vida libre, rural, completamente exterior que vivieron nuestros antepasados. Además, no está bien arraigada en el Tolima —ni en muchas otras partes— el convencimiento de la necesidad del saber. Quienes lo desdeñan para sí mismos, lo desdeñan o lo niegan en los demás, y por añadidura se olvida que las solas dotes intelectuales no bastan para nada, que no siempre se puede obrar por intuición y que el saber, necesario en todas las ocasiones y en todos los órdenes de la humana actividad, cuesta estudio y experiencia, los cuales a su vez cuestan tiempo y esfuerzo. Por otra parte, no es precisamente un perfil de nuestro temperamento el amor a la santa continuidad, la resistencia en el trabajo disciplinado, el gusto del esfuerzo paciente y largo.

De ahí que yo salude con alborozada expresión el advenimiento del libro que hoy nos brinda el señor Torres, pues no solo constituye una muy apreciable contribución del Tolima al acervo de nuestra literatura útil sino que es fruto de un estudio tenaz y de un metódico y perseverante esfuerzo. Ni es obra de improvisación ni, se exceptúa algún antiguo y en su tiempo afamado trabajo de índole semejante, tiene par en las letras nacionales.

El lector apreciará por sí mismo, sin necesidad de ajenas ponderaciones, lo completo de las monografías que integran este volumen. Aquí está la historia de cada uno de los municipios tolimenses, su descripción geográfica, la cifra de su riqueza inmueble y semoviente, la anotación de sus riquezas naturales y de sus industrias; todo ello relatado con brevedad y sencillez.

Retratan estas páginas de manera acabada los principales aspectos materiales del Tolima y dejan entrever algunas líneas de su aspecto moral. No todo es halagador ni en el cuadro mismo, ni en lo que él sugiere, y hay mucho que da en qué pensar. Las riquezas naturales, en la tierra tolimense como en tantas otras comarcas del territorio nacional, aguardan que la organización del crédito a largo plazo y el establecimiento de comunicaciones expeditas y baratas permitan implantar y desarrollar explotaciones industriales. El coeficiente de distribución por cabeza de la propiedad raíz, verdaderamente mínimo, indica la existencia de un problema social que cada día va mostrando más definidos contornos de aguda injusticia y al cual será preciso hacer frente y dar solución dentro de poco.

Por muchos aspectos presenta el Tolima características que llamaban la atención de los estudiosos hace decenas de años. Hablando del valle del Magdalena repartido hoy entre el Tolima y el Huila, escribía Caldas:

La cría es el fuerte desde los 2,30 hasta los cinco de latitud, y parece que aquí el hombre cede el lugar a las vacadas… El hombre en estas regiones, bajo un sol abrasador, casi se desnuda; una red, una hamaca, algunas plataneras que no exigen cultivo forman sus riquezas. Sus ideas son tan limitadas como sus bienes. El reposo y el sueño hacen sus delicias. Su moral, bien se deja ver que no puede ser la más pura… Parece que la inmoralidad y la desidia aumentan con las aguas del Magdalena.

Y en nuestras llanuras y en nuestras montañas sigue verificándose lo que el mismo sabio anotaba:

La temperatura, la densidad del aire, los meteoros, los frutos, los animales, el ingenio, las costumbres, las facciones, el color, las virtudes, los vicios, todo varía con el nivel. Basta recorrer ocho o diez leguas para pasar de los hielos del norte a los ardores de la línea, para visitar al que vive en la vecindad de la nieve y al que respira un aire abrasador.

En muchos de los pueblecillos tolimenses se ha labrado el tiempo un remanso imperturbable; otros parecen marchar derecho a la extinción; unos pocos adelantan con cierta gentil petulancia, animados de un ímpetu creador que ojalá dure. Nuestra raza atesora grandes posibilidades de riqueza y cultura, pero carece en la actualidad del estímulo exterior que venga a despertarlas. Falta trabajo, y la miseria todo lo aplana, todo lo inutiliza. Cuando seamos un pueblo lleno de actividades productoras, el hermetismo, el celo de la vida ajena, la tristeza de la ajena gloria, cierta indolencia con despuntes de dureza desaparecerán y el tolimense verterá sobre los demás bondad y optimismo.

Nuestra civilización es todavía llanera. Hay que superarla. Al propio tiempo que se cumple la ley profunda y fecunda boleando el rejo en pos del ganado, cuidando de los cañaduzales, aporcando las sementeras, recogiendo café, vendiendo tejidos y aun pagando tributo a aquella divinidad, insaciable porque no tiene inteligencia ni corazón, que a veces caldea los ánimos hasta el paroxismo, se puede nutrir la mente, estudiar, aprender. El cultivo de las buenas letras y de las ciencias tendrá sobre las almas un manto de suavidad, moderará el influjo del clima y de la sangre y contribuirá en gran manera a sacarnos del círculo vicioso en que hoy vegetamos: en el amanecer, bajo la alegre luz, sentimos cierto cosquilleo de actividad, esbozamos gestos de adelanto, tenemos veleidades de rebeldía y engrandecimiento; por la tarde, cuando las hojas languidecen nos invade la resignación.

