1 El apellido oscila, en las numerosas traducciones en nuestra lengua, entre las grafías Vigotski, Vygotsky, Vigotsky, y la empleada, Vygotski, que guarda la forma en la que se menciona al autor en los textos teóricos del interaccionismo sociodiscursivo.

2 Zambrano Leal (2006) sintetiza los debates que implicaron el uso del término en singular o en plural, “Ciencia” o “Ciencias” de la Educación, en la conformación disciplinar. Según este autor, a comienzos del siglo XX, en la constitución de este campo de saber sobre la educación, el uso en singular de “ciencia” agrupaba a quienes sostenían la primacía de la Pedagogía: “…provenían de la psicología positivista, participaban en grupos organizados en las universidades y eran proclives a ver la ‘pedagogía como la ciencia de la educación… [para ellos] la ciencia de la educación prescribía el conjunto de técnicas necesarias en el ‘desarrollo de la inteligencia’. En cambio, quienes defendían el plural del término, seguidores de Durkheim y formados en la sociología y la filosofía, lo hacían desde la convicción de que el uso de “Ciencias” representaba la complejidad del hecho y el acto educativo. Para ellos, “…el acto de educar no se limitaba a tal desarrollo, sino que abarcaba todo el conjunto de instituciones, las prácticas, modos y formas como la sociedad adulta educaba a las generaciones más jóvenes”, en la “confluencia entre psiquis y cultura”.

Lo que se ponía en juego en estos debates, para Zambrano Leal, era: “…la complejidad del hecho educativo, la necesidad de relacionar las prácticas escolares y de fundar un saber plural cuya capacidad se constituiría en un factor positivo para vincular el sistema escolar, el sistema de la producción y el sistema de valores”.

3 Bronckart afirma: “Aunque las nociones de ‘discurso’ o de ‘texto’ no aparecen una sola vez en el Curso de lingüística general, están omnipresentes en las notas de Saussure, habiendo dado éste, a lo largo de su obra, una importancia decisiva a la dimensión praxeológica del lenguaje” (2010a: 19, trad. propia).

4 Conforme al marco legal vigente al momento de recolección de la muestra, en 2011, es acorde usar la designación “nivel medio” para referirse al “nivel secundario”, designado de esta última forma por la Ley Orgánica de Educación de la Provincia de Río Negro, Nº 4819, sancionada en el año 2012. A lo largo de esta investigación se emplean ambas denominaciones como sinónimos, puesto que coexisten como tales en las prácticas y en los enunciados con los que los docentes las describen.

5 La excepción lo constituye el caso de los cuatro textos corregidos por la docente 11 NM, puesto que responden a dos consignas. La modalidad de trabajo desplegada en el aula por esta docente para la materia Literatura, Arte y Sociedad, según me explicó al contactarla para el pedido de los textos, era el empleo de consignas diferenciadas según el cuento o la novela que hubiera elegido el alumno para leer.

La diversidad de los textos literarios seleccionados para el aula, la variedad de las consignas y la hipótesis de que tal modalidad de trabajo podría derivar en correcciones diferentes de las otras que se presentaban en el corpus, motivó que le pidiera a la profesora que seleccionara algunos textos que respondieran a las mismas consignas, sumando un criterio temporal (los alumnos los habían escrito y la docente los había corregido durante la misma semana del mes de septiembre de 2011).

6 Se han seleccionado, en general, dos ejemplos: uno correspondiente al nivel universitario y otro de nivel secundario. Los fragmentos fueron reproducidos mecánicamente; al pie se transcribe la corrección que deseo enfocar como ilustración de cada uno de los aspectos. De esta forma se presentan, en primer lugar, el entramado de las palabras de los alumnos y de los docentes en los textos y, en segundo lugar, la multiplicidad de aspectos simultáneos que los docentes corrigen, aunque los mismos se hayan deslindado para su análisis. Para facilitar la lectura, luego, se transcribe la corrección efectuada por el docente, cuando la misma consiste en un enunciado, o se describe la marca empleada. En muchos casos pueden observarse números manuscritos en los ejemplos, que corresponden a la identificación colocada durante el análisis de los datos.

7 Como puede observarse en la cita, estas unidades que conforman la cohesión nominal funcionan a la vez en el plano del sentido y en oraciones, donde cumplen una determinada función sintáctica. Es por ello que cuando los docentes corrigen este aspecto, pueden hacerlo a nivel de la coherencia, conformando las correcciones que he llamado de sentido, o bien priorizando la función sintáctica, en el nivel de la forma. Para el análisis se ha mantenido la categoría que ha empleado el profesor en la corrección; únicamente los casos ambiguos (uso de subrayados o de marcas sin explicitar) se han interpretado como correcciones de sentido, porque se ha optado por mantener el criterio del modelo descendente del análisis textual, adaptado didácticamente, como se explicó, en el trayecto uso-sentido-forma (Riestra, 2006b).

