Índice de figuras

Figura 1: El tlatoani organizando una campaña militar (Códice Florentino, 1979, lib. 8, cap. 17: f. 33v). (Reproducido por el autor.)

Figura 2: “Diseño del término de Pastrana”, 1571 (ags, mpd, 47, 048).

Figura 3: “Plano de la medida y amojonamiento del lugar de Romanones para eximirle de la jurisdicción de esa ciudad y que sea villa”, 1560- 1588 (ags, mpd, 31, 004).

Figura 4: Plano de Mula (Murcia), 1534-1539 (ags, mpd, 49, 045).

Figura 5: Lugares afectados por la peste en el Reino de Galicia de 1596 (ags, mpd, 51, 011).

Figura 6: “Plano de la dehesa de San Saturnín”, 1566 (ags, mpd, 40, 017).

Figura 7: “Descripción hecha por el capitán D. Diego de Predo de los bosques de Falgons y Cabreins en el término de Villa Roxa de Rosellón y por donde se puede hacer el camino para sacar la madera de ellos”, 1593 (ags, mpd, 12, 163).

Figura 8: “Dibujo que representa una zona de caza entre la localidad de Canillas, Camino de Alcalá y Madrid”, c. 1572 (ags, mpd, 40, 020).

Figura 9: Tres mapas de la misma región: a) agn, mpi, 1872, b) agn, mpi 1813 y c) agn, mpi, 1818.

Figura 10: Variación del mismo topónimo en tres mapas de la misma región: a) agn, mpi, 1872, b) agn, mpi, 1813 y c) agn, mpi, 1818.

Figura 11: Mapa del valle de Toluca.

Figura 12: El Xinantecatl o Nevado de Toluca. (Fotografía del autor.)

Figura 13: Topónimo de Zinacantepec en: a) Códice Mendoza (1992: f. 10r); b) Títulos de Propiedad de México (bnf, Mexicain 114, f. 3r). (Dibujo del autor.)

Figura 14: Mapa de la provincia de Matlatzinco o Tollocan, falta Teptetlhuiacan no localizada (elaborado a partir de Berdan y Anawalt, 1997: 66-68; Carrasco, 1996: 365-371).

Figura 15: Mapa de Zinacantepec y sus alrededores en el siglo xvi (elaboración del autor a partir de datos de García Castro, 1999a: mapa 3).

Figura 16: Mapa de la ubicación de los centros de congregación definitivos entre 1603 y 1604.

Figura 17: Mapa de los límites entre Zinacantepec y Tlacotepec, 1561 (agn, mpi, 2529).

Figura 18: Mapa “Haciendas de Cristóbal Mexia y de Pedro Rodríguez; Toluca. Edo. de Méx.”, 1636 (agn, mpi, 3000).

Figura 19: Mapa de la región de Amanalco, 1755 (agn, mpi, 4700).

Figura 20: “Mapa de Toluca, México. Pueblos de San Luis (...)”, 1757 (agn, mpi, 1459).

Figura 21: “Mapa de los ríos de San Pedro, Sierra Nevada (...)” (1757) (agi, mp-méxico, 735).

Figura 22: Haciendas de Santa María Acahuacalco y San Francisco. Zinacantepec”, 1803 (agn, mpi, 1437).

Figura 23: Mapa de la solicitud de merced de doña Guiomar de Molina, aspectos externos.

Figura 24: Marcas de agua del mapa y el expediente de la solicitud de doña Guiomar de Molina.

Figura 25: Escribanos que intervinieron en el mapa de la solicitud de merced de doña Guiomar de Molina: a) escribano a, b) escribano b, c) ambos.

Figura 26: Rúbrica efectuada por la mano b y firma del corregidor Fernán Sánchez Muñoz (agn, Tierras, exp. 10, f. 208v).

Figura 27: Glosas del mapa de la solicitud de doña Guiomar de Molina.

Figura 28: Elementos del mapa de la solicitud de doña Guiomar de Molina.

Figura 29: Situación de los elementos del mapa de doña Guiomar de Molina en la geografía de Zinacantepec.

Figura 30: Cerro del Murciélago desde San Lorenzo. (Fotografía del autor.)

Figura 31: Cerro situado junto al ejido de San Lorenzo Cuauhtenco. (Fotografía del autor.)

Figura 32: Detalle del “Mapa de Toluca, México. Pueblos de San Luis (...)”, 1757 (agn, mpi, 1459).

Figura 33: Cerro Las Canoas. (Fotografía del autor.)

Figura 34: Mapa de la solicitud de merced de Juan de Mogollón aspectos externos.

Figura 35: Marcas de agua del mapa y el expediente de la solicitud de Juan de Mogollón.