El politiqueo rabioso, el matonismo, las elecciones bravas son una ocupación bárbara, indigna hoy y siempre de ocupar lugar considerable en nuestra actividad y que rebaja el espíritu y quiebra en las almas los ideales más nobles y lo mejor del carácter. El cultivo mental traerá una ironía rica en indulgencias, y el incremento de la producción permitirá que se aprovechen tantas fuerzas generosas malgastadas hoy miserablemente en las pobres tareas burocráticas.

Ninguna de las características de mi raza me es extraña. Por haber nacido en el esplendor de uno de los más bellos paisajes colombianos llevo en mi sangre el veneno, divino y cruel, de eternas nostalgias; sobre mí pesan todas las fatalidades que acompañan a los que vienen al mundo entre el Magdalena y la cordillera. Al leer este libro y escribir las líneas en que celebro su salida a luz, he sentido el abrazo apasionado de los recuerdos de la tierra natal.

Dé esta obra gloria al Tolima, sirva para que otros conozcan y conozcamos nosotros mismos mejor nuestra tierra y para que al ponernos en íntimo contacto con ella recordemos que tenemos en Colombia una misión.

Gonzalo París Lozano

Bogotá, junio de 1923

Departamento del Tolima

Geografía General

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Fuente: Mapa elaborado por el autor

Historia

Después de haber sometido el conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada el imperio de los chibchas y el del zaque de Tunja, sus tenientes, ávidos de conquistas, se dedicaron al sometimiento de las tribus de los fusagasugáes y los panches, que habitaban las regiones del departamento de Cundinamarca limítrofes hoy con el Tolima y la vasta comarca que ocupan las poblaciones de Melgar, Carmen, Cunday, Icononzo y Santa Rosa.

Sometidas estas tribus, los oidores de Santa Fe, en la necesidad de fundar nuevas poblaciones y de llevar la pacificación a las regiones de la banda occidental del Magdalena y a las inmediatas a los nevados del Quindío y del Tolima, ordenaron el sometimiento de los indios pijaos y pantágoras. Aquellos dominaban desde Tuluá, Chaparral, Coyaima, Natagaima, Ortega y las regiones donde hoy se hallan las poblaciones de Ambalema, Venadillo, Lérida, Piedras y Coello, o sea hasta la orilla izquierda del Magdalena. Fue esta la tribu más belicosa que encontraron los españoles en su conquista de la Nueva Granada.

Durante este movimiento de pacificación, en los años de 1549 a 1560, tuvo lugar la fundación de las principales ciudades con que cuenta hoy el Departamento, tales como Ibagué, Honda, Mariquita y Chaparral. No menos de cuarenta expediciones realizaron los españoles para el sometimiento de algunas regiones habitadas por esta tribu, y en tales empresas hubieron de sufrir grandes quebrantos y muchas derrotas, dado el reducido número de soldados de que disponían y el carácter belicoso e indomable de aquellos indios. Entre estos se contaban como famosos guerreros los caciques Titamo, Calarcá, Tocuavi, Matora, Tala y Qincuyma.

La más importante de las expediciones del gobierno español para reducir y dominar a los indios pijaos fue la encomendada a don Juan de Borja en el año de 1608, el que hubo de sostener una campaña de cerca de cuatro años y librar algunas batallas con los indios, de las cuales la más importante fue la que tuvo lugar cerca al Chaparral. Allí los pijaos fueron derrotados después de una lucha sangrienta, en la que murió el célebre cacique Calarcá. Con esta batalla quedó muy quebrantada la tribu, y con los restos fundó don Juan de Borja las poblaciones de Natagaima y Coyaima.

Los trabajos en el laboreo de las minas, el trato inhumanitario y desconsiderado, las enfermedades, sobre todo las viruelas, y las persecuciones de que eran objeto, fueron las causas para el agotamiento de esta raza de indios valerosos y fuertes. Los pocos que aún quedaron dispersos en los años de 1610 a 1612, murieron unos de tristeza y nostalgia en las montañas del Quindío y del Chaparral, y otros se retiraron a las de Órganos y Tierradentro.

Por Decreto de 12 de abril de 1861, el general Tomás Cipriano de Mosquera creó el Estado Soberano del Tolima, compuesto del territorio que formaban las antiguas provincias de Mariquita y Neiva, por los límites señalados en las leyes de 14 de mayo y 15 de junio de 1857. Fue entonces capital del Estado, la Villa de Purificación. Posteriormente, por Decreto de 3 de septiembre del mismo año, el presidente de los Estados Unidos de la Nueva Granada modificó los límites del Estado, en relación con el departamento de Cundinamarca.

