Ciudadanía en 3D:

Democracia Digital Deliberativa
Un análisis exploratorio

 

 

Ciudadanía en 3D:

Democracia Digital Deliberativa
Un análisis exploratorio

 

 

 

Irene Ramos Vielba y

Eva Campos Domínguez

(Coordinadoras)

 

 

 

 

 

 

 

 


 

Diseño de la cubierta: Elena Ojeda, Fundación ideas

 

Coordinadoras: Irene Ramos Vielba y Eva Campos Domínguez

 

Primera edición en rústica: julio de 2012

Primera edición en e-book: octubre de 2012

Edición en ePub: febrero de 2013

 

© Fundación Ideas, 2012

© De los textos, los autores, 2012

Fuster Morell, 2011 ccBy-NC-ND 3.0

 

Descripción: Pages from Ciudadanía en 3D.jpg

Fundación Ideas para el Progreso

 

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ISBN: 978-84-350-4599-5

 

Depósito legal: B. 28414-2012

 

 

 

 

 

 

 

 

 

The social and political dimensions of

communication innovations have always

matured more slowly than the technology itself.

 

(Hindman, 2009)

PRÓLOGO

 

 

Pippa Norris
Harvard University y
University of Sydney

 

 

 

El auge de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha estimulado un acalorado debate sobre las consecuencias de este fenómeno en las relaciones globales entre países, en los cambios transformacionales de la sociedad, y también en la democracia y la democratización. El objetivo de esta obra es contribuir a comprender hasta qué punto las nuevas TIC tienen el potencial de fomentar la participación deliberativa y el compromiso cívico, y cuáles son las barreras que debe superar este proceso.

El debate sobre todas estas cuestiones ha evolucionado en una serie de etapas, en respuesta, en parte, a los cambios tecnológicos de los inicios del correo electrónico y las redes. El nacimiento de la comunicación en red a través de ordenadores se remonta a ARPANET, en 1969, una red experimental de cuatro ordenadores, creada por la Advanced Research Projects Agency (ARPA) del Departamento de Defensa de Estados Unidos, con el fin de desarrollar un modo de comunicación seguro a través de múltiples destinos en caso de guerra nuclear. La información se desagregaba en «paquetes» que se transmitían posteriormente a través de varias rutas dispersas: si un enlace no estaba disponible, la información se dirigía a través de rutas alternativas antes de que los paquetes volvieran a agruparse al llegar a su destino. En los años setenta, las redes de comunicación dispersas extendieron el correo electrónico entre comunidades selectivas de científicos y especialistas académicos en centros de investigación y universidades de élite. En 1971, ARPANET conectaba una veintena de ordenadores («servidores») en 15 emplazamientos, entre los que se encontraban el MIT y Harvard, y una década después había más de 312 servidores conectados en red. Este proceso se aceleró en 1986 con el desarrollo por parte de la National Science Foundation de una red troncal de alta velocidad para conectar ciencia e ingeniería aunque, aparte del correo electrónico, seguía siendo un ámbito exclusivo de «frikis». Los datos seguían entregándose normalmente en cinta magnética. Además de los círculos universitarios y las instituciones de investigación, los bancos y las empresas adoptaron las nuevas tecnologías para realizar transacciones financieras.

Internet, tal y como lo conocemos hoy en día, surgió cuando, en 1989, Tim Berners-Lee, del CERN de Ginebra, inventó la World Wide Web y un lenguaje hipertextual para compartir información a escala mundial, y con el posterior lanzamiento, en 1991, del primer software cliente buscador para acceder a materiales de internet. Unos veinte países estaban conectados a la red, principalmente en América del Norte y Europa Occidental. El avance tecnológico decisivo se produjo en 1993, cuando el Center for Supercomputing Applications lanzó Mosaic, el primer buscador navegador gráfico para la web, disponible primero para sistemas Unix y posteriormente para Microsoft Windows y Apple Macintosh. Con Mosaic ya no era necesario tener conocimientos técnicos para acceder a la web, aparte de la capacidad de hacer clic con el ratón. En octubre de 1994, Netscape Communications lanzó el navegador Netscape Navigator, basado en la tecnología Mosaic y gratuito. Once meses después, Microsoft siguió la tendencia, con el lanzamiento, en agosto de 1995, de internet Explorer, integrado en Windows 95. Las redes originales de científicos de élite en universidades occidentales se ampliaron rápidamente, generalizándose en las sociedades postindustriales antes de extenderse al resto del mundo. El cambio radical que se ha producido en los últimos años se basa en las comunicaciones interactivas deconstruidas a las que se accede a través de múltiples plataformas y dispositivos, y que permiten que teléfonos móviles, ipads y netbooks conecten a los usuarios con las redes sociales.