Figura 36: Escribanos que intervinieron en el mapa de la solicitud de merced de Juan de Mogollón: a) escribano, b) firma del alcalde mayor.

Figura 37: Glosas en el mapa de la solicitud de merced de Juan de Mogollón.

Figura 38: Elementos del mapa de la solicitud de merced de Juan de Mogollón.

Figura 39: Situación de los elementos del mapa de doña Guiomar de Molina en la geografía de Zinacantepec.

Figura 40: El Cerro del Murciélago visto desde el oeste. (Fotografía del autor.)

Figura 41: Loma de San Francisco. (Fotografía del autor.)

Figura 42: Mapa de la solicitud de merced de Juan de Sámano Medinilla, aspectos externos.

Figura 43: Marcas de agua del mapa y el expediente de la solicitud de Juan de Sámano Medinilla.

Figura 44: Manos que intervinieron en las glosas del mapa de la solicitud de merced de Juan de Sámano.

Figura 45: Glosas en el mapa de la solicitud de merced de Juan de Mogollón.

Figura 46: Elementos del mapa de la solicitud de merced de Juan de Mogollón.

Figura 47: Situación de los elementos del mapa de Juan de Sámano Medinilla en la geografía de Zinacantepec.

Figura 48: Arroyo del Molino. (Fotografía del autor.)

Figura 49: Puente sobre el Arroyo del Molino, cerca del Cerro del Murciélago (Fotografía del autor.)

Figura 50: Vista de las tierras al norte del Cerro del Murciélago (Fotografía del autor.)

Figura 51: Ubicación de los elementos de los tres mapas en conjunto.

Figura 52: Comparación entre la representación de calli en los tres documentos: a) mapa de la solicitud de Guiomar de Molina, b) mapa de la solicitud de Juan de Mogollón, c) mapa de la solicitud de Juan de Sámano Medinilla.

Figura 53: Representación del Cerro del Murciélago: a) mapa de la solicitud de Guiomar de Molina, b) mapa de la solicitud de Juan de Mogollón, c) mapa de la solicitud de Juan de Sámano Medinilla.

Anexo i: Mapa de la solicitud de merced de doña Guiomar de Molina.

Anexo ii: Mapa de la solicitud de merced de Juan de Mogollón.

Anexo iii: Mapa de la solicitud de merced de Juan de Sámano Medinilla.

Índice de cuadros

Cuadro 1: Características del estilo nativo y europeo, según Donald Robertson (1975: 256).

Cuadro 2: Pueblos tributarios en la Matrícula de tributos (1997: lám. 13) y el Códice Mendoza (1992: f. 33r) de la provincia de Tollocan.

Cuadro 3: “Congregación que va cometida a vos Juan Ramírez de Escobar juez de congregación en la provincia de Ixtlahuaca demás de las que os están cometidas y encargadas” (Libro de congregaciones, 1995: 124-125).

Cuadro 4: Caciques y gobernadores de Zinacantepec, siglos xvi-xvii. A partir de García Castro (1999a: 420-421).

Cuadro 5: Datos de población recogidos por García Castro (1999a: 376- 377).

Cuadro 6: Datos de población recogidos por Sánchez (2005: 71).

Cuadro 7: Estimación de la población de Zinacantepec a partir del número de tributarios.

Cuadro 8: Mercedes de tierras a españoles, fragmento (García Castro, 1999a: 449).

Cuadro 9: Mercedes otorgadas a Juan de Sámano Turcios, 1584-1603 (Sánchez, 2005: 75).

Índice de gráficas

Gráfica 1: Evolución de la población de Zinacantepec según los datos en los que se basa Sánchez (2005).

Gráfica 2: Evolución del número de tributarios en Zinacantepec.

Gráfico 3: Evolución de la población en Zinacantepec tras la revisión de datos.


El Colegio Mexiquense, A. C.


Dr. Víctor Humberto Benítez Treviño

Presidente

Dr. José Antonio Álvarez Lobato

Secretario General

Dra. Emma Liliana Navarrete López

Coordinadora de Investigación

Agradecimientos

El presente libro es el resultado del trabajo realizado durante mis primeros años en El Colegio Mexiquense, A.C. Por ello, quiero señalar mi agradecimiento a todos los integrantes de esta institución por el apoyo recibido en este tiempo. Asimismo, es necesario resaltar los comentarios y sugerencias de los compañeros del Seminario de Historia mexicana e historia del Estado de México, fundamentalmente en los seminarios de investigación en los que este trabajo fue presentado. En este sentido, debo resaltar también las aportaciones que hicieron el Dr. Manuel Hermann y el Dr. Michel Oudijk en sendas reuniones realizadas con tal motivo.