8 Cabe aclarar que para analizar la cantidad de correcciones que se refieren a errores de ortografía en cada texto de los alumnos he contado una sola corrección por grafema o por tilde, aunque el mismo error se encuentre repetido más de un vez a lo largo del texto. Del mismo modo, se observa que a veces los profesores corrigen el error reiteradamente a lo largo de la tarea, y otras veces lo corrigen en una ocasión o dos, dejando el error ortográfico sin corregir en las siguientes repeticiones. Por último, he podido constatar en algunos trabajos, sólo a modo de ejemplo, que los docentes no corrigen entre el 40% y el 20% de los errores de ortografía por uso incorrecto de grafemas y tildes (o sus omisiones) en los textos de los alumnos.

9 Dado que la mayor parte de las enmiendas se concentran en la forma de los textos de los alumnos, y dado que, cuantitativamente, es el nivel de las tareas de los alumnos más intervenido por los docentes, resulta explicable la identificación entre corrección y forma en los autores desarrollados en el capítulo 1 –como Cassany (1987, 1993), Camps y Ribas (1998), Corvatta (1992), Cortés y Bollini (1994), Iturrioz (2006), Neumann y Gajardo (2009) y Finocchio (2009). Esta identificación conlleva una simplificación de las correcciones que realizan los docentes frente a los textos de los alumnos, que, como trato de mostrar, son complejas tanto por los niveles de los textos a los que afectan como por su grado de elaboración.

10 En el marco del proyecto de investigación “De los efectos formativos en los alumnos a la formación de formadores: la enseñanza de los razonamientos argumentativos y la gramática de las lenguas” de la Universidad Nacional de Río Negro, dirigido por Dora Riestra, analizamos intervenciones de los docentes en relación con la didactización de los contenidos gramaticales en función de la enseñanza de razonamientos.

Se desarrollaron tres discusiones focalizadas, dos de ellas conformadas por grupos de cuatro integrantes, y la restante, por tres integrantes, en los meses de noviembre y diciembre de 2011. Los participantes de uno de los grupos habían trabajado en la materia Introducción a la Lectura y la Escritura Académica, en la Sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro, además de ser docentes en ejercicio en escuelas secundarias de San Carlos de Bariloche. Los otros dos grupos estaban integrados por profesores de nivel secundario, también de Bariloche.

El empleo predominante de determinados verbos en los enunciados con que los docentes dan cuenta de su trabajo nos llevó a registrar una dificultad para verbalizar la acción realizada en clase. Observamos que cuando el objeto de enseñanza es una actividad de escritura, los verbos que utilizan los docentes para referir sus acciones son poco precisos. No obstante, los profesores explicitan su trabajo concreto cuando se refieren a la corrección (marcas, códigos, procedimientos que han de seguir los alumnos, etc.). En general, este tema aparece en enunciados detallados, que denotan los procesos de didactización que estos profesores realizan para enseñar la norma, la ortografía y, a veces, la sintaxis en los textos que sus alumnos escriben.

11 La transformación de la escuela secundaria de la provincia de Río Negro fue un proceso iniciado en 2006 que involucró la implementación gradual de una serie de cambios en las instituciones secundarias en primero, segundo y tercer años, la modificación de los espacios curriculares y, en relación con el tema de esta investigación, la elaboración y paulatina instrumentación del Diseño Curricular para el Ciclo Básico (2008). Aunque se preveía la continuación de la Transformación, y se elaboró el Diseño Curricular para 4º y 5º año, los cambios no llegaron a instrumentarse.

12 La referencia al artículo de este autor está incompleta en la bibliografía del Módulo de Capacitación (se fecha en el año 200). Se trata de una ponencia, “La mejora de la enseñanza”, en el marco de un curso organizado por la Federación de Enseñanza de UGT de Murcia, del 20 de septiembre de 2000 y disponible en Internet.

13 En los fragmentos de entrevistas citados, las voces atribuidas por los docentes a los alumnos en itálicas y negritas.

Miño y Dávila srl

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Agradecimientos

Este libro es producto de la investigación de Tesis de Doctorado en Ciencias de la Educación defendida en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba en diciembre de 2014, que contó con la dirección de la Dra. Dora Riestra. Le agradezco su guía: su lucidez teórica, su mirada crítica, su paciencia en las discusiones, la motivación y el aliento a lo largo de los años.