Más tarde, por la Ley 46 de 1905, le fue segregado al departamento del Tolima el territorio que hoy forma el del Huila, volviendo a ser restablecido el departamento del Tolima por sus antiguos límites, por la Ley 65 de 1909, hasta que por el Decreto 340 del mismo año, el presidente de la República reconoció nuevamente el departamento del Huila.

Por Decreto Legislativo número 763 de 29 de junio de 1907, se segregaron del departamento del Tolima los municipios de Manzanares, Marulanda y Victoria, y el Corregimiento de Buenavista, para agregarle estos territorios al departamento de Caldas.

Extensión

Tiene el Departamento una extensión de más de 23.000 kilómetros cuadrados, de los cuales corresponden las dos terceras partes a terrenos planos, de climas templados y cálidos, y el resto a terrenos quebrados cubiertos de bosques o montañas, de clima frío.

Límites generales

El Tolima limita por el norte, con el departamento de Caldas; por el sur, con los del Huila y el Cauca; por el este, con los de Cundinamarca y Huila; por el oeste, con los del Cauca, Valle y Caldas.

Límites particulares

Desde la desembocadura del río Guarinó en el Magdalena, Guarinó arriba, hasta donde recibe las aguas del río Perrillo; este río arriba, hasta su nacimiento en el páramo de Herveo o Aguacatal, en la cordillera Central; de aquí, por toda la cima de esta cordillera, donde se encuentran los nevados del Ruiz, Santa Isabel y el Quindío y los páramos de Barragán y Las Hermosas, hasta el nevado del Huila; de este nevado, en dirección norte, por la cuchilla de La Ceja, hasta el Alto de La Churruca, nacimiento del río Cachichí; de este alto, por el filo de La Ceja, hasta el llamado Alto de La Ceja, donde se une el filo de este nombre con el que viene del Alto de Buenavista; del Alto de La Ceja, a los nacimientos del río Patá; Patá abajo, hasta su desembocadura en el río Magdalena, en su margen izquierda; Magdalena arriba, hasta donde recibe las aguas del río Cabrera, en su margen derecha; Cabrera arriba, hasta la desembocadura del río Riachón; este arriba, hasta su nacimiento en la cordillera Oriental, frente a las cabeceras del río Unilla; de aquí, al nudo de la misma cordillera que queda frente a Doa; de aquí, la parte del camino comprendida entre el pie de ese nudo y Doa, hasta el punto en que entra la quebrada de Mundonuevo en el río Sumapaz; este río abajo, con el nombre de Fusagasugá, hasta su desembocadura en el río Magdalena; y Magdalena abajo, hasta donde recibe en su margen izquierda las aguas del río Guarinó, punto de partida.

Topografía

Esta presenta dos aspectos: la de la parte plana, de clima cálido en su mayor parte, que comprende una gran extensión de la hermosa hoya del Magdalena y la de muchos de sus afluentes, que consta de las dos terceras partes de la superficie del Departamento; y la de la parte montañosa y quebrada, de clima frío, formada por las cordilleras Central y Oriental de los Andes y por las ramificaciones y contrafuertes de estas que se desprenden hacia el río Magdalena, que ocupa la tercera parte de la extensión total. En las cimas andinas hay extensiones completamente planas, que comprenden considerables porciones de territorio.

Clima

Tiene el Departamento todos los climas apetecibles: desde el cálido de 33 grados centígrados, en las partes más bajas, a 210 metros de altura sobre el nivel del mar, hasta el del frío intenso, a más de 4.500 metros de altura sobre el mismo nivel, circunstancia que lo coloca con ventaja entre todos los demás departamentos de la República. Cada una de las regiones que lo forman tiene su clima propio, según su posición y altura, y en todo el Departamento se disfruta de clima perfectamente sano y seco.

Temperatura

Esta es diversa en todo el Departamento. En las tierras planas y cálidas varía de 25 a 33 grados centígrados, según la mayor o menor altura de la región sobre el nivel del mar, y en los terrenos quebrados y cubiertos de bosques, esta varía entre cinco y 25 grados, según la altura a que se encuentren.

Situación geográfica

El Departamento se halla situado entre los 20’ y 1° 56’ de longitud occidental del meridiano de Bogotá y entre los 3° y 5° 5’ de latitud norte.