También agradezco las facilidades ofrecidas tanto en el acceso a los documentos como en la reproducción de materiales por parte del Archivo General de la Nación de México, el Archivo General de Indias y el Archivo General de Simancas.

El trabajo fue financiado por la ayuda a la Incorporación de Nuevos PTC de PRODEP, así como por el proyecto European Research Council under Starting Grant FP7-IDEAS-ERC-312795.

Finalmente, le doy las gracias a mi familia por estar a mi lado.

Siglas y abreviaturas

agi Archivo General de Indias, Sevilla mp Mapas y Planos

agn Archivo General de la Nación, México mpi Mapas, Planos e Ilustraciones

agnem Archivo General de Notarías del Estado de México, Toluca, México

ags Archivo General de Simancas, Ministerio de Cultura, España mpd Mapas, Planos y Dibujos

c.: circa.

cap. capítulo.

cuad. cuadernillo

drae Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua

exp. expediente f./ff. folio/folios

hmai Handbook of Middle American Indians

lam. lámina

leg. legajo

lib. libro

núm. número

n. nota

p./pp. página/páginas

pne Papeles de la Nueva España

r recto

v verso

vol. volumen

LAS SIGUIENTES PAUTAS GENERALES permitirán al lector conocer algunos datos sobre el lugar al que se refieren los mapas de estudio. Partiremos de los aspectos geográficos más característicos y enseguida veremos la información que se tiene de la historia de Zinacantepec desde la época prehispánica hasta los inicios del siglo xvii.

Datos generales

El actual municipio de Zinacantepec se sitúa en una región semifría del denominado valle de Toluca (véase figura 11), conocido durante el siglo xvi como valle de Matalcingo o Matlatzinco (Gerhard, 1986: 179), entre otros nombres. La Suma de visitas (2013: 106) ya daba cuenta de que este pueblo se ubicaba en una tierra llana y fría; además, se destacaban los “buenos montes y muy fértiles” que había a su alrededor. Éstos corresponden a las serranías que rodean a Zinacantepec y que superan los 3 300 m snm (Rivas,2005: 17). Los límites geográficos de esta región son:

En la orografía de la zona destaca el Cerro del Murciélago, fruto de la actividad volcánica en la región (González de la Vara, 2011: 181; Martínez, 2011: 594).

En el siglo xvi la comarca de Zinacantepec era regada por diversos arroyos que bajaban de la Sierra Nevada (Suma de visitas, 2013: 106) si bien muchos han desaparecido actualmente. Incluso había cuerpos de agua de los cuales todavía perduran algunos “como los de El Molino, ubicados al norte del Cerro del Murciélago, que son alimentados por agua de precipitación pluvial y algunos aportes de manantial” (Rivas, 2005: 19). En general, hoy en día aún se le considera una región agrícola muy productiva para algunos “la más productiva del Altiplano Central” (Rivas, 2005: 19). Entre su producción agrícola destaca, sobre todo, el maíz. Por otro lado, desde el punto de vista comercial su ubicación era importante, por encontrarse en el paso de la ruta entre el centro de México y la zona occidental de Mesoamérica, en concreto Michoacán (Hernández, 2005: 37-38).

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Figura 11. Mapa del valle de Toluca.

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Figura 12. El Xinantecatl o Nevado de Toluca. (Fotografía del autor.)

El nombre de Zinacantepec

El topónimo Zinacantepec proviene de la conjunción de tzinacan, “murciélago”, y tepetl, “cerro”, más el sufijo locativo –c, que puede traducirse como “en el cerro del murciélago”. El término empleado para el quiróptero puede ser significativo, ya que fray Alonso de Molina, en su Vocabulario en lengua castellana/mexicana y mexicana/castellana, (2010, ii: f. 152r) lo traduce como “murciélago que muerde”. Tanto Molina como R. Siméon (1999: 729) incluyen el sustantivo sin absolutivo. Sin embargo, F. Karttunen (1992: 312) sí lo hace, añadiendo también la variante tzonacatl. El mismo Molina (2010, ii: f. 90r) recoge un término genérico: quimichpatlan, que podríamos traducir como “ratón volador” (véase también Siméon, 1999: 431). Esto es significativo en la representación del topónimo como veremos más adelante.

Encontramos el glifo de Zinacantepec entre las conquistas de Axayacatl que recoge el Códice Mendoza (f. 10r). En éste (véase figura 13a), junto al otro componente del topónimo (tepetl), únicamente se pintó la cabeza del murciélago en la cual se perciben las orejas puntiagudas y en la que destaca el largo morro de perfil donde se marcan los dientes, además de una ligera protuberancia al final. En este caso se usó también blanco y algo de rojo para destacar la mandíbula.

