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Por qué la naturaleza siempre ha despertado la curiosidad de los humanos. – El saludo que se debe dar desde la mañana a toda la creación. – El sol: luz, calor y vida. – Microcosmos y macrocosmos: el hombre en el universo. – Abrirse a la vida de la naturaleza. – El cuerpo humano: un libro cuyos caracteres son dados por los cuatro elementos. – A la salida del sol. – Vivir es establecer vínculos con todo lo que existe. – La atención mantiene y enriquece nuestra vida. – El amor: una quintaesencia que llena el espacio. – Nuestro pensamiento es un imán. – El árbol que saludamos al pasar. – Los desórdenes que los humanos crean en la naturaleza. – Como el agua, el amor transforma nuestros desiertos interiores en tierras fértiles. – Nuestra mano, una entidad viva. – Para atravesar el bosque de la existencia. – Alimentarse no significa comer. – Nuestras deudas con la naturaleza. – Abrir nuestras puertas a los rayos del sol. – Del dinosaurio al pájaro. – El aire mantiene en nosotros el fuego de la vida. – Las asperezas con las que ascendemos. – Luz y oscuridad: una alternancia que es la ley de la vida. – El calor y el frío: el amor y la sabiduría; el corazón y el intelecto. – Qué vida vivimos, una pregunta a formularse. – En el universo como en nosotros, el espíritu necesita la materia para crear. – Abrirse al lenguaje de la naturaleza. – Del caos a la armonía: la ley de la creación. – Todos los habitantes de la naturaleza nos hacen señales. – Los tesoros que nos llevaremos al otro mundo. – La vida: una forma de combustión. – Las consecuencias de la matanza de animales. – Las semillas que rápidamente dan flores no siempre son las mejores. – Los cinco sentidos, jerarquía e influencias recíprocas. – La tierra, una hija del sol. – El cuerpo humano: una reproducción del edificio cósmico. – Las gotas de lluvia, una analogía con el destino de las almas humanas. – De un reino a otro, las mismas funciones son desempeñadas por diferentes órganos. – Puertas y ventanas que deben abrirse y cerrarse. – Alas a desplegar. – Nuestros puntos de vista deben ser confirmados por la naturaleza. – Movimiento, calor, luz: acción, sentimiento, pensamiento. – El injerto, una operación que podemos realizar también en nosotros. – Las cargas que no pesan pero que nos levantan. – La sangre portadora de vida. – La felicidad o el arte de acomodar los acontecimientos. – Los números, entidades vivas. – El agua y sus poderes absorbentes. – La unión del sol y de la tierra. – Los pies y la cabeza: la tierra y el cielo. – El reciclaje, un arte que nos enseña la naturaleza. – El río, desde su nacimiento hasta su desembocadura. – Los cuatro elementos: nuestra comida diaria. – Caminar sobre nuestras dos piernas. – La vida espiritual: una ciencia de la economía. – Las diferentes funciones del árbol se encuentran en nosotros. – Leer y escribir en todas las regiones del universo. – La tierra y su capacidad de transformar los residuos. – Como los árboles, nuestras raíces son indispensables para nuestra vida. – Haced nacer la primavera en vosotros y seréis amados. – Los núcleos a enterrar. – Luna creciente o decreciente, su influencia en nuestras actividades. – Los animales, el enigma de su presencia. – Obedecer el orden universal. – La madera que arde nos comunica las energías del sol. – Una mano lleva toda la creación inscrita en ella. – Hay un doble de cada uno de nuestros actos. – Para qué la vida del universo se revela a nosotros. – Radiaciones, emanaciones, vibraciones: los movimientos del intelecto, del corazón y de la voluntad. – El tibio hace que todo sea indeciso. – Los cuatro elementos forman parte de nuestra vida más íntima. – Semillas para sembrar en nuestra alma. – Nuestras manos y nuestros pies son antenas. – Y otros...

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-1986), filósofo y pedagogo francés de origen búlgaro, llegó a Francia en 1937. Aunque su obra aborda los múltiples aspectos de la ciencia iniciática, él precisa : " A través de mi enseñanza, deseo daros nociones esenciales sobre el ser humano: cómo está construido, sus relaciones con la naturaleza, los intercambios que debe hacer con los demás y con el universo, con el fin de beber de las fuentes de la vida divina…".