Formación geológica

Son pocas las formaciones geológicas representadas en el Departamento. De norte a sur llama la atención una formación de arenisca roja, la cual forma en el centro y en el norte cordones de colinas bajas que invaden los llanos paralelamente al río Magdalena. Estas colinas tienen un carácter especial: los flancos que miran al occidente son escarpados, como cortados a tajo y mostrando claras líneas de estratificación, presentan la apariencia de una gran ruptura; en tanto que los flancos orientales van declinando suavemente hasta llegar al río Magdalena. En la banda oriental de este río se ven las mismas rocas en colinas aún más elevadas, presentando sus flancos escarpados y sus líneas de estratificación al occidente y declinando hacia la parte oriental. Uno de los mejores tipos del modo como se presenta esta arenisca, es la loma de Gualanday. Esta misma formación se extiende a veces hasta la cordillera de los Andes, en cuyas faldas suele encontrársele, formando al descomponerse arcillas rojas muy tenaces. En el centro y en el sur del Departamento, todos los caracteres de esta formación indican que ella existió como un lecho horizontal hasta que al levantarse la cordillera Andina fue rota en virtud de la presión que obró sobre esa capa de abajo para arriba. Así lo indican los peñascos escarpados que miran al occidente y las faldas que declinan paulatinamente al oriente. Esas areniscas del norte no son en realidad otra cosa sino la arenisca roja triásica.

La segunda formación geológica es la de los esquistos laurenciarios, que aparecen sobre las sierras desde Ibagué hasta Soledad en una línea general de norte a sur e inclinados al este. Estos esquistos constituyen una formación importante, pues contienen las vetas de oro y plata productivas hasta hoy. Al occidente descuellan los páramos y nevados en donde los granitos, andesitas, pórfidos y basaltos hicieron erupción a través de las formaciones superiores. La formación cuaternaria es la que explica los grandes aluviones del norte y los llanos que existen en el Departamento. En las rocas triásicas del Magdalena hay manifestaciones carboníferas.

Hidrografía

Entre todos los departamentos de la República es este el que cuenta con el mayor número de ríos y riachuelos que lo bañan en todas direcciones. Su sistema hidrográfico está formado por el río Magdalena y por los afluentes que de las cordilleras Central y Oriental de los Andes descienden en busca de la gran arteria fluvial.

El Magdalena recibe en su margen izquierda los siguientes ríos, que constituyen a su turno pequeñas hoyas hidrográficas en las regiones que recorren el Patá, el Saldaña, el Luisa, el Coello, el Opia, el Totare, el río Recio, el Lagunilla, el Sabandija, el Gualí y el Guarinó, que sirve de límite con el departamento de Caldas.

En su margen derecha: el Cabrera, que sirve de límite con el departamento del Huila, el Prado o Cunday y el Fusagasugá, que limita con el departamento de Cundinamarca.

Desde la desembocadura del río Patá, hasta la confluencia con el río Guarinó, baña el río Magdalena el Departamento en una extensión de 254,5 kilómetros, navegables desde la desembocadura del Patá, hasta Purificación, por lanchas y vapores de poco calado, y de ahí, hasta Guarinó, por los vapores que prestan el servicio en el Alto Magdalena. Sus afluentes están formados por los siguientes ríos y riachuelos:

El río Patá

Recibe en su margen izquierda las quebradas de La Vieja y Canoas.

El río Saldaña

Que nace en el nevado del Huila, recibe en su margen derecha: el río Síquila; el río Atá, que está formado por innumerables quebradas y riachuelos de significación y es el afluente más importante que tiene; el río Pole; la quebrada de Nime y las de San Pedro, Batatas, Colafina, Chipaná, Doyare y Papagalá. En su margen izquierda recibe los ríos Cambrino o Río Negro, Anamichú, Rioblanco, Amoyá, Tetuán y Cucuana y las quebradas de Totumas, Guanábano, Araca, San Juan, Malnombre, Umbalá, Guavio y otras de significación.

El río Luisa

Recibe en su margen izquierda las quebradas de Guadual, Chimbacito y La Bolsa y en su margen derecha las quebradas de La Palmita, Los Higuerones, Guaco y otras de bastante importancia.

El río Coello

Recibe en su margen izquierda las quebradas de Chagualá, Naguaché, Lucha, El Salado, Santa Bárbara, El Oro, Vindí, Gualanday, Las Meneses, La Castañala, Potrerillo, La Barbona, Chagualá y otras muchas, también de significación, y el río Combeima, que es su principal afluente. En su margen derecha recibe las quebradas de Curalito, La Cerrajosa, Guacharacal, La Sonadora, Gallego, Bulira y El Carmen y el río Cocora, que es la mayor corriente de agua que recibe por esta margen.

El río Totare

Nace cerca al nevado del Tolima: los ríos La China y Chipalo, que nacen en el Municipio de Ibagué, le tributan sus aguas en su margen derecha, cerca de su desembocadura en el Magdalena.