En otro documento que se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia también aparece la representación de un lugar denominado Zinacantepec (véase figura 13b). Sin embargo, en este caso la representación del murciélago derivó en dragón, similar al que aparece como el veneno en la copa de San Juan.

Siguiendo con el nombre de Zinacantepec debemos señalar que durante la época colonial, al igual que otros topónimos prehispánicos, sufrió diversas modificaciones en su escritura debido entre otras cosas a la ausencia de una normalización tanto para el náhuatl como para el castellano. Las siguientes son las variantes localizadas: Tzinacantepec, Tzinacantepeque, Cinacantepec, Cinacantepeque, Sinacantepec, Sinacantepeque, Zinacantepec y Zinacantepeque. Además, se le añadió la advocación a San Miguel. Lo importante es que el nombre se ha conservado hasta la actualidad. En el presente estudio hemos optado por usar la grafía actual, aunque en las citas textuales se mantiene la que se emplea en la fuente.

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Figura 13. Topónimo de Zinacantepec en: a) Códice Mendoza (1992: f. 10r); b) Títulos de Propiedad de México (bnf, Mexicain 114, f. 3r). Dibujo del autor.

Zinacantepec en la época prehispánica, según las fuentes etnohistóricas

Rosaura Hernández Rodríguez (2005: 38) señala que las primeras noticias etnohistóricas sobre este lugar se remontan al momento de la conquista de la zona por parte de la Triple Alianza a mediados del siglo xv. Así, como ya hemos visto, Zinacantepec aparece entre los lugares conquistados por Axayacatl, según el Códice Mendoza (f. 10r). Sahagún (2006: 431) también menciona que este tlatoani conquistó Zinacantepec, además de Metepec, Tlacotepec, Calixtlahuaca y Calimaya.1 En el Códice Telleriano-Remensis (f. 36r) se indica que la guerra en el Matlatzinco comenzó en el año 6 tecpatl, que equivale a 1472.2 Esta fecha, 6 tecpatl, se encuentra también recogida en la sección de las conquistas de Axayacatl del Códice Mendoza (f. 10r). En el mismo Códice Telleriano-Remensis (f. 36v), luego de registrarse la conquista de Tlatelolco, en la fecha 7 calli o 1473,3 aparece en el siguiente año, 8 tochtli, una especie de red unida a una representación de la guerra mediante un chimalli, “escudo”, y unas mitl, “flechas”. Este elemento se relaciona con la guerra en el Matlatzinco.4 Continuando con el Códice Telleriano-Remensis, en el f. 37v la glosa señala que en el año 12 tochtli o 1478 se sujetó Xiquipilco como parte del valle. Asociada a la representación de Xiquipilco encontramos el mismo elemento de la red, matlatl, el chimalli y las mitl que se mencionaron en el f. 36v. Esto nos hace pensar que la campaña estaba todavía en marcha o que hubo alguna acción contra una sublevación.

Según Hernández (2011: 613), la conquista del Matlatzinco fue una continuación de la campaña contra Azcapotzalco para dominar el antiguo Tepanecan. En este sentido, según Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (1985 [ii]: 144), se entiende también la participación de los aliados de la Triple Alianza (Carrasco, 1996: 96). Se trataba de un proceso de “intensa actividad militar en el Occidente” (Carrasco, 1996: 359) que, siguiendo las fechas del Códice Telleriano-Remensis (ff. 36r-37v), pudo ser entre 1472 y 1478.5

En esta conquista se conjugaban los dos aspectos que hemos señalado en los datos generales de la zona, reportando beneficios económicos y militares (Hernández, 2011: 616). Por un lado, era importante de cara a la recolección del tributo, ya que era una región fértil. Según la Matrícula de tributos (lám.13),6 la región de Toluca debía pagar tres trojes de maíz y frijol. Esto la coloca como la segunda provincia que más entregaba en este rubro, precedida por la de Chalco.7 Además, daba trajes de guerrero y cargas de mantas.

Por otro lado, esta zona era crucial por su situación estratégica para defender el avance que realizaban por el occidente los michuaque, quienes también se encontraban en un proceso de conquista y expansión de dominios tributarios” (Hernández, 2005: 38). Así podemos comprobarlo, por ejemplo, en la sección histórica del Códice Telleriano-Remensis (f. 33v) donde se menciona que en el año 9 tochtli,8 durante el gobierno de Moctezuma Ilhuicamina, tuvieron guerra los de Michoacán con los de Xiquipilco, situado en el Valle de Matlatzinco. De este modo, esta región no sólo sirvió de enclave para frenar dicho avance, sino que también permitió el aprovisionamiento de las tropas de la Triple Alianza (Hernández, 2005: 40; 2011: 616).

