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© Universidad del Pacífico

Av. Salaverry 2020, Jesús María Lima 11, Perú

Los futuros de Fernando Pessoa

Jorge Wiesse Rebagliati

Jerónimo Pizarro Jaramillo

Editores

1a edición: noviembre 2013

1a edición versión e-book: febrero 2014

Diseño de carátula y diagramación: Beatriz Ismodes Garcés

ePub por Hipertexto / www.hipertexto.com.co

ISBN: 978-9972-57-265-4

ISBN e-book: 978-9972-57-2807

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2013-18326


Bustamante, Ani, 1968-

Los futuros de Fernando Pessoa / Ani Bustamante, Julio del Valle, Jerónimo Pizarro, Jorge Wiesse; Jorge Wiesse, Jerónimo Pizarro, editores. -- 1a edición. -Lima : Universidad del Pacífico, 2013.

112 p.

1. Pessoa, Fernando, 1888-1935 -- Crítica e interpretación

2. Poesías portuguesas

I. Valle, Julio del, 1967-

II. Pizarro, Jerónimo.

III. Wiesse, Jorge.

IV. Universidad del Pacífico (Lima)

868.89


Miembro de la Asociación Peruana de Editoriales Universitarias y de Escuelas Superiores (Apesu) y miembro de la Asociación de Editoriales de América Latina y el Caribe (Eulac).

La Universidad del Pacífico no se solidariza necesariamente con el contenido de los trabajos que publica. Prohibida la reproducción total o parcial de este texto por cualquier medio sin permiso de la Universidad del Pacífico.

Derechos reservados conforme a ley.

PALABRAS PRELIMINARES

CON el conversatorio titulado Los futuros de Fernando Pessoa culminaron las actividades que, del 18 al 20 de octubre de 2011, desarrolló en la Universidad del Pacífico el Dr. Jerónimo Pizarro, profesor de la Universidad de los Andes (Bogotá) y editor de Fernando Pessoa. En esa reunión, la última del ciclo de conferencias El guardador de papeles. Del archivo a la edición, Jerónimo Pizarro trató el tema de la heteronimia y luego Ani Bustamante, doctora en Psicoanálisis por la Universidad Complutense de Madrid y autora del libro Los pliegues del sujeto. Una lectura de Fernando Pessoa (2010), Julio del Valle, poeta y filósofo de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y Jorge Wiesse, profesor de la Universidad del Pacífico y de la Pontificia Universidad Católica del Perú, presentamos temas propios (la Psicología, la Filosofía y la Traducción, respectivamente) y comentamos las intervenciones de nuestros compañeros de mesa (Ani Bustamante lo hizo desde Madrid, vía skype), pensando siempre en la proyección futura inmediata de la obra de Fernando Pessoa. (La filmación del conversatorio puede consultarse en la siguiente dirección electrónica: http://www.youtube.com/watch?v=a6ooa3h2KzA.)

Sin embargo, a todos nos pareció que la reunión merecía quedar por escrito y, gracias a la sugerencia de Jerónimo Pizarro, quedamos en elaborar un poco más nuestras intervenciones y acompañarlas con una selección de textos del propio Pessoa, a manera de antología{*}, de tal forma que quien revise el conjunto pueda comprender de manera sucinta tanto algunos de los temas que surgen de la obra de Pessoa como leer algunos de los textos del gran autor portugués que nos han llamado la atención. Se trata de un objetivo modesto, ciertamente, pero que puede contribuir a generar interés por un poeta capital para conocer el espíritu del Occidente del siglo XX y que, sigue y seguirá (como lo ha señalado Jerónimo Pizarro) siendo un desconocido, fundamentalmente por lo vasto de su producción escrita y por la dificultad editorial que supone fijar filológicamente unos textos proteicos, si no infinitos.

Jorge Wiesse Rebagliati

Lima, agosto de 2013

OBRAS ORTÓNIMAS Y HETERÓNIMAS DE FERNANDO PESSOA: GENEALOGÍA DE UNA DISTINCIÓN

Jerónimo Pizarro / Universidad de los Andes

LA Semana de Portugal, una serie de actividades durante las cuales se oficializó la creación de la Cátedra de Estudios Portugueses Fernando Pessoa en la Universidad de los Andes (http://catedrapessoa.uniandes.edu.co/), coincidió con el “Simposio Internacional de Heteronimia Poética” (Bogotá, 29 y 30 de agosto de 2011), una actividad durante el cual se aludió repetidas veces a la “heteronimia”, un concepto que Fernando Pessoa nunca utilizó{1}. En una de las cartas más citadas de la lengua portuguesa, que es también una de las cartas más importantes del siglo XX, Pessoa le narra y le explica a uno de los jóvenes directores de la revista literaria Presenta la génesis de sus heterónimos y recurre al término “heteronimismo” (carta del 13 de enero de 1935). De hecho, en español, “heteronimia” es un concepto lingüístico —se refiere al “fenómeno por el cual dos palabras que corresponden a dos términos gramaticales en oposición proceden de raíces diferentes”, como, por ejemplo, “toro” y “vaca”, según el Diccionario de la Real Academia Española— y ese concepto solo habría enriquecido con una acepción o dimensión estética después de la muerte de Pessoa en noviembre de 1935{2}. “Heteronimia” se puede entender como un sinónimo de “despersonalización”, aunque conlleve mucho más que una pérdida o una multiplicación de la personalidad, como se verá. Pero ¿qué es un heterónimo, más allá de lo que enseña la lingüística (“cada uno de los vocablos que constituyen una heteronimia”, según el DRAE)? ¿Qué es el “heteronimismo”? Y ¿cuál es la genealogía de la distinción entre obras ortónimas y heterónimas? Estas preguntas son pertinentes si tenemos en cuenta que tendemos a olvidar a los autores de ciertas acepciones, vocablos y giros nuevos en una lengua; que Pessoa inventó (o reinventó) los más recientes significados de “heterónimo” y “ortónimo”; y que estas palabras hoy forman parte de otros idiomas diferentes del portugués, como el español, el inglés y el francés, aunque no hayan entrado todavía en muchos diccionarios. Si buscamos “heteronym” en el NgramViewer (http://ngrams.googlelabs.com/) de Google Books, por ejemplo, entre 1935 y 2000, el resultado no deja dudas: las ocurrencias del término aumentaron de forma clara y muy significativa.