El río Recio

Recibe en su margen derecha la quebrada de Las Juntas, como su principal afluente, y en su margen izquierda las quebradas de Magüé, El Fraile y otras.

El río Lagunilla

Recibe en su margen derecha las quebradas de Santa Bárbara, Vallecito, Peñones y Culupal y el río Bledo, que es su principal afluente; y en su margen izquierda las quebradas de Chispiadero y muchas otras.

El río Gualí

Recibe en su margen derecha las quebradas de Nieto, Conde y Quebradanegra y otras muchas, y en su margen izquierda las de Talaberán y Chimaná y los ríos Sucio y Medina, que son sus principales afluentes.

El río Guarinó

Que sirve en todo su curso de límite con el departamento de Caldas, tiene como principales afluentes el río Perrillo y la quebrada de Cruzgorda.

El río Cabrera

Recibe a su vez en la margen derecha los siguientes: Riachón, Santana, Chácora, Bollos, Rodada, Puerta, Guamalita, La Laguna, Borrachero, Miel, Bebedero, Salsipuedes, Pital, San Pedro, Tigre, Doche y otras de no menor significación.

El río Prado

Recibe en su margen izquierda los ríos Vichía, Cuinde y Negro y las quebradas de El Embarcadero, La Baja, Yucupí y Tomogó; y en su margen derecha las quebradas de Dateprisa, Yopal, Sopera y Revés.

Y el río Fusagasugá o Sumapaz

Recibe en su margen izquierda el río Juan López y la quebrada de Apicalá, como sus principales afluentes.

Puentes

Los más importantes del Departamento son: los dos que están sobre el río Magdalena el llamado puente Navarro de Honda, y el que comunica el puerto de Flandes con el de Girardot; el que está sobre el río Saldaña en el punto de Catufa; los que están sobre el río Coello el uno cerca a la población del mismo nombre, y el otro en el punto de El Chicoral; el que está sobre el río Prado, a inmediaciones de la población del mismo nombre; los que están sobre el río Luisa en los municipios del Guamo y San Luis; el que está sobre el río Fusagasugá, que comunica al Tolima con Cundinamarca; el que está sobre el río La China, entre las poblaciones de Caldas y Venadillo; el que está sobre el río Totare y que comunica las mismas poblaciones de Caldas y Venadillo; el que está sobre el río Lagunilla, entre Lérida y el corregimiento de Guayabal; el que se halla sobre el río Sabandija, a inmediaciones del corregimiento de Guayabal, en la vía que va a la población de Lérida; los que están sobre el río Combeima en la ciudad capital, conocidos con los nombres de El Amé y De Fierro; el que está sobre el Gualí, en la población de Honda, y el que está sobre la quebrada de Gualanday, en el corregimiento de este nombre.

Barcas

En los puertos de Natagaima y Purificación, sobre el río Magdalena, funcionan sendas barcas de hierro con absoluta regularidad. Próximamente se dará al servicio otra sobre el río Saldaña, en el puerto de Callelarga.

Orografía

El sistema montañoso del Departamento está determinado en su mayor parte por la cordillera Central de los Andes, de donde se desprende gran número de ramales, muchos de ellos de gran importancia, que van a morir en la hoya del Magdalena y que determinan su orografía en la parte occidental y norte del Departamento. En su parte oriental, la cordillera Andina de este nombre, que sirve de límite con el departamento de Cundinamarca, se extiende también en busca de la hoya hidrográfica del Magdalena, donde declinan sus diversos ramales.

Las principales alturas del Departamento son: el nevado del Huila, a 5.700 metros; el nevado del Tolima, a 5.600; el del Ruiz, a 5.300; el del Quindío, a 5.150, y el de Santa Isabel, a 5.100; el páramo de Chilí, a 3.930; el boquerón del Quindío, a 3.400; la Teta de Juan Beima, a 3.380; y el boquerón de Calarcá, a 3.288.

Habitantes-Razas

Conforme al censo levantado en el año de 1918, la población del Departamento alcanza a 328.812 habitantes, lo que da una densidad de población de más de trece habitantes por kilómetro cuadrado. De estos, 162.007 son hombres y 166.805 mujeres.

La mayor parte de los habitantes del Departamento pertenecen a la raza blanca, pura o mezclada, existiendo también agrupaciones indígenas importantes en los municipios de Coyaima, Chaparral, Natagaima, Ortega, Purificación, Lérida y Ambalema, que arrojan en conjunto una cifra de 22.000 habitantes. La raza indígena se conserva pura únicamente en los municipios de Ortega, Natagaima, Coyaima y Chaparral.