La conquista mexica de Zinacantepec parece que no fue definitiva o sin contestación, ya que hubo alguna rebelión, al igual que en otros lugares como Tecaxic o Tlacotepec (véanse Hernández, 2005: 40; Ixtlilxóchitl, 1985 [ii]: 144). De nuevo, el Códice Telleriano-Remensis es una fuente de información útil. En este caso se recoge la noticia de la rebelión de Zinacantepec:

Año de çinco navajas y de | 1484 segun la n[uest]ra se alço | el pueblo de çinacantpeq[ue] | questava sujeto a los mexi|canos los quales fueron sobrellos y hizieron tal estra|go que casi no quedo onbre | porque todos los truxeron | al cu de mexico a Sacrificar | sobre el cu grande que avn | no estava acabado dizen | todos los viejos queste fue el | primer Sacrifiçio de onbres | que vuo en esta tierra por|que hastaqui no Sacrificavan | sino animales y aves || (Códice Telleriano-Remensis, f. 38v).

Otra mano añadió a continuación: “hiziero[n] este castigo y mor|ta[n]dad porq[ue] les temiese[n] q[ue] | como ellos yba[n] sujeta[n]do la tierra porq[ue] los demas | temiese[n] ||”. Esta rebelión, según el Telleriano-Remensis (f. 38v), ocurre ya durante el gobierno de Tizoc. En el Códice Mendoza, en la sección dedicada a este tlatoani (f. 12r) vuelven a aparecer lugares como Toluca, que ya habían sido conquistados por Axayacatl. Todo esto nos hace pensar que tal vez en el Matlatzinco se trató de una rebelión más generalizada.

Sin embargo, el resultado final fue el control del valle, que provocó, según R. García Castro (1999a: 68), la huida de los matlatzincas sobrevivientes hacia otras zonas, principalmente Michoacán. A raíz de ello, a la llegada de los españoles no quedaban muchos matlatzincas en la región, predominando otomíes y mazahuas, junto a “minorías” nahuas (Gerhard,1986: 179). Debido a esta medida, Pedro Carrasco (1996: 311) coloca a Zinacantepec, junto a otros lugares del valle de Toluca, como ejemplo de control territorial a través de “la expulsión de la población local y su reemplazamiento por nuevos pobladores de la Cuenca”. Sin embargo, otros autores consideran que esto es una exageración. De este modo podemos comprender que las fuentes del siglo xvi mencionen a la población matlatzinca en la región.

Según Gerhard (1986: 179), Zinacantepec se integró al dominio mexica de la Triple Alianza como señorío subordinado, tributando a Calixtlahuacan junto a Metepec, Tlacotepec y Tlalchichilpan. Ya hemos indicado antes que la antigua provincia del Matlatzinco, o Tollocan (véanse cuadro 2 y figura 14), aparece tanto en la Matrícula de tributos (lám. 13) como en el Códice Mendoza (f. 33r). Al igual que ocurre con otras provincias, no existe una correspondencia entre ambos documentos, por ejemplo, en cuanto a la cantidad de trojes (Oliver, 2011: 327). No entraremos aquí en la discusión respecto a la relación entre ambos documentos en cuanto a cantidades (véanse, por ejemplo, Mohar, 1987 y Molins i Fábrega, 1983). Lo que nos interesa ahora es señalar que Zinacantepec no se menciona en ninguno de los dos códices tributarios, lo que no ocurre con otros lugares cercanos conquistados por Axayacatl como Metepec. Tampoco es, de hecho, el único lugar de la región en esta situación, ya que tenemos otros como Tlacotepec.

Consideramos varias explicaciones respecto a la situación de Zinacantepec dentro de la Triple Alianza. Para algunos investigadores Tlacopan, como heredera del tecpanecayotl, controló territorios en la ribera oeste del río Lerma (Hernández, 2011: 613), por tanto, es posible que se tributara a otro de los miembros. También pudo ocurrir que, al haber sido expulsada la población y luego repoblada la zona con habitantes de la Cuenca (Carrasco, 1996: 311), su situación fuese distinta respecto al tributo. En este sentido, cabe señalar que, en su carta a Felipe II, en 1561, Pablo Nazareo afirma que Zinacantepec se encontraba entre los lugares que Axayacatl controlaba “personalmente” (Pérez-Rocha y Tena, 2000: 231).9

Cuadro 2
Pueblos tributarios en la Matrícula de tributos (1997: lám. 13) y el Códice Mendoza (1992: f. 33r) de la provincia de Tollocan

Tollocan

Calixtlahuaca

Xicaltepec

Tepetlhuiaca[n]

Mitepec*

Capulteopan

Metepec

Cacalomaca

Caliymayan

Teotenanco

Tepemayalco

Çoquitzinco

* En la Matrícula de tributos la glosa identifica a este lugar como Tlacotepec.

