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© Felipe Portocarrero Suárez, 2017

De esta edición

© Universidad del Pacífico

Av. Salaverry 2020

Lima 11, Perú

www.up.edu.pe

LA IDEA DE UNIVERSIDAD REEXAMINADA Y OTROS ENSAYOS

Felipe Portocarrero Suárez

1a edición: mayo 2017

1ª edición versión e-book: octubre 2017

Diseño de la carátula: Icono Comunicadores

Ilustración de la carátula: Salomon Koninck, Un filósofo, 1635

ISBN: 978-9972-57-374-3

ISBN e-book: 978-9972-57-379-8

BUP

Portocarrero S., Felipe.

La idea de universidad reexaminada y otros ensayos / Felipe Portocarrero Suárez. -- 1a edición. -- Lima : Universidad del Pacífico, 2017.

312 p.

1. Universidades--Historia

2. Universidades--Objetivos y funciones

3. Enseñanza universitaria

4. Newman, John Henry, 1801-1890. La idea de universidad

5. Steiner, George, 1929-

I. Universidad del Pacífico (Lima)

378.009 (SCDD)

Miembro de la asociación Peruana de Editoriales Universitarias y de escuelas Superiores
(Apesu) y miembro de la
asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y el Caribe (Eulac).

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«Leer, por lo pronto,

es una actividad posterior a la de escribir:

más resignada, más civil, más intelectual».

Jorge Luis Borges,

Historia universal de la infamia (1935).

Índice

Prefacio

Imágenes de la universidad en perspectiva histórica

La idea de universidad reexaminada

Mirar el abismo: el divorcio entre la ciencia, las ciencias humanas y las ciencias sociales

¿Un nuevo quadrivium? Notas sobre el pensamiento educativo de George Steiner

Prefacio

Aunque los ensayos reunidos en este libro fueron escritos a lo largo de dos años, su incubación intelectual y afectiva tiene una historia más antigua, una que se remonta a casi cuatro décadas atrás, cuando inicié mi vida académica: primero, como jefe de prácticas y asistente de investigación; luego, como docente e investigador; y, años más tarde, cuando la continué como autoridad hasta alcanzar la más alta posición directiva a la que se puede aspirar en una institución universitaria. Mi interés intelectual por los temas que examino en estas páginas nace como una consecuencia directa del intenso trabajo académico y de gestión desarrollado a lo largo de esos años.

¿Qué herencias institucionales y legados curriculares, pedagógicos y simbólicos actuales provienen de las prácticas universitarias medioevales y modernas? ¿Qué disciplinas deberían tener un lugar especial en un plan de estudios universitario utópico? ¿Cómo cerrar el abismo que se ha abierto entre las ciencias humanas, las ciencias sociales y las llamadas ciencias duras? ¿Cómo han evolucionado las relaciones de cooperación y conflicto entre la institución universitaria y las sociedades en las que tienen lugar sus actividades? ¿En qué medida la independencia y la autonomía de la universidad se han visto afectadas por un Estado que busca establecer los marcos legales de su funcionamiento? ¿De dónde emanan la autoridad moral, el prestigio intelectual y la legitimidad social de la que disfruta la universidad pese a sus recurrentes problemas y heterogénea calidad? ¿Tiene sentido y relevancia pensar críticamente la idea de universidad, es decir, su razón de ser profunda y permanente, sin incurrir en idealismos nostálgicos o romanticismos ingenuos?

Por diversas razones personales y profesionales, fui postergando el desarrollo y la elaboración de estas y otras muchas preguntas cuyas respuestas, en el mejor de los casos, solo alcanzaba a intuir e imaginar. Permanecieron en una suerte de hibernación, a la espera de que se presentara la circunstancia propicia para dedicarme a su estudio sistemático y concentrado. Desde luego, no es la intención de estos ensayos ofrecer una visión completa de los interminables y complejos asuntos administrativos, académicos e intelectuales que conciernen al funcionamiento y los objetivos de la universidad. La diversidad en la naturaleza y jerarquía de temas que habría que abordar, convertiría ese esfuerzo en una tarea no solo imposible sino también estéril. Espero que en próximos ensayos pueda examinar en forma más extensa y detallada temas que aquí solo han quedado sugeridos o formulados de una forma muy sintética. Entre los muchos que despiertan mi interés, me gustaría otorgar una especial prioridad a la reflexión acerca de los estudios universitarios que serán relevantes en el futuro y, desde una perspectiva comparada, al análisis de la profesión académica y de los movimientos estudiantiles, y a la exploración de los diversos modelos universitarios existentes en América Latina y sobre todo en el Perú.