Instrucción pública

En relación con el número de habitantes, el Tolima es uno de los departamentos de la República donde está más difundida la instrucción. Funcionan 370 escuelas, o sea una por cada 900 habitantes. En la capital existen las Escuelas Normales para ambos sexos, que bajo hábil dirección preparan los maestros que han de desempeñar las escuelas del Departamento.

Hay en el Departamento colegios oficiales en los municipios de Villahermosa, Santa Isabel, Chaparral, Alpujarra, Honda, Líbano, Fresno, Espinal y Guamo, y colegios particulares en otros municipios.

En la capital del Departamento, donde funcionan, prestan importantes servicios: el colegio de San Simón, de educación secundaria, con facultad de expedir diplomas de bachillerato; las escuelas salesianas de Artes y Oficios, para varones, y la de trabajos manuales y artes femeniles, para mujeres. El seminario de la Diócesis, el colegio de La Presentación, la Escuela Salesiana de Agricultura y el Liceo Infantil, son también establecimientos de educación que funcionan en la capital.

La instrucción pública oficial cuesta la cantidad de $227.000 oro anualmente. Concurren a las escuelas públicas 22.000 alumnos, o sea el 7% aproximadamente sobre el total de la población.

Casi todos los municipios tienen locales amplios y cómodos para el servicio de la instrucción pública, y cada día se construyen nuevos y más conformes con las exigencias modernas. Hay en el Departamento 85.000 personas que saben leer y escribir, según los datos estadísticos, o sea aproximadamente el 26% de la población.

Está dividido el Departamento para el mejor servicio de la instrucción pública, en cuatro círculos escolares, así: el del Líbano, que es su cabecera, con jurisdicción en los municipios del Fresno, Soledad, Casabianca, Villahermosa, Lérida, San Lorenzo, Santana, Mariquita y Honda; el de Ibagué, con este Municipio, y los de San Miguel de Perdomo, Coello, Piedras, Caldas, Venadillo, Ambalema, Santa Isabel y Briceño; el del Guamo, compuesto de este Municipio y de los de Santa Rosa, Melgar, Carmen, Cunday, Icononzo, San Luis, Espinal, Valle y Miraflores; el de Purificación, que lo forman este Municipio y los de Ortega, San Antonio, Chaparral, Ataco, Coyaima, Natagaima, Alpujarra, Dolores y Prado. Cada uno de estos círculos está a cargo de un inspector.

Rentas y gastos

Las principales rentas con que cuenta el Departamento para atender a los gastos que ocasiona su desarrollo y demanda su administración pública, son: la de Licores, que produce $648.000 anuales; la de Degüello, que produce $240.000, y la de Tabaco, que produce $112.000. Las otras rentas, que son de segundo orden, como las de Registro, Productos de Bienes, Pontazgo, Pasos Limítrofes, Pasos de Ríos, Créditos Activos, Multas e Ingresos Varios, le producen una entrada de más de $80.000 anuales. No muy tarde tendrá el Departamento como renta de significación la correspondiente al producto de sus ferrocarriles de Ibagué-Ambalema y Tolima-Huila-Caquetá, y la que derivará del servicio de irrigación a las llanuras del Departamento, obra que se empezará en breve.

Los gastos departamentales, sin tener en cuenta el que demanda la construcción de los ferrocarriles Ibagué-Ambalema y Tolima-Huila-Caquetá, ascienden a la suma de $1.089.800, distribuidos en la siguiente forma entre los diferentes ramos que forman la administración pública:

Ramo Legislativo, $7.937; Ramo de Gobierno, $197.619; Ramo de Hacienda, $315.500; Ramo de Instrucción Pública, $227.608; Ramo de Justicia, $32.470; Ramo Municipal, $59.531; Ramo de Deuda Pública, $423.290; Ramo de Obras Públicas y Caminos, $67.318; Ramo de Fomento, $4.900; y Ramo de Créditos Pasivos, $75.124. Los pagos del servicio público se hacen con toda regularidad.

División política

El Departamento se divide en treinta y nueve municipios, a saber: Ibagué, Alpujarra, Ambalema, Ataco, Briceño, Caldas, Carmen, Casabianca, Coello, Coyaima, Cunday, Chaparral, Dolores, Espinal, Fresno, Guamo, Honda, Icononzo, Lérida, Líbano, Mariquita, Melgar, Miraflores, Natagaima, Ortega, Piedras, Purificación, Prado, San Antonio, Santa Isabel, San Lorenzo, San Luis, San Miguel de Perdomo, Santa Rosa, Santana, Soledad, Valle, Venadillo y Villahermosa.

La acción administrativa en cada uno de los municipios está dirigida y encomendada a un alcalde, como agente inmediato del gobernador del Departamento.

