Pedro de Morales
Triunfo de los santos
Barcelona 2021
linkgua-digital.com
Título original: Triunfo de los santos.
© 2021, Red ediciones S.L.
e-mail: info@linkgua.com
Diseño de cubierta: Michel Mallard
ISBN rústica: 978-84-9816-546-3.
ISBN ebook: 978-84-9953-475-6.
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Sumario
Créditos 4
Presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Prólogo 9
Jornada primera 13
Escena I 13
Escena II 20
Escena III 28
Jornada segunda 37
Escena I 37
Escena II 45
Escena III 51
Jornada tercera 59
Escena I 59
Escena II 64
Escena III 75
Jornada cuarta 81
Escena I 81
Escena II 86
Escena III 90
Jornada quinta y última 101
Escena I 101
Escena II 106
Escena última 114
Libros a la carta 127
Pedro de Morales ejerció como abogado en Madrid y en Granada antes de entrar en la Compañía de Jesús en 1570. Poco después partió a la Nueva España con la expedición que incluía a Pedro de Hortigosa para «leer las artes y teología» en el Colegio de San Pedro y San Pablo.
Morales trabajó luego como calificador e inquisidor del Santo Oficio y como consultor en el Tercer Concilio Mexicano en 1585.
Vale destacar que en el Virreinato de México la práctica teatral tuvo para la Compañía de Jesús una finalidad «catequística». En los tiempos de Pedro de Morales, el drama religioso era un elemento clave en la labor educativa de la Compañía. Y según prescribía Ignacio de Loyola se debía de hacer más ameno e interesante el magisterio con la realización de actividades como la rima de versos o la práctica de diálogos recitados.
En que se representa la persecución de Diocleciano y la prosperidad que se siguió con el imperio de Constantino.
La Caridad, que es siempre agradecida
y nunca un solo punto estuvo ociosa,
fuerza a salir en algo de medida
en fiesta tan solemne y tan dichosa;
y, agradeciendo el don de la venida
de las reliquias santas, no reposa
hasta que sus triunfos celebrando
en todos vaya el bien comunicando.
Y para que mejor se entienda y vea
la gloria que a los santos es debida, 10
cuéntanse las hazañas y pelea
con que ha sido por ellos merecida;
y pues que Dios se ensalza y se recrea
en ver que por su amor dieron la vida,
quien a los santos ama será justo,
oiga con atención, silencio y gusto.
Y aunque de todos géneros y estados
de cuerpos santos Dios ha concedido
a México los huesos consagrados,
no puede ser de todos referido 20
el modo con que fueron coronados,
y así entre todos hemos escogido
los mártires sagrados, cuya historia
causa a los cuerpos santos suma gloria.
Es la tragedia, historia muy sabida,
de la persecución y torbellino
con que por Diocleciano combatida
la Iglesia fue, y después por Constantino
a suma paz y bien restituida.
Mostrándose mayor favor divino 30
a la sazón, que por juicio humano
parece estaba lejos de su mano.
La Iglesia, de virtudes adornada,
estaba en su reposo muy contenta,
pensando ser la lluvia ya pasada;
y entonces se levanta más tormenta,
que la Gentilidad acompañada
de Idolatría y Crueldad cruenta,
venciendo el pecho de Diocleciano,
hacen que en perseguirnos ponga mano. 40
Viendo la tempestad que se movía,
san Pedro, san Gorgonio y Doroteo
(que eran en el palacio de valía)
proponen al martirio su deseo.
Publica el César su cruel porfía
con edicto y pregón horrendo y feo.
Cromacio en Asia a perseguir la gente
se parte, y Daciano al occidente.
Hace la Iglesia digno sentimiento
en tiempo de peligro y pena tanta. 50
Las Virtudes le dan divino aliento
con que el deseo al padecer levanta.
Un caballero, con ilustre intento,
llamado Juan, movido de ira santa
en la corte, con ánimo valiente,
los edictos rompió públicamente.
Siendo por esto preso y afligido
y ante el emperador atormentado,
al fin no pudo un punto ser movido.
Pedro, al sacro martirio aficionado 60
publica ser cristiano y haber sido
con Doroteo y Gorgonio acompañado,
y dando por su fe razones fuertes,
fueron a padecer dichosas muertes.
Procura el César que en ninguna vía
se dé a los cuerpos santos sepultura,
pero la Iglesia, como madre pía,
con grande pompa dársela procura.
Supo el emperador que no podía
vencer la fe conforme a su locura, 70
y de rabia y furor dejó el estado,
y murió duramente atormentado.
Sucede en el imperio Constantino,
a quien la Santa Cruz por estandarte
fue dada; y con aquel favor divino
venció a Magencio el venturoso Marte.
Después, estando ya al morir vecino,
sin ser para sanarle el mundo parte,
llamó a Silvestre del monte Sorano,
y siendo bautizado quedó sano. 80
Reconociendo pues el beneficio
tan raro, tan precioso y soberano
para hacer a Dios algún servicio,
entronizó a Silvestre por su mano.
Restituyó el divino sacrificio
y tanto ennobleció el pueblo cristiano
que con razón la Iglesia, de afligida,
quedó triunfante y muy engrandecida.
Hizo buscar los huesos consagrados
que la persecución había escondido; 90
y siendo dignamente venerados,
les dio templos y culto enriquecido.
Siendo pues nuestros bienes restaurados
en estado cual nunca habían tenido,
vuélvese la tragedia de dolores
en cánticos divinos y loores.
Triunfa finalmente con grandeza
de la Gentilidad la Iglesia Santa;
de Idolatría, Fe con gran firmeza;
y de la Crueldad que al mundo espanta 100
la divina Esperanza sin flaqueza,
que puso al duro golpe la garganta;
y al fin la Caridad que a todas ellas
concede silla sobre las estrellas.
Y dada brevemente desto cuenta,
pido atención devota, pues la pide
la grave historia que se representa.
Y quien con la flaqueza nuestra mide
la empresa grande, ve que sin afrenta
el saber de alcanzarla se despide; 110
pero en hecho tan arduo y tan debido
es gloria acometiendo ser vencido.