Mientras tanto, aspiro a que no sean pocos los que puedan encontrar en estos ensayos reunidos una fuente de información y un estímulo para entender mejor la naturaleza, funciones y trayectoria institucional de la universidad desde sus orígenes en el siglo XII hasta nuestros días. Aun cuando pueden ser leídos de manera independiente, en su contenido subyace la convicción de que si no conocemos bien su larga, fascinante y accidentada historia de permanencias, cambios y adaptaciones, entonces no alcanzaremos a comprender adecuadamente los obstáculos y peligros que actualmente constriñen y amenazan la autonomía de su accionar. Aún más, perderemos la oportunidad de proyectar y construir su futuro sobre bases menos sometidas a los avatares que, de manera recurrente, asedian su quehacer e identidad institucionales en estos tiempos del capitalismo tardío. De hecho, los escritores victorianos de la Inglaterra del siglo XIX tenían el hábito de utilizar la imagen del espejo para extraer analogías entre diversos períodos históricos del pasado y el propio tiempo que les había tocado vivir. El propósito de este ejercicio intelectual era intentar comprender, a partir de esas analogías que con frecuencia se convertían en oposiciones o contrastes, los problemas que los interpelaban y el lugar que a ellos mismos les había tocado ocupar en su época. Desde luego, lo interesante de esta perspectiva no es tanto la utilización de la imagen del espejo, la cual asume que el presente es el reflejo del pasado que lo precede o la cíclica y previsible repetición de ciertos asuntos humanos universales que se escenifican una y otra vez en contextos culturales diferentes, sino más bien el uso pragmático y reflexivo que se puede hacer de la historia. Cuando el análisis sistemático de los hechos y de los procesos que configuran el presente se entiende como parte de una larga, accidentada y compleja evolución, la historia puede proporcionar valiosas enseñanzas e iluminar campos de reflexión usualmente inadvertidos.

Para decirlo de manera breve, el propósito de estos ensayos es argumentar que la universidad ha desempeñado un papel esencial en las sociedades medioevales y modernas, y continúa haciéndolo en las sociedades contemporáneas. Aunque no conviene exagerar la incidencia inmediata que actualmente ejerce sobre estas últimas, o creer que existe una causalidad unidireccional que va del trabajo intelectual hacia las políticas públicas, o pensar que posee un monopolio sobre la generación y transmisión de conocimiento, existe una amplia coincidencia sobre la decisiva contribución que la educación superior ha realizado en la definición de los grandes horizontes científicos y éticos de la humanidad. Este protagonismo lo ha logrado no solo concentrándose en la formación de profesionales, en la transmisión de conocimiento o en la enseñanza de las competencias necesarias para desempeñarse con eficiencia en una ocupación cualquiera. Como veremos a lo largo de estas páginas, la universidad cumple con esas funciones, pero también practica otras de igual pertinencia aunque de naturaleza pedagógica distinta y más duradera: estimula a preguntarse de una manera metódica sobre cualquier asunto humano desde una perspectiva crítica, fomenta los debates racionales sin por ello erradicar necesariamente el apasionamiento en la presentación de los argumentos, incita a cuestionar los supuestos de los que parte todo razonamiento, ayuda a discernir con rigor las opiniones, los sesgos y los prejuicios de lo que constituye un pensamiento organizado y coherente; en suma, incentiva nuestra imaginación y articula nuestra capacidad reflexiva mediante el uso de conceptos y categorías, trayendo orden al caos con el que usualmente percibimos la realidad que nos rodea. Sus principales protagonistas son los profesores y los estudiantes o, con mayor precisión, el vínculo que se establece entre ambos cuando tiene lugar la experiencia educativa que da origen a una comunidad de aprendizaje. Una comunidad cuya fuerza vital se sustenta en el ejercicio permanente de un singular ethos académico, uno que emerge cuando se practican cotidianamente la coherencia analítica y el rigor metodológico, cuando se logra preservar la independencia y autonomía con las que se desarrolla ese irrefrenable impulso humano hacia el conocimiento.