Tiene además el Departamento, cincuenta corregimientos que son núcleos nacientes de poblaciones, dirigidos por un agente inmediato del alcalde, denominado corregidor. Los corregimientos son: Toche, San Bernardo, Salado, San Juan, La Arada, Santuario, Chorrillo, Sur de Atá, Las Casitas, La Vega, Gualanday, Hilarco, Rioblanco, Las Hermosas, Flandes, San Francisco, La Aguadita, Tablazo, Las Mercedes, Murillo, Santa Teresa, El Bosque, Convenio, Santa Bárbara, Tierradentro, Riomanso, El Corazón, Santa Elena, Chilí, Palmar, Doima, La Bodega, San Antonio, Palocabildo, Frías, Guarumo, Brasil, Mesones, San Isidro, Santa Helena, San Rafael, La Yuca, Méndez, Guayabal, San Pedro, Payandé, Malnombre, Anaime, La Ceja y Junín.

Funcionan doce circuitos de Notaría y Registro, así: el de Ambalema; el de Honda; el del Líbano; el del Fresno; el del Guamo; el de Alpujarra; el del Chaparral; el de Purificación; el de Natagaima; el de Melgar, y el de Villahermosa. El poder judicial está representado por un Tribunal Superior, formado por cuatro magistrados, con residencia en la capital; por dos juzgados superiores, con residencia en la misma, y por tres fiscales, uno del Tribunal Superior, y dos correspondientes a los juzgados superiores.

El Departamento se divide en ocho circuitos judiciales, así: el de Ibagué, con tres juzgados; los de Ambalema, Honda, Guamo y Purificación, con dos juzgados cada uno; y los del Líbano, Fresno y Melgar, donde funciona un solo juzgado en cada uno para lo civil y para lo criminal.

Colonia penal y agrícola

Funciona en el Departamento una colonia penal y agrícola situada en el municipio del Ataco, en el corregimiento del Sur de Atá, en la margen derecha del río de este nombre, fundada por el gobernador González en el año de 1920. Tiene una extensión de más de 2.000 hectáreas, de un clima sano, entre 15 y 18 grados centígrados de temperatura. Posee cuatro hermosos edificios, dos de ellos para los reclusos, otro para la dirección y empleados de la colonia y el otro para talleres y dependencias de la misma. También tiene dos amplios locales: uno que sirve de albergue a los nuevos colonos mientras se instalan de manera conveniente, y otro destinado a hospital, donde se halla instalada la capilla del establecimiento. Cuenta con algunos potreros y cultivos de todo género, a los que viven dedicados los reclusos y los colonos.

Dadas las condiciones de su clima; la organización y comodidades de que disfruta; la exuberancia del terreno y las facilidades que el Gobierno brinda a los colonos, se ha ido formando una población de no escasa importancia, que habrá de ser en breve un centro agrícola de primer orden. El Gobierno nacional, en vista de la organización de este establecimiento y mediante un arreglo con el Departamento, ha dispuesto el envío de sus penados a este lugar.

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Fuente: Mapa elaborado por el autor

Correos y telégrafos

En todas las poblaciones del Departamento, y en los corregimientos de Flandes, Chicoral, Gualanday, Guayabal, Méndez, Toche, Frías, Santa Teresa y Beltrán hay oficina telegráfica y estafeta de correos nacionales. Se exceptúan los municipios de San Antonio y Ataco, que carecen de oficina telegráfica.

Industrias y comercio

El Departamento es esencialmente agrícola. Sus habitantes viven consagrados al cultivo de toda clase de frutos, según la región que habiten, y a la cría de ganados vacuno, caballar, cabrío, lanar y de cerda. También se dedican en pequeña escala a la minería, pero en forma rudimentaria.

En las regiones cálidas, o sea en las riberas del Magdalena y demás tierras planas que tienen una temperatura de más de 25 grados centígrados, situadas a menos de 1.300 metros sobre el nivel del mar, se cultivan y cosechan de calidad excelente el maíz, el plátano, el arroz, la caña de azúcar, el cacao, la yuca y otros muchos frutos, cuya producción no solo atiende al consumo del Departamento, sino que da un gran excedente anual para la exportación, así: maíz, se exporta para los departamentos de Cundinamarca y Huila en cantidad mayor de 300.000 sacos; arroz, para los departamentos de Caldas, Antioquia y Cundinamarca, en número de 80.000 sacos, y panela, en cantidad de 60.000 bultos para el departamento de Cundinamarca. También se produce en esas regiones el famoso tabaco de Ambalema, Valle, Espinal, San Luis, Guamo y San Lorenzo, conocido todo con el nombre de tabaco de Ambalema, reputado como el mejor de la República, tan justamente apreciado en los mercados de Bremen, Liverpool y Nueva York y con el que se abastece no solo el consumo interior, sino que se atiende a las demandas de los departamentos de Cundinamarca, Antioquia, Caldas y Huila. Se exportan para Estados Unidos y Europa más de 3.000 bultos anuales. En esa misma zona se están cultivando con muy buen éxito el algodón y la vid, debido a las condiciones apropiadas de algunos terrenos, a la facilidad para los transportes y a la circunstancia muy especial de haber mercados próximos, en los departamentos vecinos, para la venta de esos productos.