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Figura 14. Mapa de la provincia de Matlatzinco o Tollocan, falta Teptetlhuiacan no localizada. Fuente: Elaboración del autor con base en datos de Berdan y Rieff, 1997: 66-68; Carrasco, 1996: 365-371.

Por último, sí tenemos noticias sobre la participación de Zinacantepec en varios actos estatales en Tenochtitlan. Así aparece en la lista de los pueblos del Matlatzinco nombrados por fray Diego Durán (1967, ii: 307), que asistieron a la instalación de Tizoc tras la campaña contra Metztitlan (Carrasco, 1996: 360, 567-568 y 571). Al parecer también participaron en dicha expedición militar (Carrasco, 1996: 360) y en las exequias de Tizoc (Carrasco, 1996: 567). Después, el sucesor de éste, Ahuitzotl, los convocó a la inauguración del templo (Carrasco, 1996: 573). Sin embargo, ninguna de estas participaciones nos da pistas sobre el papel de Zinacantepec en la estructura imperial.

Zinacantepec siglo xvi e inicios del xvii

El valle de Toluca en el siglo xvi estaba poblado por hablantes de otomí, mazahua, matlatzinca, ocuilteco y náhuatl. En Zinacantepec, en concreto, se considera que pudieron habitar “otomíes, matlatzincas, nahuas y probablemente hasta tarascos” (Hernández, 2005: 38).

Desde los primeros momentos de la época colonial esta zona se conoció como provincia de Matalcingo y englobaba siete pueblos (García Castro, 1999a: 118). La región de Zinacantepec destacaba por la presencia de buenos pastos que permitían la presencia de varias estancias de ganado mayor y menor (Suma de visitas, 2013: 106-107), debido a lo cual fue elegida por los españoles para relizar dicha actividad, siendo el propio Hernán Cortés quien la iniciara (Gerhard, 1986: 181). En la zona se producía también madera, junto con sus derivados, además de maíz (Suma de visitas, 2013: 107). Sus límites (véase figura 15) eran con Toluca, Tlachichilpa,10 Temazcaltepec y Tlacotepec (Suma de visitas, 2013: 107).

Encomienda

Luego de la conquista de la Nueva España, Hernán Cortés se quedó con el control de varios lugares en la zona, entre ellos Toluca, Metepec, Tlacotepec, Zinacantepec, Calimaya, Tepemaxalco y Teotenango (García Castro, 2004: 75). Antes de partir a las Hibueras, Cortés “asignó temporalmente muchas de estas encomiendas a ciertos personajes y hombres de su confianza para pagar deudas o servicios prestados” (García Castro, 2004: 75). Zinacantepec pasó a manos de Hernando Burgueño cuando Hernán Cortés se la entregó, alrededor de 1520 (García Castro, 2004: 75; Sánchez, 2005: 63). En 1526 dejó de pertenecerle cuando se le creyó muerto durante la expedición a las Hibueras; no obstante, la recuperó y además consiguió que el rey se la confirmara en 1528 (Sánchez, 2005: 64).11 Sin embargo, al año siguiente la Audiencia de México asignó la encomienda a Rodrigo de Báez (Sánchez, 2005: 64).

En 1530 Burgueño la recobró de nuevo por decisión de la Segunda Audiencia. Para esas fechas Cortés aún pretendía parte de los territorios que a su juicio le correspondían dentro del Marquesado del Valle. Entre los pueblos que reclamaba, en 1532, se encontraban Zinacantepec como sujeto a Toluca, además de otros como Metepec o Calimaya (Simpson, 1970: 182- 183; Gerhard, 1986: 180). Sus demandas no prosperaron y hacia 1535 Burgueño todavía poseía la encomienda de Zinacantepec, según se afirma en el traslado del documento original de 1535 sacado en 1579 y que acompaña la Descripción del Arzobispado de México (1897).12

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Figura 15. Mapa de Zinacantepec y sus alrededores en el siglo xvi. Fuente: Elaboración del autor con base en datos de García Castro, 1999a: mapa 3.