¿Pero qué impacto han tenido estos fenómenos en el ámbito público? Hay interpretaciones para todos los gustos. Para algunos, las nuevas TIC tienen la capacidad no solo de conectar campañas electorales, partidos, Gobiernos y organizaciones de las sociedad civil en democracias consolidadas, sino también de instigar y activar movimientos revolucionarios y transiciones políticas, como bien ilustran las revueltas en los países árabes. Los escépticos sostienen, sin embargo, que, más allá de las redes de activistas políticos, el papel de las TIC sigue siendo limitado. El mundo digital permite, a quienes están interesados, explotar abundantes recursos conectados y comunicaciones interactivas sobre asuntos públicos. Para los apáticos, por otra parte, el mundo digital permite un escape a infinitas distracciones de ocio.

El debate en torno a estas cuestiones no es nuevo. Lamentablemente, para separar los hechos del espejismo sobre el impacto de las nuevas TIC, cada vez es más difícil establecer evidencias con cierta seguridad, debido, entre otras cosas, a la creciente fragmentación de las plataformas y canales de los medios. Los primeros estudios en materia de comunicación se centraban en las comunicaciones personales, como las conversaciones de persona a persona, las llamadas telefónicas, las discusiones individuales entre familiares y amigos, e interacciones cara a cara, así como en los medios de comunicación de masas, incluyendo medios tradicionales con un emisor y varios receptores como los periódicos, la radio y la televisión.

Los «medios sociales» en línea permiten, en cambio, a ciudadanos individuales comunicarse interactivamente con diversas redes, pasando por encima de las funciones de los medios de comunicación de masas, concebidos para un público a gran escala, y los medios personales, concebidos para comunicaciones individuales. Las marcas de proyección mundial Facebook, Twitter y Youtube, y sus equivalentes locales, son claros ejemplos de las plataformas de redes sociales más populares, y reflejan la faceta pública de los medios sociales. La información y las noticias también se difunden a través de los canales de los medios sociales de manera todavía más generalizada y menos estructurada mediante una mezcla de blogs en línea, sitios web, crowdsourcing, sistemas para compartir fotos y mensajes de texto, transmitidos a través de teléfonos móviles, ordenadores portátiles, netbooks y tabletas, que alimentan las plataformas agregadas.

Antes del auge de los medios sociales, a pesar de que siempre podía producirse un solapamiento (como las cartas a los periódicos, programas de radio con llamadas o discusiones sobre programas de televisión), a los analistas les resultaba normalmente más fácil distinguir la fuente original, el canal principal de comunicación y los receptores de los flujos de información. En el entorno contemporáneo de la comunicación, sin embargo, la multiplataforma interactiva genera una mezcla en la que la información se mueve en múltiples direcciones y las fronteras tradicionales se solapan y desaparecen; por ejemplo, los periódicos publican en tiempo real blogs y los comentarios de los lectores, los videos de YouTube aparecen en BBC World News, los tweets proporcionan noticias actualizadas para los niche topics, y los amigos comparten comentarios y enlaces con blogs y fuentes de medios mayoritarios a través de las redes, como Facebook. Las nuevas técnicas de extracción de «Grandes Datos» todavía están evolucionando para entender la plétora de mensajes digitales, tweets, vídeos cargados en la web y blogs en las comunicaciones sociales en línea, pero los especialistas todavía están desarrollando métodos fiables y sólidos para medir los complejos patrones de la interacción social.

Esta obra aporta nuevas perspectivas para la comprensión del complejo mundo de las TIC, centrándose en el estado actual de la democracia digital y en los retos y las oportunidades que este fenómeno entraña para la deliberación y la participación.

 

 

 

 

 

 

 

PARTE A

CONTRIBUCIONES
AL ANÁLISIS ACADÉMICO

1. El desafío deliberativo,

ERNESTO GANUZA

 

Instituto de Estudios Sociales Avanzados,
Consejo Superior de Investigaciones Científicas

 

 

 

Resumen: La teoría política ha registrado, en los últimos años, un punto de inflexión que ha dado forma al enfoque normativo de cuál debe ser el orden social basado en la integración de diferentes posiciones sobre cuestiones morales y pragmáticas. Considerando el diagnóstico del mal augurio de Weber, la teoría deliberativa puede ser el intento más razonable para buscar un principio político de convivencia que respete los puntos de vista plurales y la creciente importancia de la autonomía individual. El objetivo de este capítulo es mostrar la importancia de la teoría deliberativa a través del tiempo con el fin de contextualizar la acumulación de los textos académicos dedicados a ella, así como su creciente importancia actual para la teoría política. A partir de ahí, el capítulo ofrece una visión general de las principales tendencias existentes y proporciona detalles sobre sus diferencias y matices. El capítulo concluye con los desafíos que plantea la teoría deliberativa que se asocian a su capacidad para vincular los principios normativos en un debate pragmático a través de los principales progresos realizados en la investigación empírica comparativa.