En esa misma región se encuentran extensas y magníficas dehesas de pastos sativos y naturales, ricos para la cría y engorde de los ganados propios de esos climas, como también las siguientes maderas de ebanistería y de tinte, en gran abundancia: granadillo (Brya ebenus); guayacán (Zigophillum arboreum); chicalá (Tecoma spectabilis); fresno(Rhus juglandifolia); dinde (Maclura tinctoria); diomate (Astronium graveolens); ulanda (Amyris funkiana); yayo (Trichilia appendiculata); tachuelo (Zanthoxylum rigidum) y muchas otras de grande importancia.

En las zonas o terrenos de clima medio, de 18 a 25 grados centígrados, se cultiva con esmero el café, que es uno de los productos de mayor significación en relación con el comercio exterior, pues fuera de la cantidad que se consume en el Departamento, exporta anualmente para Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, 222.000 sacos. Los principales municipios donde se cultiva en mayor escala este grano, son: Ibagué, Líbano, Chaparral, Icononzo, Melgar, Venadillo, Fresno, Miraflores, Ortega, Dolores, Alpujarra, Ataco, Briceño, San Antonio y Cunday.

En los climas fríos o regiones elevadas, de más de 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar y de temperatura menor de 18 grados centígrados, se encuentra en abundancia la siguiente flora industrial: quinas (Cinchonas); encenillo (Weinmannia tomentosa); cedro (Cedrela bogotensis); nogal (Cedrela nogal); roble (Quercus humboldtianus); laurel (Myrica parvifolia); comino (Aniba perutilis); canelo (Drymis granatensis); estoraque (Stirax tomentosum) y otras especies, también de mucho aprecio. Existen en estas zonas frías, dehesas extensas para la cría de ganados, cubiertas de ricos pastos, que constituyen una riqueza muy valiosa para esa industria, porque estas grandes extensiones producen ganados de excelente calidad, quizá los primeros en el Departamento por su desarrollo y por sus condiciones de salud.

La industria pecuaria está representada en las siguientes cifras y se ejerce con bastante cuidado: 735.000 cabezas de ganado vacuno; 105.000 de ganado caballar; 150.000 cerdos; 40.000 cabezas de ganado cabrío, y 20.000 de ganado lanar. Hay también un considerable número de ganados asnal y mular, que se crían especialmente en las poblaciones de Purificación, Natagaima, Prado, Coyaima, Ortega, Chaparral, Lérida, Piedras, Venadillo, Caldas e Ibagué.

La industria manufacturera está poco desarrollada, pero en las poblaciones del Espinal, Natagaima y Guamo ha empezado a manifestarse con algún entusiasmo en la producción de géneros de lana y algodón para el comercio interior y de algunos objetos de cerámica para el comercio con los municipios vecinos. En los del Valle, Espinal, San Luis, Coello, Ambalema y San Lorenzo, la manufactura de cigarros y cigarrillos ocupa lugar preferente en la industria de sus habitantes, cuyos productos se exportan no solo a los departamentos vecinos, sino a los mercados europeos y americanos.

El cultivo del tabaco es la ocupación agrícola a que está destinada la mayor parte de los habitantes de los municipios arriba mencionados. Anualmente se cosechan en el Departamento 1.400.000 kilos de tabaco, de los cuales se exportan, ya en rama, ya elaborado, más de las dos terceras partes de esa cantidad.

El Departamento ejerce su comercio principalmente con los vecinos de Cundinamarca, Caldas y Huila. Con el primero de ellos para la venta de tabaco, anís, maíz y ganados vacuno y mular; con el de Caldas, para la venta de tabaco y ganados caballar, mular y vacuno; y con el del Huila, para la venta de anís, tabaco y otros productos.

El comercio del Departamento es activo, principalmente el de los municipios de Honda, Líbano, Natagaima, Miraflores, Chaparral, Icononzo, Ibagué, Ortega, San Lorenzo y Espinal. En estos dos últimos y en los de Honda, Líbano, Natagaima e Ibagué, hay establecida una feria semestral, a la que concurren productos animales de la mayor parte de los municipios vecinos, constituyendo así un mercado de significación cada uno de esos centros comerciales.

Minerales

El Departamento es rico en minerales, pero son pocas las minas que se hallan en explotación. Solamente las minas de plata de Frías en Santana y unas de oro en los municipios del Fresno, San Miguel, Ataco y Santa Isabel están en continuo laboreo.