A la muerte de Hernando Burgueño, alrededor de 1535, la encomienda al parecer pasó por manos de la Corona y de alguien apellidado Marmolejo (Sánchez, 2005: 67). Es posible, que este último también compartiese Zinacantepec con Burgueño (véase García Castro, 1999a: 121); sin embargo, Zavala (1973: 400) indica que en 1538 el poseedor de la encomienda era únicamente Juan Marmolejo. En esos años, un nuevo encomendero aparecería en escena, inaugurando una “dinastía”.

Con la llegada del virrey Antonio de Mendoza, el 28 de noviembre de 1536, Juan de Sámano se convirtió en alguacil mayor de la Ciudad de México. Poco después, mediante un cambio o trueque obtuvo la encomienda de Zinacantepec dejando la de Chilchota o Chilchotla (Michoacán) de la cual era poseedor desde 1528 (Sánchez, 2005: 68). Este hombre sería conocido como Juan de Sámano el Viejo.13 El trueque tuvo lugar en 1538, siendo aprobado el 12 de febrero de ese mismo año. Juan de Sámano estaba casado con una cuñada, o hermana, del oidor Ceynos (véase Ruiz, 1991: 136) quien era poseedora de una cédula real “para que se hiciese merced a quien se casase con ella” (Zavala, 1973: 400). Esta operación se saltaba las disposiciones de la ley que debía regularla. La explicación estaba en la posición del beneficiado (Ruiz, 1991: 137). El objetivo del trueque era que Juan de Sámano poblara más cerca de la Ciudad de México, aunque es posible que hubiera más ventajas. De acuerdo con Ethelia Ruiz Medrano (1991: 136), se trataba de un lugar “más importante y rentable por encontrarse en ‘comarca de minas’” y, entre otras cosas, ofrecía una gran cantidad de tributo en maíz y trigo que se vendía en las mismas.

La Suma de visitas (2013: 106), elaborada entre 1548-1550, nos informa que este pueblo se encontraba encomendado a Juan de Sámano quien muere alrededor de 1556 (Sánchez, 2005: 69-70) y le sucede en la encomienda su hijo, Juan de Sámano el Mozo,14 quien estaba casado con doña Beatriz de Turcios, hija de Antonio de Turcios, escribano de la Audiencia de México (Sánchez, 2005: 70). A la muerte del Mozo, en los años ochenta del siglo xvi (Lockhart, 1991: 57), Juan de Sámano Turcios fue el siguiente encomendero hasta su fallecimiento entre 1626 y 1630 (Gerhard, 1986: 180; Sánchez, 2005: 74) y quizá fue el último encomendero en Zinacantepec de esta familia (Sánchez, 2005: 74). Durante su vida, Sámano Turcios continuó afianzando y acrecentando el poder de la familia. Entre otras cosas, fortaleció los lazos sociales al casarse con doña Inés de Carvajal, de la familia de los Alvarado (Lockhart, 1991: 57).

Hacia 1598 Juan de Sámano Turcios llegó a poseer 1 191 indios, siendo una de las más grandes encomiendas de la región comparable con las de la Cuenca de México (Lockhart, 1991: 58). Durante su periodo como encomenderos, es muy probable que la familia Sámano alcanzara una alta cuota de poder en la región. Incluso, el tío de Juan de Sámano Turcios, don Carlos Sámano, llegó a ser alcalde mayor de Ixtlahuaca, entre otros cargos de carácter provincial (Lockhart, 1991: 60). Tales dominio y prestigio se llegan a apreciar gracias a la influencia que tuvo el apellido Sámano en la zona, ya que muchos indígenas principales lo adoptaron (Lockhart, 1991: 61). Finalmente, sabemos que la encomienda de Zinacantepec no pasó a manos de la Corona hasta 1688 (García Castro, 1999a: 137). Por su parte, los Sámano Turcios al parecer estuvieron todavía presentes en la región hasta finales del siglo xvii. De acuerdo con Sánchez (2005: 76), “es probable que con el tiempo las propiedades pasaran a los descendientes de Juan de Sámano Medinilla, quien era el administrador de don Juan de Sámano Turcios”.15 Otra familia, tal vez emparentada, eran los Sámano Salamanca. Un tal Juan de Sámano Salamanca le compró a Gabriel López la hacienda de San Lorenzo, misma que había pertenecido a Juan Sámano Turcios (Sánchez, 2005: 76).16 En ese momento, la viuda de un tal Carlos de Sámano vende sus bienes a Pedro Jiménez de los Cobos, citándose las haciendas de la Gavia y la Huerta.17