Esta investigación no hubiera posible sin la confianza depositada en mí por los docentes de la ciudad de San Carlos de Bariloche, que me facilitaron textos por ellos corregidos, abriéndome, así, el diálogo con sus alumnos. Tampoco, sin el cuestionamiento de las correcciones recibidas por mis propios alumnos, tanto universitarios como de nivel secundario, que me motivaron para procurar entender mejor y explicar este aspecto del trabajo docente.

Agradezco a mis compañeras de los proyectos de investigación de la Universidad Nacional de Río Negro, en especial a María Victoria Goicoechea y Daniela Antista, por la comprensión y la disponibilidad para resolver problemas prácticos. Y, varios años antes, a mis docentes y compañeras en los proyectos de investigación en la Universidad de Buenos Aires; en particular a Melchora Romanos y Josefina Pagnotta, por haber despertado en mí, cuando era una muy joven estudiante de Letras, la pasión por investigar.

Mi reconocimiento a las autoridades de la Universidad Nacional de Río Negro por el apoyo institucional.

Por último, agradezco a mi familia, en especial a mi madre, Maestra Normal Nacional, que corregía con una lapicera de tinta violeta, por seguir siendo una inspiración después de muchos años de ausencia; a Félix, por tanto que no podría siquiera comenzar a enumerar, y a mis hijas, Laura y Valeria, por su comprensión y por ser la motivación y la razón de mi actuar.

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Introducción

Corregir,

un problema de la práctica docente

El interés por analizar la corrección como actividad en el proceso de enseñanza de la Lengua surge de la observación de que esta práctica docente suele considerarse una obligación, una rutina fastidiosa o un aspecto poco creativo del trabajo docente, que se descalifica en las frases cotidianas escuchadas entre los profesores: “Tengo una pila enorme para corregir”, “Me voy a pasar el fin de semana corrigiendo”...

“Corregir” deriva del latín “corrĭgěre”, término formado a su vez por “regěre”, “regir, gobernar” (Coromines, 2009). La etimología evoca que corregir es “regir-con”, con algo o alguien, o ser ayudado a ser regido. Y, en la práctica de corregir como tarea didáctica, se conjugan los sentidos de guiar, gobernar y reinar con otro. La voz autoral del alumno y la voz del docente rigen los textos que los alumnos escriben y que los docentes marcamos, señalamos, comentamos, tachamos y co-escribimos en mayor o menor grado. En el acto de corregir el alumno ha conferido la autoridad a un otro –el docente– para que interactúe con la palabra propia; ha participado a otro en (o ha delegado parcialmente) la autoría del propio texto.

Esto nos lleva a preguntarnos cómo se articulan las palabras del docente en los textos escritos por los alumnos y cuáles son los efectos buscados, mediante la corrección, sobre el desarrollo de ellos.

Por otra parte, dado que la corrección forma parte de las acciones que el docente de Lengua realiza como parte de su trabajo, dedicándole a esta tarea muchas horas, se indaga por la relación entre la práctica, lo que se espera de ella y las características que hacen que se perciba como una tarea importante y rutinaria, a la vez.

La conformación de las correcciones es un fenómeno poco estudiado en su aspecto comunicativo, como interacción entre docente y alumnos, desde la Didáctica de la Lengua, y para el español como lengua materna. Hay referencias al tema que incluyen y subordinan la problemática al tema de la evaluación, pero carecemos de investigaciones que recorten este objeto de estudio.

En este sentido, esta investigación se plantea como objetivo general conocer cómo y para qué los docentes corrigen actualmente los textos escritos por los alumnos en las clases de Lengua.

Los objetivos específicos son:

observar qué se corrige y las modalidades de la corrección para entender la congruencia entre la corrección y la consigna que guía los trabajos de escritura de los alumnos;

conocer qué piensan los docentes acerca de lo que corrigen.

El primer objetivo implicó analizar qué se corrige, con qué características y modalidades se realiza esta tarea y qué congruencia se encuentra entre la corrección y la consigna, como instrumento planificado para analizar y evaluar la acción producida. Se observaron las relaciones entre consigna, tarea-objeto de enseñanza en la consigna en sentido estricto a la que responden los textos de los alumnos, corrección de la tarea e interacción docente-alumno en los textos producidos.

En esta dirección, el análisis procura conocer más sobre las dimensiones de la corrección en su aspecto comunicativo, sin confundirlas con las dimensiones evaluativas, que dan cuenta de cómo ha valorado un docente el producto de la acción de lenguaje del alumno.

El segundo objetivo concierne a indagar en el trabajo docente, específicamente en la acción de corregir, como trabajo representado, como conocimiento práctico y como posibilidad de explicitar aquello que se realiza y aquello que se espera como efecto en los alumnos.