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Comencemos por examinar la etimología de las palabras antes de plantear una genealogía. “Heteronimia” o el vocablo pessoano “heteronimismo” tienen el mismo prefijo de origen griego, hetero-, que significa diferente, otro. Hetero- se podría oponer a Homo-, que significa semejante, igual (cf. “heterogéneo” y “homogéneo”), pero Pessoa, en tiempos de discusiones ortográficas, lo opuso a orto-, que expresa la noción de propiedad y que se puede traducir por recto, justo o verdadero (cf. “heterodoxia” y “ortodoxia”). Un “heterónimo” sería, pues, un nombre diferente, ya que ónoma es nombre en griego; y un “ortónimo”, un nombre apropiado o verdadero. Al parecer, Pessoa ponderó y descartó otras opciones, como la de oponer a/o- (otro) a auto- (proprio), o hetero- (ajeno) a auto- (propio); si hubiera optado por esta última, se habría acercado a la distinción jurídica entre documentos autógrafos (escritos por el propio autor) y documentos heterógrafos (escritos por otro, pero que proceden intelectualmente del autor). Sea como sea, lo que Pessoa quiso conceptualizar fue lo siguiente: que, por un lado, escribía él mismo, y las obras propiamente suyas se podían calificar de ortónimas; y, por otro lado, escribía como alguien diferente a él mismo, y las obras relativamente ajenas se podían calificar de heterónimas. En este contexto, el heteronimismo sería la disposición dramática de salir de sí mismo, de “volar otro”{3}, de despersonalizarse y convertirse en otras personas. Pero el heteronimismo —un término menos sonante que heteronimia— también sería la construcción de otras figuras autorales y, en esta medida, menos un fenómeno próximo de la locura, que una técnica o un método de composición de otros autores, es decir, una composición vertiginosa de alter egos por un ego (el del autor principal) que en vez de negar su multiplicidad busca convivir con ella.

Antes de avanzar conviene hacer una aclaración, que el propio Pessoa —el ortónimo, el que firmaba con su nombre— se encargó de hacer: un heterónimo no es un pseudónimo{4}. Conviene aclarar este punto, porque he hablado de “alter egos”, pero un heterónimo no es sólo una personalidad alterna. De hecho, más que una personalidad —y siempre es posible acercarnos al campo de la psicología, y Pessoa lo hace cuando habla de un “compañero de psiquismo”{5} — un heterónimo es una máscara y esta palabra, máscara, está cargada de sentido. Recordemos que “Pessoa”, en portugués, es persona, y que la etimología de persona es máscara. Si el destino de alguien estaba cifrado en su nombre de familia —y sobre todo después de inventar los heterónimos (1914) y quitar el acento circunflejo de su apellido (1916)— ese alguien era Pessoa, quien se multiplicó en personas, en rostros poéticos, y no en personalidades. Es verdad que esos rostros poéticos —Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro de Campos, entre otros— “proyectan” una personalidad propia, pero lo importante no es discutir si Caeiro era introvertido y Campos extrovertido, por ejemplo, sino verificar que uno reinventó el género bucólico y el otro la poesía moderna.

Reconstruyamos, ahora sí, la genealogía de la distinción entre obras ortónimas y heterónimas, que nos ayudará a entender, todavía mejor, otros conceptos, tales como heterónimo, pseudónimo, semiheterónimo y heteronimismo, todos ellos usados por Fernando Pessoa.

En un principio, entre 1906 y 1916, más o menos, Pessoa utilizó con alguna asiduidad el concepto pseudónimo. Ese concepto habrá cobrado un alto valor literario cuando Pessoa, influido por sus lecturas sobre la verdadera autoría de las obras de William Shakespeare, defendió la tesis según la cual Shakespeare sería un pseudónimo. De esas lecturas rescato la del libro In Regarding] Shakespeare, Beeching v. Greenwood, Rejoinder on behalf of the defendant (1909), de G. G. Greenwood; en su ejemplar, Pessoa dejó una nota y una corrección notables{6}:

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Pessoa se familiarizó primero con la cuestión o polémica ShakespeareBacon y después intentó participar en la misma, sin llegar a hacerlo públicamente. Esa polémica le ayudó a responder, antes de Michel Foucault, a la pregunta “¿Qué es un autor?” (1969), y a esbozar, con una gran conciencia de lo que significa ser un autor, a sus tres heterónimos hacia 1914. Si la obra shakesperiana era o se podía considerar la obra de un autor que se escondía bajo otro nombre —así ese nombre fuera o no un buen pseudónimo—, entonces, se preguntaba Pessoa, ¿qué es el nombre de un autor? ¿Qué funciones cumple el nombre que congrega sobre sí la identificación de una obra?

En su ensayo inacabado William Shakespeare, Pseudonymo (post 1912), Pessoa es muy claro al postular que el problema de la autoría de las obras shakesperianas no es el problema de la existencia o inexistencia histórica de un actor que se llamó William Shakespeare, sino el de la “autonimidad o pseudonimidad de una figura literaria”{7}