El título de este libro alude deliberadamente a la obra de John Henry Newman, quien encarna como pocos autores una cualidad que merece ser rescatada y emulada: su incansable búsqueda por entender la razón de ser profunda y más permanente de la universidad. En tiempos como los actuales, en los que la discusión sobre este tema muestra una peligrosa mezcla de resistencia y olvido –que en la práctica no es otra cosa que una renuncia a pensar históricamente el presente–, dirigir nuestra atención a entender mejor la naturaleza y las funciones de la universidad constituye una forma de incitar a un debate de ideas serio. Debate que debería tener como principales actores no solo a los miembros de la propia institución universitaria, sino también a quienes toman decisiones de políticas públicas en los gobiernos y a otros amplios sectores de la sociedad civil interesados en los asuntos educativos. En el Perú, una discusión de este tipo exigiría de los actores involucrados una mayor apertura hacia las lecciones que provienen de la historia, así como también una elaboración filosófica más profunda acerca del tipo de educación universitaria que debería ser promovida y defendida. Sin duda, ese esfuerzo chocará con una mal entendida racionalidad práctica que se empeña en seguir una dirección contraria bajo el pretexto del pragmatismo, la utilidad y las urgencias de un presente cuyos dilemas y exigencias de largo plazo no se llegan a entender cabalmente.

* * * * * *

Este libro ha sido escrito gracias al generoso apoyo que me otorgó la Universidad del Pacífico, institución que ha hecho de la libertad y el rigor intelectuales un rasgo definitorio de su identidad académica. Gracias a esa generosidad, pude regresar a mi segunda alma mater, el Saint Antony’s College de la Universidad de Oxford, donde tuve el privilegio y la oportunidad de hacer mis estudios de doctorado hace casi treinta años. La cordialidad de mis colegas y amigos latinoamericanistas Diego Sánchez, Eduardo Posada y John Crabtree, la antigua y bella ciudad de Oxford con sus emblemáticos colegios (colleges), mi asistencia semanal al fascinante seminario de historia en la acogedora casona victoriana del Latin American Centre en Church Walk –donde Elvira Ryan y Rebeca Otazua reciben con especial disposición a sus visitantes–, y el acceso a los oceánicos recursos bibliográficos de sus bibliotecas, contribuyeron a crear la atmósfera necesaria para desarrollar los cuestionamientos que me han acompañado como académico durante tantos años.

Quiero agradecer a los diversos colegas que se tomaron el tiempo de leer las primeras versiones de estos ensayos. De manera especial, me gustaría mencionar a Gonzalo Portocarrero, Jorge Wiesse, Carlos Gatti, Ángel Pérez, Alberto Vergara, Mario Aguirre y Miguel Cordero y a los dos evaluadores anónimos, cuyas observaciones y comentarios han sido particularmente valiosos y oportunos. A ninguno de ellos, sin embargo, debería atribuírsele responsabilidad alguna en los errores en los que puedo haber incurrido. Con Rosemary Thorp, Tim Thorp, Malcom Deas, Valpy Fitzgerald, Judith Cóndor, Marina Massaguer y Sergi Pérez compartimos preocupaciones intelectuales que intercambiamos con interés y buen humor. A Luis Torrejón, Luis Jochamowitz, César Francis, Aldo Panfichi y Marco del Mastro, amigos de siempre, mi gratitud por motivos que ni ellos mismos alcanzan a imaginar. A mis hermanas Patricia y Giuliana y a mi hermano Florencio, les agradezco sus cálidos comentarios a mis primeros borradores. A mis colegas y amigos de la Universidad del Pacífico, Elsa del Castillo, Cynthia Sanborn, Bruno Seminario, Jürgen Schuldt, Carlos Amat y León, Matilde Schwalb, Arlette Beltrán, María Elena Romero, Rosario Gómez, Enrique Vásquez, Luis Alfredo Agusti, Robert Burns, Gustavo Yamada, Juan Francisco Castro, Miguel Bravo, Cecilia Montes, Sandra Canella y María Antonieta Concha, mi gratitud por el aliento incondicional. A mi esposa Andrea, a mi hijo Felipe Santiago y a mis hijas Ana y Ema, miembros de nuestra pequeña «comunidad de aprendizaje», quiero decirles que su presencia y compañía han sido vitales para escribir estos ensayos. Mi gratitud también está dirigida a Vicente Galli por razones que él, yo y unos pocos amigos más conocemos.

Finalmente, me gustaría dedicar este libro a Felipe y Gonzalo Portocarrero Maisch. Ambos, a lo largo de mucho tiempo, han sido para mí una fuente constante de aprendizaje humano e intelectual. Sin su consejo y orientación, probablemente no solo mi vida académica habría sido muy distinta.

Oxford, septiembre de 2016.

F. P.