Administración y gobierno

Vamos a ver ahora qué información tenemos sobre otras instancias y medidas del gobierno colonial. Peter Gerhard (1986: 180) señala que posiblemente los primeros magistrados en el valle de Matlatzinco fueron nombrados por Hernán Cortés. En dicha región desde 1530 se establecieron varios corregimientos, en lugares donde las encomiendas quedaron vacantes (véase García Castro, 1999a: 139-140). Así, alrededor de 1534, la Segunda Audiencia ya había nombrado corregidores para Xiquipilco-Metepec y Tepemaxalco (Gerhard, 1986: 180). Esta institución desde 1550 tenía ya jurisdicción sobre los pueblos encomendados (García Castro, 1999a: 138) y Zinacantepec quedó dentro del territorio del corregimiento de Ixtlahuaca, creado en 1536 (García Castro, 1999a: 140, 143-144). El título de este magistrado era el de “alcalde mayor del Valle de Matalcingo (o Toluca) y corregidor de Istlaguaca” (Gerhard, 1986: 181).

En los inicios del siglo xvii Zinacantepec contaba con un teniente de alcalde mayor, dependiente del de Ixtlahuaca-Metepec, aunque no sabemos desde cuándo existía este cargo,18 el cual en 1610 era ocupado por Pedro López de Montoya.19

En cuanto a la división del territorio, en el siglo xvi Zinacantepec poseía “alrededor de veinticuatro estancias habitadas por otomíes” (Gerhard, 1981: 182). La Suma de visitas (2013: 106) señala que la cabecera no tenía ni barrios ni estancias, ya que las 546 casas que la componían estaban juntas.

Este pueblo, así como su región, se vio sometido a los procesos de congregación que se llevaron a cabo durante la época colonial. En 1564 se le ordenó al juez de congregación que, en colaboración con los franciscanos, hiciera volver a los indios a la cabecera y sujetos de Zinacantepec (García Castro, 1999a: 444).20 Tal parece que varios sujetos no tuvieron un lugar fijo y se movieron durante la época colonial (véase García Castro, 2014). Después de esto hubo dos procesos de congregación, entre finales del siglo xvi y principios del xvii. El primero se llevó a cabo en 1593,21 pero fracasó y se realizó un segundo intento entre 1603-1604 (Gerhard, 1986: 182).

En la tentativa fallida de 1593 se ordenó al encomendero Juan de Sámano Turcios que colaborara con el guardián del convento de Zinacantepec.22 El objetivo era congregar en la cabecera y en San Bartolomé.23 Son varios los documentos que se conservan del proceso de inicios del siglo xvii. La tarea iba comisionada a Juan Ramírez de Escobar, juez de congregaciones de la provincia de Ixtlahuaca (Libro de congregaciones, 1995: 124). En las órdenes que recibió se le mandaba congregar los lugares que se pueden observar en el cuadro 3.

En este proceso no sólo se perjudicaba a los indios, al obligarlos a abandonar sus tierras y casas, sino también a los encomenderos. En dicha situación se hallaba Juan de Sámano quien, en 1603, se quejaba de la actuación de Juan Pardo de Losada, juez de congregaciones de la provincia de Ixtlahuaca, ya que le había “sacado de los pueblos de su encomienda mucha cantidad de indios [...] quemándoles sus casas y dejando desamparadas sus sementeras” (Libro de congregaciones, 1995: 87-88).24 El virrey mandó averiguar lo que había ocurrido en el caso para tomar una decisión, pero no sabemos más.

Por otro lado, es difícil ver el proceso como algo inflexible y totalmente impuesto. Un ejemplo de ello lo tenemos en la decisión del virrey de corregir la disposición de congregar a Santa Cruz y San Juan, pueblos sujetos a Zinacantepec (Libro de congregaciones, 1995: 106-107). En un primer momento se había decidido que se congregaran en San Juan; sin embargo, los naturales y principales le expusieron que no se trataba de un lugar adecuado por lo que preferían ir a la cabecera.

Algo similar ocurrió con las denominadas “estancias del monte”: San Jerónimo Amanalco, San Lucas, San Bartolomé, San Sebastián y San Juan, situadas a más de cinco leguas25 de San Miguel Zinacantepec. En la orden inicial se indicaba que dichas estancias debían congregarse en la cabecera,pero el día 20 de noviembre de 1603 el virrey mandó que lo hicieran en San Jerónimo Amanalco (Libro de congregaciones, 1995: 188). El motivo fue la queja por parte de los naturales ante el virrey, ya que argumentaban que perderían su medio de subsistencia basado en el aprovechamiento del monte (Libro de congregaciones, 1995: 188). Sin embargo, al parecer este caso esconde algo más, ya que en su orden el virrey señala que dichas estancias habían reconocido siempre a San Jerónimo Amanalco como su cabecera, donde había un alcalde y tres regidores junto a otros oficiales de república (Libro de congregacionesLibro de congregacionesLibro de congregaciones